De las Cuevas, el misterioso farolillo
., Armand de las Cuevas dice que vive en Navarra. Se rumorea que tiene una casa en Alsasua, pero a quien le quiera localizar fuera de las carreras les remite simplemente al apartado postal de Dominique Arnaud, otro franc¨¦s que fue compa?ero de equipo en el Banesto. Hablando con ¨¦l no se sabe si busca el misterio porque lo ama, o los hechos novelescos son los que le persiguen y no le dejan vivir en paz. De todas formas, ¨¦l se niega a hablar de los momentos oscuros que le han dado fama desde que apareci¨®, tambi¨¦n misteriosamente, en el Banesto en 1989. De sus enfrentamientos con su padre, de su afici¨®n al boxeo, de sus desapariciones repentinas, de su ruptura con el Banesto a mediados de 1993, del esc¨¢ndalo en una aduana suiza el invierno pasado y de su fichaje sorpresa en el peque?o Petit Casino ya comenzada la temporada actual y despu¨¦s de ofrecerse infructuosamente a diferentes equipos. Tambi¨¦n su participaci¨®n en la Vuelta ser¨ªa misteriosa -nadie sabr¨ªa de su existencia- si no fuera porque los curiosos que lo primero que miran en la clasificaci¨®n es el ¨²ltimo de la general se toparon con su nombre hace un par de d¨ªas. "La Vuelta es tan buena que hasta el farolillo rojo es un corredor bueno", dijo alg¨²n optimista. A los realistas amantes del buen ciclismo, sin embargo, les entr¨® una profunda tristeza.
Pero a ¨¦l, no tanto. "No pasa nada porque est¨¦ el ¨²ltimo", dice, con su mirada triste siempre dirigida hacia el suelo. "He estado enfermo los d¨ªas anteriores, apenas me he entrenado y es l¨®gico que ande mal y que haya estado el ¨²ltimo".
De las Cuevas es el corredor con m¨¢s clase que ha dado el ciclismo franc¨¦s en los ¨²ltimos tiempos. Y a los 28 a?os mira hacia atr¨¢s sin remordimientos. "No deja de ser l¨®gica mi evoluci¨®n, todo lo que sube, baja", dice en plan Arqu¨ªmedes.
Es un De las Cuevas diferente al hura?o tradicional el que responde "es la primera noticia que tengo" cuando se le dice: "Entonces, ?no corre la Vuelta por el pretendido inter¨¦s del Banesto en repescarle?". "Hay que saber distinguir", dice. "Cuando negocio, negocio y cuando corro, corro".
Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri da el toque humano a su oficio. "Me importar¨ªa recuperarle como persona m¨¢s que como corredor", dice el t¨¦cnico que lo acogi¨® cuando ten¨ªa 21 a?os. Recuperarlo significar¨ªa acabar, de una vez, con el misterio del hombre que cuando se impuso en el pr¨®logo del Giro del 94 declar¨®, mir¨¢ndose la maglia rosa: "He visto la luz". Frase que ahora niega categ¨®ricamente: "Me malinterpretaron".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.