Ejecuci¨®n sumaria

JOS? MAR?A Aznar ha efectuado la ejecuci¨®n sumaria de quien hab¨ªa sido su hombre de confianza en Catalu?a, Aleix Vidal-Quadras, sin despeinarse ni ofrecer explicaci¨®n p¨²blica. Durante seis a?os, desde que le situara en la presidencia regional del PP para imprimir un giro m¨¢s radical a su oposici¨®n a Pujol, Vidal-Quadras ha cumplido celosamente el encargo, aupando as¨ª a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en su camino hacia La Moncloa.Es un viejo axioma que ning¨²n partido de implantaci¨®n en toda Espa?a puede llegar al Gobierno sin un m¨ªnimo z¨®calo electoral en una autonom¨ªa de tanto peso pol¨ªtico y demogr¨¢fico como Catalu?a. El golpe de mano de Aznar contra los anteriores dirigentes populares, arrumbados de un plumazo desde la direcci¨®n a pesar de que contaban con mayor¨ªa, permiti¨® al PP su objetivo de alcanzar el Gobierno, aunque fuera con una precaria mayor¨ªa. Situado ya en La Moncloa gracias a la alianza con los nacionalistas, Vidal-Quadras no tan s¨®lo es prescindible, sino que se convirti¨® en un engorro cuya sola presencia denuncia el oportunismo de los giros del PP en Catalu?a, ahora tan cercano a los nacionalistas, anta?o tan cr¨ªtico.

El tratamiento de la disidencia de Vidal-Quadras, a quien se ha limitado a escuchar en su ¨²ltimo alegato ante la reuni¨®n ejecutiva como si fuera un reo ante sus jueces, no afecta ¨²nicamente a las convicciones del PP respecto al modelo de Estado y a los nacionalismos, sino que ilustra la fortaleza general de sus convicciones. Este camino de ida y vuelta lo ha recorrido tambi¨¦n en cuestiones como los papeles del Cesid y el caso GAL, los compromisos del Tratado de Maastricht, el borrador de la Ley de Secretos Oficiales, el futuro de las empresas p¨²blicas y el plan de privatizaciones, el papel de la televisi¨®n p¨²blica. En muchos casos la rectificaci¨®n ha sido para bien, pero no parece el mejor procedimiento para generar confianza.

El caso Vidal-Quadras y muchos otros que nos ocupan estos d¨ªas demuestran que los grandes temas que articularon durante dos legislaturas la oposici¨®n a Felipe Gonz¨¢lez eran meros escabeles donde auparse. El coordinador general del PP, ?ngel Acebes, lo explic¨® muy bien en la reuni¨®n de la ejecutiva del PP, al se?alar que no ha habido cambio de posiciones pol¨ªticas, sino meramente de posici¨®n: desde la oposici¨®n al Gobierno. As¨ª entiende el PP que hab¨ªa que hacer oposici¨®n -utilizando cuanto estaba en su mano para alcanzar el poder- y con id¨¦nticos modos entiende que hay que gobernar.

Estos modos pol¨ªticos no, son exclusivos del partido en el Gobierno, aunque la biso?ez de sus actuales dirigentes y la precariedad de su mayor¨ªa, lejos de matizar los vicios partidistas, parecen haberlos agudizado. Fue Gonz¨¢lez quien dej¨® dicha la frase de que "quien me echa un pulso lo pierde", y Alfonso Guerra quien enriqueci¨® el refranero pol¨ªtico con aquello de que "quien se mueve no sale en la foto". Pero Aznar, con su puntilloso encastillamiento en la jefatura personal, y Alvarez Cascos, con sus advertencias amenazadoras, han conseguido en poco tiempo grados de excelencia en materia de disciplina, culto al jefe y autoritarismo de partido.

No son ciertamente ejemplares las descalificaciones que ha sufrido Vidal-Quadras por parte de los nacionalistas, pero todas ellas se dirigen en realidad a quien le nombr¨® por razones t¨¢cticas. Si fuera verdad que el dirigente defenestrado, con su oposici¨®n a la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica y su descalificaci¨®n del nacionalismo, jug¨® con la convivencia en Catalu?a -cosa dudosa-, es mucho m¨¢s grave abrir esta brecha por razones meramente oportunistas que hacerlo por convicciones intelectuales y pol¨ªticas.