La ocurrencia
LA OCURRENCIA de Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra de convocar un refer¨¦ndum en Extremadura sobre el nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica que se propone desde la mayor¨ªa gubernamental no constituye ¨²nicamente una insensatez sin consecuencias. Es una piedra m¨¢s que se lanza al estanque siempre ondulante del Estado de las autonom¨ªas. De inmediato ha sido rechazada por las m¨¢ximas instancias de su propio partido, el PSOE, incluido su secretario general, Felipe Gonz¨¢lez.Del nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica se van conociendo algunos detalles, a no ser que se trate, una vez m¨¢s, de globos sonda. Habr¨¢ que esperar a una propuesta formada y formal antes de emitir sobre ¨¦l una opini¨®n en profundidad, especialmente respecto a los mecanismos compensatorios entre regiones que contempla. Pero la cesi¨®n general de un 30% del IRPF a las comunidades aut¨®nomas se sit¨²a en la estela del 15% puesto en pr¨¢ctica por el anterior Gobierno, socialista, por mucho que hubiera presi¨®n de sus socios catalanes. Rodr¨ªguez Ibarra no lo quiso para la comunidad que ¨¦l preside.
El nuevo sistema, con capacidad normativa para una parte del IRPF, aumentar¨¢ la responsabilidad de los dirigentes pol¨ªticos democr¨¢ticamente elegidos en las comunidades aut¨®nomas no s¨®lo en los gastos en que incurran sus administraciones, sino tambi¨¦n en los ingresos. Puede haber sistemas alternativos de corresponsabilidad, pero no se han propuesto, y la f¨®rmula del 30% -en contra de lo que pretende Rodr¨ªguez Ibarra- la defiende no s¨®lo CiU, sino tambi¨¦n los socialistas en Catalu?a, y otras numerosas comunidades gobernadas por una u otra fuerza pol¨ªtica.
Es deseable que Espa?a se consolide, entre otras dimensiones, como un espacio de solidaridad en la que las diferencias de renta de los habitantes de las diversas regiones tienda a reducirse. Ello redunda en beneficio del yodo y de las partes. Los discursos -nacionalistas o no- que se lanzan desde la insolidaridad no resultan positivos. Son comprensibles las preocupaciones de Rodr¨ªguez Ibarra respecto a Extremadura. Pero tambi¨¦n deber¨ªa el presidente extreme?o empezar a comprender que es demasiado f¨¢cil gobernar desde la responsabilidad del gasto y no del ingreso, aunque se trate de un territorio pobre pese a los progresos realizados gracias a sus esfuerzos y a la solidaridad del resto de Espa?a.
Pero el planteamiento de Rodr¨ªguez Ibarra va m¨¢s lejos. Ya no aborda un problema de redistribuci¨®n permanente desde el centro, sino una suerte. de enfrentamiento entre Extremadura y una Catalu?a personificada. A su modo, es un insolidario. Su ocurrencia tiende a separar m¨¢s que a juntar. Y separar¨ªa a¨²n m¨¢s si tal cuesti¨®n se planteara en un refer¨¦ndum en Extremadura, un refer¨¦ndum en una parte del pa¨ªs sobre una cuesti¨®n que afecta a todas las partes, y m¨¢s a¨²n cuando esa parte lo que pide es, ante todo y leg¨ªtimamente, recibir. En todo caso, el presidente extreme?o parece haber olvidado que la Constituci¨®n pone en manos del Estado la competencia exclusiva en materia de referendos. Cuanto menos uso se haga de ella, mejor.
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