Angeles Mastretta retrata el amor, el humor y la colera de la revoluci¨®n mexicana
"Garc¨ªa Marquez dibuja todos nuestros universos", afirma la autora de 'Mal de amores'
La escritura de ?ngeles Mastretta tiene algo de diab¨®lico: al segundo p¨¢rrafo, uno cae en la red y ya no escapa. Y en persona es igual. 0 peor. A los 12 segundos, ofrece caf¨¦ diciendo: "El caf¨¦ con leche es un forro para el alma". A partir de ah¨ª, todo por el estilo. Mucho humor, mucha iron¨ªa y una inteligencia tan fina y precisa como su prosa. ?No cree que hay parecido entre suliteratura y la de Garc¨ªa M¨¢rquez? "Bueno, ¨¦l percibi¨® primero este aire, es el fundador, por eso hay que tener cuidado en no copiarle. Pero a veces es imposible. ?l dibuja todos nuestros posibles universos."
?ngeles Mastretta. naci¨® en Puebla , tiene 45 a?os, un pasado de periodista, poeta y articulista de prensa y una imagen de mujer muy atractiva. Cuando aparece, el hotel en el que se hospeda parece su casa de toda la vida. Y un poco eso, una acogedora y convulsa- casa en la que quedarse a vivir, es su segunda novela, Mal de amores, que ahora publica Alfaguara y sigue en el tiempo a Arr¨¢ncame la vida, un deb¨² traducido a muchos idiomas que est¨¢ a punto de convertirse en pel¨ªcula.Mastretta, que ha dicho que escribe "por, miedo y por nostalgia", ya buce¨® en su primera novela en el pasado de su pa¨ªs. En Mal de amores, narra casi un siglo de historia mexicana a trav¨¦s de unos personajes atados por el amor y el humor, marcados por el horror y la belleza de la revoluci¨®n. La protagonista es Emilia Sauri, hija tard¨ªa de Diego Sauri y Josefa Veytia, cuyo amor inoxidable resiste el aparente tedio del fin del siglo XIX mexicano. Despu¨¦s, la calma cambia en pasi¨®n. Todo nace un d¨ªa en que el ni?o Daniel Cuenca ve a Emilia Sauri, beb¨¦, sentada en una bacinilla y se enamora de ella. Una imagen que Mastretta conoc¨ªa de antes. "S¨ª, uno de los Buend¨ªa [protagonistas de Cien a?os de soledad] se enamoraba de una ni?a siendo adulto. Pero yo tuve una bisabuela de la que mi bisabuelo se enamor¨® as¨ª. ?Malvado Garc¨ªa M¨¢rquez!', me dije, 'esto no lo puedo contar, es suyo'. Al final dije: 'bueno, que sea nuestro'. Al fin y al cabo, con Garc¨ªa M¨¢rquez tenemos que ver todos, pero yo no s¨¦ qui¨¦n empez¨®: a lo mejor es ¨¦l quien tiene que ver con nosotros. Anda metido en todas partes, describe todos los universos posibles que hemos vivido..."
"El pasado es mi territorio m¨ªtico", explica Mastretta, "pero de lo que estoy fantaseando, y de lo que tengo nostalgia verdadera, es del futuro". ?Y del presente? "Del presente tambi¨¦n. Pero no de un presente que se parezca al pasado, sino de un presente m¨¢s acompa?ado, m¨¢s optimista". Mastretta sostiene que "no s¨®lo los mexicanos, sino todos los seres humanos", hemos decidido que este mundo es el peor posible: "Los traidores son los peores traidores; las guerras son las peores guerras.... Y yo, que para escribir esta novela he vivido con intensidad otras ¨¦pocas, tengo la certeza de que fueron tiempos peores. Y de que record¨¢ndolos, nos purgamos". Pudieron ser peores y tambi¨¦n m¨¢s rom¨¢nticos... "No estoy segura. Un profesor m¨ªo dec¨ªa: 'Ustedes creen que la revoluci¨®n se hizo con amor, pero se hizo con muertos, con podredumbre, con gonorrea, con hartazgo'. Nos parece rom¨¢ntico desde aqu¨ª. Lo que yo quer¨ªa mostrar es que en aquellos tiempos terribles hubo gente que se arriesg¨® en buscar la. buenaventura. Mis personajes vivieron en un mundo hostil y sobrevivieron. Y no s¨®lo eso, fueron capaces del amor, de la nostalgia, del tedio, del valor y la audacia". La armon¨ªa interior existe, afirma Mastretta: "Hay seres capaces de una intensa alegr¨ªa, de una bondad no ingenua, que desaf¨ªan el desencanto como lo hicieron los Cuenca o los Sauri".
El viaje a la vida cotidiana de aquellos a?os est¨¢ narrado con precisi¨®n veraz. Emilia Sauri ama a Daniel Cuenca con el alma; ¨¦l tiene el alma puesta en la revoluci¨®n. Villa y Zapata, Madero y Porfiro D¨ªaz... Personajes hist¨®ricos y ficticios, acci¨®n y aventura, vida interior y social se mezclan como un todo. Mastretta explica que su buceo en la historia fue complicado: "Esta novela me la fui contando a m¨ª misma. Hab¨ªa muchas cosas que yo no conoc¨ªa. De la historia y de la vida privada. Nos dijeron que los 30 a?os de porfiriato [gobierno de Porfirio D¨ªaz] fueron iguales, pero de eso no hay nada. Cuando puedes observarlo, ves que era posible emocionarse, vivir de maneras distintas".
Sorprende en su novela la generosidad de los hombres, liberales, modernos, luchadores contra males que todav¨ªa subsisten: la corrupci¨®n, el machismo.... "Todav¨ªa hay muchos hombres que cuando me conocen me dicen con horror: 'Mi mujer la lee', como reproch¨¢ndome que hayan actuado aconsejadas por m¨ª". El mayor ejemplo de esa bondad es Diego Sauri, un farmac¨¦utico "capaz de pedir perd¨®n" cuyas recetas recrea Mastretta con delectaci¨®n.
A prop¨®sito, Mastretta no cree que ella y Laura Esquivel formen nada parecido a un boom mexicano femenino: "Hemos tenido la suerte de escribir en un momento en que hay un p¨²blico, pero eso no nos hace mejores ni peores que los escritores de ahora o las escritoras de otras ¨¦pocas. Ni siquiera mejores que al resto de las mujeres: gastamos el mismo talento y la misma fuerza que otras en otros campos, pero con m¨¢s reconocimiento".
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