Los j¨®venes abren la temporada

Los j¨®venes inauguraron la noche del viernes la temporada musical madrile?a. Se trataba de presentar en Madrid a los m¨¢s recientes premios de Juventudes Musicales Espa?olas (JME), entidad que desde hace ya casi medio siglo mantiene con eficacia estas competiciones y encuentros extensivos a todas las especialidades instrumentales. Basta ojear en el programa la larga lista de galardonados para encontrarnos con nombres hoy muy prestigiosos. Lo ser¨¢n, sin tardar, los artistas escuchados anteayer: el pianista Daniel Ligorio (Martorell, Barcelona, 1975) y el flautista Vicent Morell¨® (B¨¦tera, Valencia, 1970).Actuaron ambos con la Sinf¨®nica de RTVE, dirigida por Francesc Llongueres, el nieto de don Joan, que fuera una de las figuras hist¨®ricas de la m¨²sica y la pedagog¨ªa catalanas. Es curioso que nunca, antes de ahora, el joven Llongueres haya dirigido en Madrid, particularidad que podr¨ªa extenderse a otros.

El concierto de JME alcanzaba por la presencia de este director una nueva e importante cuota de inter¨¦s. Demostr¨® firmeza y recto criterio Llongueres al colaborar con los solistas en dos obras dif¨ªciles, como son el Concierto emperador, de Beethoven, y el de flauta, de Carl Nielsen (Dinamarca, 1865-1931), escrito en 1926 y estrenado ese mismo a?o en Par¨ªs.

Es obra atractiva, original, l¨ªrica y relativamente inconformista para su tiempo, y en ella el solista ha de vencer un c¨²mulo de dificultades virtuosistas que en todo momento sirven a la idea musical. Vicent Morell¨® logr¨¦ una versi¨®n excelente: ¨¢gil, comunicativa, bella de sonido y espectacular en ' el dominio de lo t¨¦cnico. Estamos ante un flautista de talla.

No menos digno de elogio result¨® el Concierto en mi bemol, de Beethoven, protagonizado por Daniel Ligorio, un pianista nato y un artista que une al instinto, la reflexi¨®n. Su fraseo, su expresividad incisiva y a la vez mesurada, su riqueza de ataques con la que consigue una continuidad sonora, transparente y coloreada, merecieron grandes ovaciones. Conviene anotar el nombre de Ligorio y seguir la evoluci¨®n, de su carrera.

Tras la buena labor de Llongueres en los dos conciertos, nos dio una fulgurante versi¨®n de Francesca de R¨ªmini, de Chaikovski, en la que los sinf¨®nicos de RTVE acreditaron su conocida prontitud de respuesta junto al calor de su entrega. El director jug¨® bien con los contrastes: gran carga de pasi¨®n frente a remansos de una tensa cantabilidad.