Mam¨¢ en la pantalla
Un nuevo negocio ofrece a los inmigrantes la posibilidad de ver y hablar a su familia por Internet
Una ventana de ordenador del tama?o de un disco compacto es para muchos inmigrantes la ¨²nica v¨ªa de presenciar, en la distancia, c¨®mo crecen y cambian sus hijos. La necesidad que tienen todos los desplazados del mundo de ver a sus seres queridos, aunque sea en una imagen congelada en blanco y negro, es la base de un nuevo negocio nacido este verano en Madrid: la videoconfencia para inmigrantes a trav¨¦s e Internet.La sociedad promotora de esta forma de comunicaci¨®n, que asta ahora s¨®lo utilizaban las empresas con otro sistema distinto, se llama Miquel V¨ªdeo Conferece, SL; y la marca del servicio, que quieren extender en forma de franquicia, se conoce como Vic Telehome.
Por ahora s¨®lo conectan con la Rep¨²blica Dominicana, de ah¨ª que sus dos ¨²nicos locales, abiertos este verano, se encuentren en zonas concurridas por la colonia caribe?a, como Cuatro Caminos -donde regentan un abarrotado locutorio en Topete, 21- y Aravaca. Tienen previsto extender el servicio a Per¨² este mes y a Ecuador y Colombia en octubre.
Trece meses lejos
Carmen Hip¨®lito, de 44 a?os, es una de esas mujeres inmigrantes que, por ahora, no tiene condiciones econ¨®micas, aunque s¨ª legales, para traer consigo a sus hijos. Viaja a visitarles en cuanto puede, pero no se cruza un oc¨¦ano todos los d¨ªas con un salario de empleada dom¨¦stica. Desde hace 13 meses no ha visto a su marido y a sus seis hijos.
Emigr¨® para ofrecer un futuro mejor a su familia y por eso les env¨ªa lo que puede ahorrar de su sueldo de 80.000 pesetas mensuales como interna dom¨¦stica en el acomodado distrito de Chamart¨ªn. Pero el precio que paga es muy alto, ya que, en el mejor e los casos, madre e hijos est¨¢n untos s¨®lo una vez al a?o.
"Este verano no he podido marchar por la plata que cuesta el viaje y les echo mucho de menos", explica esta pionera. As¨ª que la primera y ¨²nica vez que prob¨® la videoconferencia, el pasado domingo, acab¨® llorando. Y eso que la transmisi¨®n, en ese momento bastante deficiente, no fue de su agrado por lo borroso de la imagen. "Est¨¢n bien, guapos y sanos, pero all¨ª hay mucho problema econ¨®mico, y cu¨¢ndo han empezado a contarme mami esto, mami lo otro, me he derrumbado", explica.
"Creo que en lo sucesivo seguir¨¦ llamando por tel¨¦fono", comenta tras abonar las 1.000 pesetas que cuestan los 10 minutos de comunicaci¨®n en este mes de lanzamiento. Ofertas aparte, el servicio supone 2.500 pesetas cada 10 minutos.
Ofelia Nova, de 50 a?os, hace casi dos a?os que no ve a sus cinco hijos, porque este pasado verano no cogi¨® vacaciones. "Como vengo a este locutorio a hablar por tel¨¦fono con ellos vi anunciado lo de la videoconferencia y me he decidido a probar, porque ya no aguantaba las ganas de verles", explica esta dominicana, empleada como interna en una jornada de sol a sol y en tr¨¢mites de conseguir la nacionalidad espa?ola.
"La verdad es que me he emocionado; hablo mucho con mis hijos por tel¨¦fono, pero no es lo mismo que verles, aunque yo esperaba que la imagen fuera m¨¢s grande y m¨¢s clara", a?ade. Le gustar¨ªa traerse con ella a sus hijos, pero ve que sus 80.000 pesetas de sueldo no llegan para vivir y pagar un alquiler. Y si sigue de interna, aunque sufra por no ver a sus v¨¢stagos, puede enviarles la mitad del salario para que puedan estudiar.
Ordenador port¨¢til
La empresa dispone de una oficina en Madrid y otra en Santo Domingo. Los inmigrantes interesados en comunicarse con su familia o amigos acuden en la fecha fijada al local madrile?o. Antes deben ponerse en contacto con sus parientes en la isla para que ellos, teniendo en cuenta el cambio horario de un pa¨ªs a otro, est¨¦n en la misma fecha y hora en la oficina de Santo Domingo. Internet, una peque?a c¨¢mara incorporada al ordenador y una l¨ªnea telef¨®nica hacen el resto.
Entablar contacto con personas que viven fuera de la capital de la isla caribe?a es algo m¨¢s complejo. Dos t¨¦cnicos acuden con un ordenador port¨¢til a aquellas localidades para las que haya varias comunicaciones. Lo instalan en la casa de uno de los familiares que reciben la llamada y desde all¨ª hablan todos.
La mayor parte de las llamadas se acumulan los jueves y los domingos, ya que la mayor¨ªa de los usuarios son mujeres que trabajan como empleadas de hogar internas, y esos son los d¨ªas en que libran. De hecho, la oficina de Aravaca abre s¨®lo esos d¨ªas.
Cristina Ferrando, responsable comercial y de expansi¨®n de Vic-Telehome, explica que ellos dan una aplicaci¨®n comercial a un programa, el Cu-See-Me de la universidad americana de Cornell, que hasta ahora s¨®lo se empleaba como entretenimiento entre internautas para charletas del tipo party-line. Ese programa precisa de un ordenador con memoria potente y una minic¨¢mara acoplada a ¨¦l.
"Utilizamos Internet para la imagen, pero, como da mal sonido, para la comunicaci¨®n verbal recurrimos a operadores internacionales de telefon¨ªa que nos hacen precios m¨¢s baratos y que son legales porque ofrecen servicios, denominados de valor a?adido (especiales), que no son monopolio de Telef¨®nica", explica.
Portavoces de Telef¨®nica s¨®lo indican sobre el asunto que la telefon¨ªa de voz internacional sigue siendo monopolio suyo, salvo para grupos cerrados como empresas o para la transmisi¨®n de datos. Pero a?aden que, ante el panorama de liberalizaci¨®n de la telefon¨ªa espa?ola previsto para 1998, est¨¢n surgiendo numerosas iniciativas que, buscando los huecos de la legislaci¨®n, sirven para que sus futuros competidores tomen posiciones.
"Nosotros contratamos con Telef¨®nica el enlace desde nuestro local a la centralita del operador internacional que, de forma autom¨¢tica, comunica con los otros pa¨ªses", a?ade Ferrando.
"El reto de las 12 personas que trabajamos en esto -entre ellos varios estudiantes en pr¨¢cticas- es lograr que la videoconferencia se haga a color y con movimiento real, concluye. Ahora el sistema consiste en una sucesi¨®n de im¨¢genes medio congeladas en blanco y negro, sin apenas movimiento. Es la cercan¨ªa de las autopistas de la informaci¨®n, que permite ver y hablar, pero nunca tocar.
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