Vallas poco rom¨¢nticas
"El ¨²nico jard¨ªn rom¨¢ntico que se conserva en Europa", subraya el jefe municipal de Parques y Jardines, Santiago Romero. Un jard¨ªn rom¨¢ntico, pero cuajado de vallas que no lo son tanto. Una fea tela met¨¢lica rodea las edificaciones singulares del parque de El Capricho. Y as¨ª seguir¨¢n, al menos hasta que acaben las obras- de rehabilitaci¨®n y aumente la vigilancia. "El vallado es imprescindible para proteger las construcciones", explica Romero.El paseante curioso se queda con la miel en los labios. Ninguna de las' edificaciones se puede visitar. S¨®lo queda el vistazo, a veces con postura de equilibrista, para observar piezas ¨²nicas nacidas de la imaginaci¨®n puesta al servicio del recreo. Como el edificio que agrupa los panales de abejas, o la Casa de la Vieja, que en tiempos estuvo habitada por aut¨®matas. Tambi¨¦n hay zonas de jard¨ªn cerradas, como el Laberinto, que est¨¢ a¨²n en periodo de consolidaci¨®n.
El Capricho no es un parque como los dem¨¢s. Se puede pisar el c¨¦sped bajo ¨¢rboles bicentenarios (hay casta?os de indias, abetos blancos o madro?os), pero no se admiten perros, bicicletas o comidas en sus 14 hect¨¢reas (equivalentes a otros tantos campos de f¨²tbol).De la opulencia al 'bunker'
El recinto arrastra una larga historia de opulencia y ruina. En 1783, los duques de Osuna compraron la finca. La duquesa, Mar¨ªa Josefa Alonso Pimentel (1752-1834), le dio un aire roussoniano de contacto con la naturaleza. Eran los tiempos de la Ilustraci¨®n.
En 1787 contrat¨® al jardinero franc¨¦s Jean Baptist Mulot, que hab¨ªa trabajado en el Petit Trianon de Versalles (Francia). El hizo el primer dise?o, luego completado por su compatriota Pierre Provost. El jard¨ªn a¨²na el estilo franc¨¦s (formas geom¨¦tricas) con el ingl¨¦s (paisajista, aspecto m¨¢s natural).
Tras la muerte de Pimentel, la finca fue a manos de su nieto, Pedro Antonio T¨¦llez Gir¨®n, que mont¨® en la finca establos de los que saldr¨ªan los caballos que participaron en la primera carrera h¨ªpica que se celebr¨® en Espa?a (1835).
Pedro Antonio muri¨® Joven y la finca fue a su hermano Mariano, que derroch¨® la fortuna. A finales del siglo XIX, la casa de Osuna se arruin¨®. Sus propiedades, El Capricho incluido, salieron a subasta. En 1900 era propiedad de la familia Bauer.
El siglo XX trajo nuevos azares a este jard¨ªn rom¨¢ntico. En plena guerra civil cobij¨® el Cuartel General de la Defensa de Madrid, que dirigi¨® el general Miaja. De entonces data el bunker, del que s¨®lo se pueden ver los respiraderos junto al palacio. En 1974, el Ayuntamiento hizo con la propiedad de El Capricho, previa permuta de terrenos con los due?os. '
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