Indur¨¢in impotente, deja la Vuelta
Tras su primer abandono no programado en una gran ronda, el navarro mantiene sus dudas sobre el futuro
"No hay que buscarle tres pies al gato". Tirando del refranero, con una sola frase bien dicha, Miguel Indur¨¢in -cinco Tours y dos Giros en su historial- fue capaz de quitar la pompa y esplendor que todos buscaban a uno de los momentos hist¨®ricos de su carrera. El d¨ªa en que se tuvo que bajar de la bicicleta de una gran carrera porque se ve¨ªa incapaz de seguir. "No iba bien, no voy como yo quiero". La decisi¨®n del ciclista navarro, de 32 a?os, cierra la p¨¢gina de una tormenta iniciada cuando a mediados de agosto no quiso callar que corr¨ªa la Vuelta obligado, pero abre todos los interrogantes sobre el futuro de su carrera precisamente el a?o en que por primera vez no pudo con el Tour. "A todos les pasa", dijo. "No siempre salen las cosas como uno quiere".El cuentakil¨®metros de la bicicleta de Miguel Indur¨¢in, apoyada ayer por la tarde en una pared del hotel del. equipo, marcaba 132,5 kil¨®metros, 41,3 kil¨®metros por hora de media, 3h l2m 5s de tiempo de carrera. Son los datos de sus ¨²ltimas pedaladas en la Vuelta. Los que describen con n¨²meros la distancia entre la salida de Oviedo y su hotel en la entrada de Cangas de On¨ªs, al pie de la ascensi¨®n a los Lagos. All¨ª se baj¨® de la bicicleta. Los principales de la etapa ya hab¨ªan pasado por all¨ª hac¨ªa m¨¢s de cinco minutos. Fue entonces, poco antes de las cuatro de la tarde, cuando dijo "nada, eliminado", la frase hist¨®rica del a?o. En la puerta, le esperaban el masajista Manu Arrieta, a quien tuvo que consolar -"no pasa nada, no estoy mal de hospital. No sufras, esto es solo un deporte"- y su director de toda la vida, Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri. "No hablamos nada", dice Ech¨¢varri. "Hay veces en que el silencio dice m¨¢s".
Algunos lo intu¨ªan -Ech¨¢varri, por ejemplo, se hab¨ªa quedado en el hotel en vez de ir hasta meta seg¨²n su costurribre-, pero pocos quer¨ªan creerlo. Su compa?ero Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez, que intent¨® ganar la etapa, no se hab¨ªa enterado de nada y cuando le informaron se qued¨® blanco. "Que llegue este. momento me duele bastante. Miguel no s¨®lo es mi compa?ero, tambi¨¦n es mi ¨ªdolo". S¨®lo lo sab¨ªa su compa?ero de habitaci¨®n, Marino Alonso, el otro gran veterano del Banesto, su fiel escudero en tantos Tours victoriosos. Cuando en las primeras rampas del Fito, el puerto anterior a los Lagos, Indur¨¢in empez¨® a recular a las ¨²ltimas posiciones, Marino se coloc¨® a su lado. Cuando poco despu¨¦s atac¨® Rominger y rompi¨® la carrera, Indur¨¢in se qued¨® m¨¢s atr¨¢s. "Sent¨ªa las piernas como tablas", le dijo a Ech¨¢varri. "En el Fito se me intoxicaron las piernas, no les llegaba el aire". Indur¨¢in arrastraba un fuerte catarro desde hac¨ªa cuatro d¨ªas. Se asfixiaba, no pod¨ªa llenar los pulmones de Ox¨ªgeno. "S¨ª, puede ser que el catarro sea la causa de mi mala forma", dijo luego Indur¨¢in. "No es muy grave, pero tampoco me permite rendir al m¨¢ximo".
Con Marino a su lado, Indur¨¢in vio como le dejaban clavado 50 corredores. Y no era el puerto m¨¢s fuerte del d¨ªa. Entonces tom¨® la decisi¨®n. "No iba bien y le dije a Marino que no me esperara m¨¢s, que se fuera para adelante, que yo plegaba". Coron¨® el puerto a m¨¢s de cuatro minutos de los primeros y se dej¨® caer en el descenso, al lado de Herminio D¨ªaz Zabala, viejo amigo, ahora en el ONCE, hasta que vio su hotel. La Vuelta a la que no quer¨ªa acudir se acab¨® antes de tiempo, y no por la voluntad de un hombre que cuando compite en serio s¨®lo quiere disponer de todas sus facultades, s¨®lo quiere estar seguro de, seg¨²n su tradicional dicho, "disputar a tope". "Miguel me dijo la semana anterior: 'no voy a ir con la intenci¨®n de abandonar" , cuenta Ech¨¢varri. "Si hubiera decidido abandonar antes de la etapa, no habr¨ªa salido y montado todo este espect¨¢culo. Yo pod¨ªa haber haber seguido en la Vuelta", a?ade Indur¨¢in. "Pero estar¨ªa por la mitad de la clasificaci¨®n y con fuertes efectos en mi salud. Vi que no pod¨ªa seguir. No hay que darle m¨¢s vueltas al asunto".
Indur¨¢in subi¨® a su habitaci¨®n, se duch¨® y se sent¨® a ver por televisi¨®n junto a Ech¨¢varri la exhibici¨®n de Jalabert y Z¨¹lle en la subida a los Lagos. Como un espectador m¨¢s. Despu¨¦s baj¨® a un saloncito del hotel a atender a la prensa. Otra sesi¨®n de rutina. Pase lo que pase, Indur¨¢in no cambia, el discurso sin pol¨¦micas, es el ¨²nico que le vale. Sentado en un sof¨¢, ante una decena de periodistas, Indur¨¢in ni atiz¨®, ni apag¨® los fuegos que le rodean. El Mundial, el a?o pr¨®ximo, su relaci¨®n con Banesto... a todo dijo que hab¨ªa que esperar".
Primero, descarg¨® la responsabilidad de su equipo en la decisi¨®n de hacerle correr la Vuelta. "Se decidi¨® y ya est¨¢. No hay que darle m¨¢s vueltas. Pero una vez que acept¨¦ correr lo hice con todas las consecuencias". Luego, el a?o pr¨®ximo. "Ya dije a comienzos de temporada que tomar¨ªa la decisi¨®n a finales de a?o. "He pasado un a?o que no ha sido el mejor de mi carrera, aunque empec¨¦ bien y gan¨¦ bastantes prueba, pero hasta el final no decido lo que har¨¦ el pr¨®ximo". Por ¨²ltimo, el Mundial. "No s¨¦, tengo que descansar y recuperar la salud. No tengo nada decidido".
El uno de diciembre es la fecha en la que la rutina de Indur¨¢in se pone en marcha. Ese d¨ªa terminan sus vacaciones y empieza a entrenarse pensando en el siguiente Tour. ?Qu¨¦ pasar¨¢ por su cabeza el 1 de diciembre de 1996? ?Qu¨¦ pesar¨¢ m¨¢s, la cuenta que no para de hacer de las 24 grandes vueltas que lleva disputadas en 13 a?os de profesional, o el deseo, la convicci¨®n de que el sexto Tour puede ser suyo? En las piernas lo tiene, pero la cabeza puede darle otra respuesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.