EL CUADERNO DE ANDAR POR CASA
El talento no tiene prisa. Un amigo portugu¨¦s ajeno al f¨²tbol profesional le encontr¨® el signo diferencial a Vitor Ba¨ªa: "Nadie recibe los goles con tanta elegancia", me dijo. Cierto. El jugador de talento atraviesa con serenidad cualquier situaci¨®n. Es una seguridad profunda que vence a la presi¨®n y al error. Lo escribir¨¦ invirtiendo la teor¨ªa: cuando vea un jugador de soluciones heroicas que se pasa el partido discutiendo con su propio sistema nervioso, desconf¨ªe. Aunque esa tarde todo le salga bien. El jugador de categor¨ªa vive al acecho, a la espera del momento. Est¨¢ relajado y, de pronto, conecta con la quinta velocidad (mental) para encontrar una soluci¨®n a la medida de la dificultad. Nunca un movimiento en falso ni un gesto inarm¨®nico ni una decisi¨®n c¨®moda: ven m¨¢s all¨¢, eligen los atajos y, entonces s¨ª, usan la t¨¦cnica como herramienta. Piensen en cualquier grande y me dar¨¢n la raz¨®n: Rivaldo, Giovanni, Suker, Romario, Kiko... ninguno tiene prisa.La invasi¨®n del territorio. Cuando Fernando Redondo debe compartir. el lugar del medio centro con un compa?ero tiene un modo gr¨¢fico de quejarse: "Es como si me taparan un ojo". Guardiola tiene una motita en los dos ojos. Pep, br¨²jula en mano, se encarga de descongestionar el juego del Barcelona. Evita los problemas llevando el bal¨®n a los sitios m¨¢s despejados (siempre hay lugares por donde puede pasar un bal¨®n), suavemente, sabiamente, serenamente. Para protegerlo de no se sabe qu¨¦ peligros le ponen un guardaespaldas (Popescu) que siempre anda por el medio y se convierte en un obst¨¢culo m¨¢s. Guardiola asegura la distribuci¨®n y Popescu la consistencia, dicen los sensatos. Yo creo que el Barcelona s¨®lo encontrar¨¢ su estilo cuando elija entre uno de los dos. No es una elecci¨®n menor. Proteger los millones. El f¨²tbol est¨¢ en medio de una grosera contradicci¨®n: se gastan miles de millones en jugadores y se los pone al servicio de ideas represivas. El ¨¢rbitro tiene que, elegir entre los creadores y los destructores; s¨®lo me queda desear que no se conviertan en un enemigo m¨¢s del f¨²tbol que le gusta a la gente. Todo contribuir¨¢ a la fricci¨®n: nadie puede perder y eso provocar¨¢ tensiones tremendas, el pressing es sin¨®nimo de modernidad y eso conduce al choque, a las faltas t¨¢cticas ya se las conoce como faltas inteligentes... Es in¨²til pedir calma a los protagonistas porque en el gui¨®n est¨¢ el matarse por el equipo y todos los derivados. No se trata de mala intenci¨®n. Fresi es un defensor del Inter al que se le ven¨ªa acusando de escaso esp¨ªritu guerrero, en el primer partido del campeonato italiano se present¨® en sociedad rompi¨¦ndole la pierna a Stroppa, delantero del Udinense. ?Se le considerar¨¢ ahora un jugador completo? El agresor declar¨® que no quiso hacerle da?o... C¨¦sar Luis Menotti encontr¨® el s¨ªmil adecuado para estos casos: "Si uno va por la calle a 200 kil¨®metros por hora no significa que quiera matar a nadie. Pero tiene que entender que as¨ª no se puede circular por la v¨ªa p¨²blica porque est¨¢ prohibido y porque, a su pesar, puede matar a alguien". El inspector de tr¨¢fico, el juez y la polic¨ªa de la cancha es el ¨¢rbitro y en su deber est¨¢ el cuidar la salud de la poblaci¨®n y la entrada, cara, que pagan los espectadores.
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