El Parlamento Europeo aprueba por amplia mayor¨ªa la reducci¨®n de la jornada laboral
El Parlamento. Europeo aprob¨® ayer por inmensa mayor¨ªa la propuesta de reducci¨®n de la jornada laboral lanzada por el ex primer ministro socialista franc¨¦s Michel Rocard. Pero para alcanzar el consenso, Rocard acept¨® una enmienda del Partido, Popular (PPE), que retrasar¨¢ la aplicaci¨®n de la medida. La Comisi¨®n anunci¨® la inmediata elaboraci¨®n de un libro verde que profundice la cuesti¨®n. Los parlamentarios espa?oles de IU votaron en contra.
De 375 votos emitidos, la propuesta fue respaldada por 300. Hubo 19 abstenciones y 56 papeletas en contra. Entre ¨¦stas figuraron las de algunos liberales y populares descolgados de su mayor¨ªa ' nacionalistas derechistas y todos los eurodiputados varones espa?oles de Izquierda Unitaria Europea (las mujeres se abstuvieron), mientras sus colegas escandinavos votaban a favor. Quiz¨¢ tem¨ªan a que la reducci¨®n horaria comporte baja salarial, algo que el ponente excluye.La amplia mayor¨ªa se alcanz¨® gracias a que Rocard asumi¨® parte de las enmiendas del PPE. Al final, los democristianos alemanes, los m¨¢s reticentes, cedieron ante las presiones de sus colegas favorables a la idea, como Bartho Pronk, porque "como holand¨¦s he visto algunas cosas positivas" en su aplicaci¨®n nacional. Rocard minimiz¨® la enmienda que diluye el t¨ªtulo, a?adiendo el concepto adaptaci¨®n al de reducci¨®n, "porque es obvio que cuando una empresa reduce la jornada debe tambi¨¦n readaptar todo su horario". Pero ese cambio era para los democristianos un s¨ªmbolo de la "suavizaci¨®n" de la idea y, por tanto, una victoria propia".
El ponente tambi¨¦n reconoci¨® que no pod¨ªa mantener la cifra hoy dedicada al desempleo (350.000 millones de ecus, 56 billones de pesetas) que podr¨ªa reafectarse a financiar la reducci¨®n horaria (compensando las menores cotizaciones sociales y en su caso las menores retribuciones) y la creaci¨®n de empleos, "porque la propuesta s¨®lo podr¨¢ aplicarse si suscita la convicci¨®n intelectual de los interlocutores sociales" y la petici¨®n de que la Comisi¨®n perfile m¨¢s las cifras puede ayudar. Igual explicaci¨®n para la otra gran rebaja: el Parlamento no pide a la Com¨ªsi¨®n que emita ya una "recomendaci¨®n" a Gobiernos y agentes sociales, sino que antes elabore estudios detallados sobre si los efectos de la medida en la creaci¨®n de empleo ser¨¢n "concluyentes".
En realidad, ¨¦ste es el aspecto que m¨¢s diluye temporalmente el alcance de la propuesta. Pero ha servido para que se abra camino, tras acaloradas discusiones. Todos ganan. Los socialistas, porque ven refrendada la propuesta que, aunque deber¨¢ perfilarse, estar¨¢ permanentemente en el candelero, y servir¨¢ de base a sus batallas nacionales. Los populares, porque pueden enorgullecerse de haberle puesto sordina y cautelas, pero al mismo tiempo evitan aparecer ante la opini¨®n como contrarios a una medida en favor del empleo, de cuyos resultados son esc¨¦pticos, pero que a lo mejor funciona.
Doble filo
E la nave va. Al t¨¦rmino del debate, el comisario de Asuntos Sociales, P¨¢draig Flynn anunci¨® la elaboraci¨®n por parte de la Comisi¨®n de un Libro Verde que cuantifique los resultados previsibles -en cuanto a creaci¨®n de empleo- de una pol¨ªtica sistem¨¢tica destinada a reducir la jornada laboral.
Los libros verdes son siempre en Bruselas , un expediente de doble filo. Por un lado constituyen un manido recurso para aparcar un tema candente pero pol¨ªticamente dif¨ªcil. Por otro, pueden dar la armaz¨®n doctrinal a una nueva pol¨ªtica.
Ahora. todo depende pues de c¨®mo sea recibida la idea por los interlocutores sociales, de si ¨¦stos presionan o no a favor. Y tambi¨¦n de los pol¨ªticos nacionales. Ayer mismo el ex primer ministro conservador franc¨¦s Eduard Balladur, calificaba de autoritaria" e intervencionista la propuesta. "Se?al de que no se la ha le¨ªdo", saltaba Rocard.
La resoluci¨®n parlamentaria basa toda su expectativa en la voluntariedad de las partes. Las empresas que decidan mantenerse al margen del proceso y no reducir horarios no ver¨¢n aumentadas ni disminuidas sus cotizaciones sociales, a diferencia de las que s¨ª reduzcan jornada, que contar¨¢n con una menor carga social. Es s¨®lo en este aspecto, que exige normativas-marco, aunque sean flexibles, en el que interviene el Estado. Para unos era poco. Para otros, demasiado. Para el grueso, tolerable.
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