"Nos vamos a matar todos con todos"
Los colombianos temen lo peor ante el creciente desaf¨ªo de la guerrilla y la par¨¢lisis pol¨ªtica
"Estamos hablando desde hace tiempo de gripe, cuando lo que tiene el pa¨ªs es c¨¢ncer; hablamos de alteraci¨®n del orden p¨²blico, cuando lo que vive el pa¨ªs es una guerra". Esto, dicho por un periodista radiof¨®nico, parece resumir el sentir colombiano tras m¨¢s de 10 d¨ªas en los que la guerrilla ha tenido bajo su control a m¨¢s de medio pa¨ªs. En el sur, en los l¨ªmites de las provincias del Caquet¨¢ y Putumayo el Ej¨¦rcito vivi¨®, seg¨²n los expertos, la peor derrota de toda su historia: 27 muertos y 70 soldados capturados fue el saldo de la toma al puesto militar de las Delicias. El drama a¨²n no ha terminado. Los familiares de los soldados no saben a¨²n si los cuerpos que enterraron son los de sus hijos o si est¨¢n todav¨ªa vivos y forman parte de la lista de rehenes. Para los analistas est¨¢ claro que con el tira y afloja para entregar a sus "presos de guerra", las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) buscan protegerse y hace un show que las muestre ante el mundo como una fuerza beligerante.?Qu¨¦ pretende la guerrilla con la feroz ofensiva que ha llegado incluso a las mismas puertas de Bogot¨¢? Seg¨²n el sacerdote jesuita e investigador Francisco De Roux, consultado por EL PA?S, la insurrecci¨®n quiere enviar tres mensajes: 1. "No estamos derrotados como se quiere hacer creer; aqu¨ª estamos y somos fuertes" (seg¨²n un informe oficial, la guerrilla multiplic¨® por 10 el n¨²mero de sus frentes, hasta llegar a 105. El n¨²mero de hombres alzados en armas son 10.000). 2. "Tenemos intereses pol¨ªticos serios; no somos simples bandidos movidos por el dinero" (el Ej¨¦rcito insiste en tratarlos como narcoguerrilleros). 3. "Apoyamos las marchas de los cocaleros, campesinos v¨ªctimas de una falta de reforma agraria en el pa¨ªs, y no aceptamos arreglos que no vayan al fondo del problema". Seg¨²n De Roux, lo que ocurre hoy no es m¨¢s que la acumulaci¨®n de gigantescos problemas, de "din¨¢micas perversas" que han operado en Colombia: corrupci¨®n pol¨ªtica, expansi¨®n del narcotr¨¢fico, expulsi¨®n de campesinos de sus tierras, militarizaci¨®n contra quienes se oponen al r¨¦gimen. "Todo esto unido da como resultado que en Colombia, desde 1990, se registren 100 asesinatos diarios; de ¨¦sos, el 99% quedan impunes".
?Se est¨¢ perdiendo la guerra? Es una pregunta muy extendida. "La guerrilla ha avanzado a costa de los errores militares del Ej¨¦rcito y pol¨ªticos del Gobierno", dice la revista Semana. Y a?ade que los ¨²ltimos hechos han mostrado claramente que el poder civil va por un lado y el militar por otro. "Este divorcio", concluyen, "la creciente debilidad pol¨ªtica del Gobierno para manejar la crisis y la incapacidad del Ej¨¦rcito para entender la nueva estrategia de la guerrilla es lo que han aprovechado las FARC para ganar terreno en lo pol¨ªtico y en lo militar".
Jaime Zuluaga, investigador de la Universidad Nacional, consultado por el diario El Tiempo, considera que si las Fuerzas Armadas buscan ¨¦xito frente a la poblaci¨®n civil, deben plantear un reenfoque en derechos humanos. "En los ¨²ltimos a?os al Ej¨¦rcito le ha hecho mucho da?o lo que se conoce como la guerra sucia y la expansi¨®n de los paramilitares". Y este tema, el del maridaje Ej¨¦rcito -paramilitares, es una olla podrida que ahora empieza a destaparse. Alonso de Jes¨²s Vaquero El negro VIadimir -un ex jefe paramilitar hoy en prisi¨®n- decidi¨® hablar. Ha hablado de los 800 cr¨ªmenes pol¨ªticos que cometi¨® al lado de dirigentes liberales, generales del Ej¨¦rcito y narcotraficantes.
?Enfrentamiento total o di¨¢logo? Es otro interrogante de hoy. En el Congreso se estudian un paquete de medidas, presentadas como herramientas para lograr una estrategia "de guerra integral contra la guerrilla". Entre ellas est¨¢ el dejar s¨®lo en manos de la justicia penal militar el juicio a los militares y el arresto, hasta de siete d¨ªas, de sospechosos de perturbaci¨®n del orden.
"La posibilidad que uno quisiera es el di¨¢logo", dice Ricardo Vargas, del Centro de Investigaci¨®n Popular Cinep. "Creo que la guerrilla tiene posibilidades de responder tanto al di¨¢logo como a la guerra. Si se escoge lo primero, es un buen momento para ellos por la fragilidad del Gobierno y su desprestigio intemacional". Si la respuesta es violenta, Vargas no cree que el Estado -ni con una gran inyecci¨®n de dinero ni con una nueva legislaci¨®n- pueda ganar. "En este caso el coste para el pa¨ªs ser¨¢ muy alto: la guerra total. Y este pesimismo, este ver el futuro negro, es un temor que expresan amas de casa, pol¨ªticos, analistas, taxistas: "Nos vamos a matar todos contra todos", es lo que piensan muchos.
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