Un f¨²tbol con muchos grados
Causas sociales y psicol¨®gicas explican la omnipresencia del alcohol en la Liga inglesa
Tony Adams tiene un problema. Es un bebedor y ha pedido ayuda. Hace seis a?os, se vio envuelto en un accidente de tr¨¢fico. Su coche qued¨® destrozado, tanto como el medidor de alcohol en la sangre. Su ¨ªndice era tres veces superior al permitido. Adams pas¨® algunas semanas en la c¨¢rcel y volvi¨® a su trabajo. Pero no olvid¨® la botella. Le ha dado al trago m¨¢s de la cuenta, m¨¢s de lo que pod¨ªa permitirse para llevar una vida normal, lo suficiente como para saber que es un alcoh¨®lico. En febrero decidi¨® enfrentarse con su adicci¨®n: "Me mir¨¦ al espejo y lo que vi no me gust¨® nada". Pero necesit¨® una nueva crisis -en junio pas¨® dos d¨ªas enteros entre los vapores del whisky- para dar el paso decisivo. Se puso en contacto con Sam Jacobs, que le dio un consejo urgente: "Ingresa en Alcoh¨®licos An¨®nimos".Jacobs dio el mismo consejo a Paul Merson, otro hombre con problemas. Adicto al alcohol, la coca¨ªna y el juego. El pasado a?o confes¨® que estaba destruido. "He arruinado mi vida y la de mi familia", declar¨®. Merson se gastaba cerca de 40.000 pesetas diarias en satisfacer sus peligrosas aficiones. Para poner en orden su vida, ingres¨® en Alcoh¨®licos An¨®nimos, aunque Merson es una persona muy poco an¨®nima, como Tony Adams. Son futbolistas internacionales, compa?eros de batallas y de juergas en el Arsenal. Adams es capit¨¢n de la selecci¨®n inglesa, un tipo duro que representa los viejos valores del f¨²tbol brit¨¢nico: fuerte, grande, con car¨¢cter, irreprimible en sus tackles. Merson pertenece a una veta menos abundante en Inglaterra. Gasta fama de imaginativo y habilidoso. Adem¨¢s de la camiseta de los gunners (ca?oneros) de Highbury, les iguala su afici¨®n al alcohol, una debilidad demasiado com¨²n en su equipo y en el f¨²tbol ingl¨¦s.
Otro internacional del Arsenal, el lateral Nigel Winterburn, fue despedido de una gira por el Oriente asi¨¢tico y multado con 2.000 libras (unas 400.000 pesetas) por un grave incidente en Singapur, relacionado con la bebida. Su compa?ero Ray Parlour tuvo que v¨¦rselas con la justicia despu¨¦s de atacar en estado de embriaguez a un taxista en Hong Kong. Poco antes de comenzar la Eurocopa 96, varios jugadores de la selecci¨®n inglesa provocaron numerosos da?os en el avi¨®n de regreso a Londres despu¨¦s de una serie de partidos en Hong Kong. El cabecilla fue Gascoigne, que quiso entrar a la fuerza en la cabina de pilotos en plena ebullici¨®n et¨ªlica.
El f¨²tbol ingl¨¦s tiene problemas con el alcohol, y no son nuevos, aunque es ahora cuando la Football Association (FA) ha decidido intervenir. Tras conocerse el caso Adams, la FA ha anunciado la puesta en pr¨¢ctica de un sistema de controles antidopaje para establecer el verdadero alcance de la mancha alcoh¨®lica en la Liga inglesa. Algunos datos se?alan que el problema viene de lejos. Jimmy Greaves, uno de los mejores delanteros que ha dado Inglaterra -Deja el bal¨®n en la porter¨ªa con la misma suavidad con la que se cierra la puerta de un Rolls Royce", dijo el periodista Geoffrey Green-, remite sus problemas con la bebida a sus d¨ªas en el Tottenham, en los a?os sesenta. "Beb¨ªa continuamente para aliviarme de la presi¨®n. Mi carrera cubri¨® una etapa en la que el f¨²tbol enferm¨® de repente y la palabra derrota se convirti¨® en algo sucio. Los jugadores ten¨ªamos que estar dispuestos para el partido. La adrenalina nos sub¨ªa tan alto que muchos de nosotros necesit¨¢bamos el trago despu¨¦s de los partidos para bajar a la tierra".
Desde Greaves hasta Adams, el f¨²tbol ingl¨¦s, el brit¨¢nico en general, mantiene una estrecha relaci¨®n con el alcohol. Hay una cultura de la cerveza y el juego que ha merecido todo tipo interpretaciones, desde las sociales, hasta las psicol¨®gicas. Desde la antropolog¨ªa se dice que el lado tribal del f¨²tbol tambi¨¦n se manifiesta en sus celebraciones, coronadas naturalmente por el consumo comunitario del alcohol. Desde otros sectores, la relaci¨®n f¨²tbol-alcohol se encuentra en su arraigo en la clase obrera, en las grises ciudades del norte industrial, en las horas de esparcimiento despu¨¦s de las largas jornadas de trabajo, en el festejo tabernario. Y tambi¨¦n existe una mirada indulgente de una sociedad que observa el f¨²tbol como la ¨²ltima manifestaci¨®n de los ritos estrictamente machistas. En este contexto, el alcohol no s¨®lo se tolera, se induce. Apenas unos d¨ªas despu¨¦s de confesarse alcoh¨®lico, Tony Adams recibi¨® el curioso consejo de Allan Hudson, espl¨¦ndido centrocampista del Chelsea y del Stoke en los setenta. Hudson, conocido en sus tiempos como el pr¨ªncipe de Kings Road (la calle de moda en Londres por aquellos d¨ªas), anim¨® a Adams a continuar con su h¨¢bito bebedor: "No deber¨ªas
sentirte mal por vivir a tope. Si juegas con pasi¨®n, deber¨ªas vivir de la misma manera, para celebrar los ¨¦xitos y olvidar las decepciones. Mi mensaje a Tony es sal y divi¨¦rtete". Sin embargo, Hudson considera que Adams no da la talla para jugar en sus viejos equipos. "No hubiera entrado en el Stoke ni como bebedor ni como jugador", dice, y a?ade que los grandes futbolistas pueden manejar el problema del alcohol: "Tuve el placer de acompa?ar a Pel¨¦ en m¨¢s de una ocasi¨®n. Si hubiera una selecci¨®n mundial de bebedores, Pel¨¦ tambi¨¦n jugar¨ªa con el n¨²mero 10".Incluso en sus signos exteriores, el f¨²tbol no logra escaparse a la influencia de la bebida. La Premiere League est¨¢ patrocinada por la empresa cervecera Carling. En Escocia, el patrocinio corresponde a Bells, una marca de whisky. Numerosos equipos proclaman desde sus camisetas la publicidad de marcas de cerveza. Y cada club dispone de un bar reservado para los jugadores despu¨¦s de los partidos. All¨ª el trasiego de pintas de cervezas es incesante, en medio de una especie de terapia com¨²n que, seg¨²n muchos jugadores, produce efectos beneficiosos. Oswaldo Ardiles, el internacional argentino que tuvo d¨ªas de gloria en el Tottenham, recuerda con afecto aquellas inmersiones en cerveza. "Muchas veces, mi mujer ten¨ªa que venir a recogerme porque estaba borracho. Pero las reuniones funcionaban. Serv¨ªan para decirnos todo lo que pens¨¢bamos, para hacernos todos los reproches necesarios, para sacar los problemas al aire, para crear un esp¨ªritu de grupo".
En la otra acera, Bobby Robson, actual entrenador del Bar?a, observa preocupado el matrimonio entre el alcohol y el f¨²tbol en Inglaterra. En 1982, en el libro Tiempo en el c¨¦sped, manifest¨®: "Veo el alcohol como el mayor peligro para el juego. Y su influencia se ha hecho mayor con la llegada de los grandes contratos. En mis d¨ªas de jugador, era media cerveza. Ahora son los combinados de alta graduaci¨®n". Robson es pesimista sobre el futuro y sobre las medidas de la Football Association. "Hacer un control en el d¨ªa del partido es in¨²til. El problema est¨¢ despu¨¦s o entre semana. En Inglaterra deber¨ªamos aprender de los portugueses o los espa?oles, donde los jugadores apenas beben. No hay noches con 12 pintas de cerveza por barba. Se van derechos a casa y se comportan como deportistas responsables".
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