A?o cero
?Qu¨¦ pensar¨ªan las gentes de bien que supone construir una naci¨®n??Hechuras ¨¢ticas?
?Heroico coraz¨®n que a un tiempo empu?a el fierro y el verso?
Soy un gran admirador de Umberto Bossi y su Padania a punto de ser: ha hecho posible que los hombres del fin de siglo asistamos en vivo al nacimiento de una naci¨®n.
Y del arancel: cobrar¨¢ a las televisiones que retransmitan el acto del 15. Primero el bandido, luego los poetas -el bandidaje est¨¦tico- e inmediatamente el arancel: ¨¦se es el proceso.
No me hubiera querido morir sin esto.
Las gentes de bien se rasgan las vestiduras: "?Payaso!", le espetan al demagogo.
"?Payasada!", a su Padania.
S¨®lo el tiempo convierte a los demagogos en trovadores.
O las puercas aguas del Po en un para¨ªso amni¨®tico.
Comprendo que para los patriotas es un asunto repugnante este asunto.
Demasiado crudo.
Sus patrias exigen un horneado lento, como el jabal¨ª.
0 como las novelas: que exigen que su arquitectura, su funcionamiento intestinal, no pueda verse, a riesgo de resultar indigeribles.
El ¨²nico argumento s¨®lido del nacimiento padano: "Somos m¨¢s ricos y fuertes y nobles que esa pobre gentuza del otro lado de la raya: en modo alguno queremos compartir su suerte".
Bien: es el ¨²nico argumento siempre.
En su variante religiosa: no queremos para nosotros la horrorosa suerte que Dios prev¨¦ para el infiel.
La patria, como la fortuna, siempre tiene un origen agusanado.
Loa a Bossi, que el d¨ªa 15 nos permitir¨¢ asistir con emoci¨®n al nacimiento de un gusano.
Sin pasado.
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