Halladas en la antigua Narona, en Croacia, 20 estatuas de la familia de Augusto
Especialistas espa?oles colaboran en el estudio de la ciudad romana, la actual Vid
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Narona, la actual Vid croata, a unos 50 kil¨®metros de Mostar, fue en sus tiempos de esplendor, bajo los emperadores Augusto y Tiberio, una gran ciudad romana de la provincia de Dalmatia, en Illyricum, que es como se denominaba en la antig¨¹edad a Yugoslavia. Se calcula que Narona ocupaba unas 40 hect¨¢reas y que su poblaci¨®n lleg¨® a ser de cerca de 20.000 personas, similar a la de Tarraco (Tarragona). Hoy es un pueblecito con apenas unos centenares de habitantes, pero su suelo y sus casas guardan verdaderos tesoros arqueol¨®gicos. Las excavaciones en Vid, reanudadas tras la guerra, han sacado a la luz este verano un espectacular conjunto de estatuas de m¨¢rmol de la familia de Augusto, instaladas en un santuario del culto imperial.
Asimismo, los trabajos, en los que colaboran cient¨ªficos espa?oles, han revelado cientos de inscripciones romanas, muchas de ellas incrustadas en las paredes de los edificios de Vid. Las estatuas halladas en el santuario imperial -Augusteion- de la antigua Narona son impresionantes: de tama?o algo mayor que el natural, retratan a miembros de la familia de Augusto. Hay varias mujeres, con largas t¨²nicas de m¨¢rmol que transparentan, gracias a la pericia del artista, los fuertes pechos de las matronas y los peque?os senos de las doncellas. Hay hombres de torsos atl¨¦ticos en su desnudez heroica y otros con recias corazas cubiertas por magn¨ªficos relieves de caballos y gorgonas.La familia de Claudio
Los especialistas reconocen en las estatuas -muchas de las cuales han aparecido fragmentadas y sin cabeza- a Antonia, Agripina, Livia, Tiberio y al propio Augusto, divinizado, entre otros. El estudio iconogr¨¢fico de las piezas, depositadas en el Museo Arqueol¨®gico de Split -donde se las restaura-, llevar¨¢ a¨²n tiempo, pero se cree que, en el grupo, compuesto por unas 20 estatuas -hay que dilucidar todav¨ªa algunos trozos-, figura toda la familia imperial (la popularizada por la novela de Robert Graves Yo, Claudio y la serie televisiva, para entendernos). Est¨¢ previsto exhibir el conjunto dentro de uno o dos a?os en una exposici¨®n en Par¨ªs.
El Augusteion apareci¨® al derribar unas casas: quedaron al descubierto los fundamentos del templo y la banqueta sobre la que iban las estatuas. Estas estaban diseminadas por el suelo, como un cementerio de cuerpos p¨¦treos. El recinto era un gran espacio junto al foro de Narona (s¨®lo parcialmente excavado) y adem¨¢s de las estatuas, numerosas inscripciones y elementos decorativos, inclu¨ªa, seg¨²n parece, un ninfeo, una fuente."Es un hallazgo sensacional", se?ala el epigrafista catal¨¢n Marc Mayer, de la Universidad de Barcelona (UB), que colabora en los trabajos en Narona. "Las estatuas impresionan, son de gran categor¨ªa, hechas con m¨¢rmoles importados (paros, pent¨¦lico, alg¨²n carrara), de calida", apunta el estudioso, que recuerda que en Narona "hay a¨²n much¨ªsimo por excavar".
Mayer explica que la construcci¨®n de espacios de culto a Augusto y su familia es un fen¨®meno que segu¨ªa la tradici¨®n helen¨ªstica de divinizar a los gobernantes. "Augusto trat¨® con ello de consolidar una dinast¨ªa, la de la familia julioclaudia. Los Augusteion acumulaban im¨¢genes, de esa familia imperial y acabaron siendo grandes galer¨ªas de retratos. En las estatuas del Augusteion de Narona vamos a identificar seguramente tambi¨¦n a los hijos de Agripa y Julia, los nietos de Augusto adoptados por este".
En el estudio de la antigua ciudad, interrumpido durante 10 a?os a causa de la guerra en la ex Yugoslavia, participan cient¨ªficos del Museo de Split, la Universidad de Macerata (Italia), la UB y la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Los espa?oles se encargan de labores epigr¨¢ficas y de an¨¢lisis de materiales.
En comparaci¨®n con el hallazgo de estatuas y de grandes estructuras arquitect¨®nicas, la investigaci¨®n epigr¨¢fica que se realiza en Vid puede parecer poco apasionante, pero no es as¨ª. Las paredes de las casas de Vid son como inmensos collages llenos de piedras con inscripciones latinas, plenas de informaci¨®n sobre el mundo romano, que los epigrafistas leen y calcan con avidez. Las jambas de la casa del p¨¢rroco lucen una estela funeraria con un texto en hex¨¢metros. Una cornisa. revela relieves de palmas y escudos t¨ªpicos de los trofeos imperiales. Hay, en conjunto m¨¢s de 400 inscripciones, una cuarta parte totalmente in¨¦ditas y todas con interesantes novedades en una lectura nueva.
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