Anclados en el pasado

La historia se repite. Con Lole y Manuel casi siempre ocurre lo mismo. Es un cantar a?o tras a?o los viejos ¨¦xitos, los t¨ªtulos que de alguna manera tienen asegurado el favor del p¨²blico: Dime, Al alba por alegr¨ªas, Romero verde, Almutamid, Todo es de color, Nuevo d¨ªa... A?¨¢dase esa cancioncilla en ¨¢rabe que Lole canta siempre, la baladahomil¨ªa proselitista que no nos perdona y las buler¨ªas de Manuel y tenemos, m¨¢s o menos, el concierto de todos los d¨ªas y de todos los a?os.Esto nos hace pensar que la pareja puede haber agotado su propia f¨®rmula y que por ah¨ª ya no les queda mucho camino que andar. ?Hasta cu¨¢ndo van a seguir mir¨¢ndose el ombligo y dando a las audiencias lo mismo? Es cierto que tienen un p¨²blico muy fiel, y la noche que comentamos, en el centro municipal del Conde Duque, en el algunos sectores se mostraron particularmente ruidosos pidiendo las propinas, ?pero es suficiente eso?

El tiempo no perdona, y ello se hace particularmente sensible en las letras de muchas de las canciones de Lole y Manuel, que si ya en su momento eran de un lirismo blando y dulz¨®n, hoy llegan a empalagar con tanta mariposa y tanta estrella, tanta flor y tanta luna, tanto romero verde, tanta agua que canta... Los tiempos no est¨¢n, ciertamente, para estampitas amables ni cuentos de colores, que hoy nos suenan trasnochados.

Por lo dem¨¢s, Lole y Manuel esto lo hacen con calidad, de lo contrario nunca habr¨ªan logrado una aceptaci¨®n importante como la que han tenido. Lole tiene una voz muy agradable y que ella sabe utilizar con excelente t¨¦cnica, aunque no siempre le responde con la plenitud de sus buenos momentos.

En la actuaci¨®n del s¨¢bado, comenz¨® irregular, con alg¨²n problema, pero despu¨¦s se fue arriba y redonde¨® una actuaci¨®n correcta, secundada por el adecuado acompa?amiento de la guitarra de Manuel.