Ronaldo se duerme y el Barca empata
El Tenerife rompe el gui¨®n de cada jornada y consigue igualar al final del encuentro
El liderato del Bar?a fue tan ef¨ªmero como liviano es su f¨²tbol. No hay nada consistente todav¨ªa en el Camp Nou. El empate no fue ninguna noticia inesperada. Hab¨ªa un sentimiento de cierto fatalismo en el hincha. Una sensaci¨®n de que, tarde o temprano, llegar¨ªa una tarde, una noche, en que el equipo no podr¨ªa, no marcar¨ªa Ronaldo y no ganar¨ªa. El transitar del plantel de Robson no era ninguna invitaci¨®n al optimismo pese a la bondad del marcador y la benevolencia de la clasificaci¨®n. Y ese d¨ªa fue ayer. Result¨® una noche de juego l¨²gubre, muy pesada y dif¨ªcil de digerir. El empate sancion¨® un partido miserable.No hay nada bueno que contar sobre un choque que de entrada paraec¨ªa dinamita pura. Los dos mejores artilleros de la Liga, sin embargo, abandonaron el sal¨®n del Camp Nou con dos goles de c¨®rner a cuestas. Muy mezquino para un cartel tan luminoso.
El juego del equipo no dio para m¨¢s. No lleg¨® esta vez el gol de ¨²ltima hora y el forastero se llev¨® sin mucho esfuerzo el primer punto del estadio. Ni siquiera jugar el ¨²ltimo cuarto de hora con uno m¨¢s le sirvi¨® al Barcelona para ligar un triunfo que tuvo en sus manos con una jugada afortunada.
La partida del tr¨ªo portugu¨¦s (V¨ªtor Ba¨ªa, Fernando Couto y Figo) devolvi¨® a la cancha a futbolistas que aguardaban tanda en el desv¨¢n, como B¨²squets o Celades, y posibilit¨® que Luis Enrique avanzara su posici¨®n hasta situarse como volante derecho. Mucho carrusel y poco juego. Fue tanta la somnolencia que provoc¨® el primer tiempo que la grada norte acab¨® pidiendo a coro la salida de lo pelat mientras Robson, papel en mano, gesticulaba como un jabato a la salida del banquillo.
Durmi¨® Ronaldo y ronc¨® el estadio ante el f¨²tbol ins¨ªpido del grupo azulgrana y el vagabundear del Tenerife. No hab¨ªa forma de que el Bar?a combinara o trabajara una jugada de ataque. Un par de pases interiores de Giovanni, tres c¨®rneres blandos botados por Guardiola, un remate de Luis Enrique y otro de Blanc que sac¨® el meta Ojeda con la pierna y cinco mano a mano fallidos de Cu¨¦llar, rellenaron la hoja de servicios del plantel barcelonista. Jugadas muy localizadas y descarnadas. C¨¦sar G¨®mez sac¨® del partido a Ronaldo y el Bar?a se qued¨® desnudo, tirado, tumbado panza arriba sobre el c¨¦sped.
No sac¨® partido el Tenerife de la incapacidad azulgrana. El colectivo de Heynckes lleg¨® al descanso crecido, con una jugada a 20 toques ante los morros del Barca, como si le perdonaran la vida al contrario. El gran trabajo de campo de Vivar Dorado en la divisoria no tuvo continuidad en las bandas.
El arranque del segundo tiempo fue igual de lamentable. El ¨¢rbitro, adem¨¢s, acab¨® por sulfurar al socio cul¨¦ con decisiones que antes protegieron al infractor que beneficiaron al jugador. La contienda se fue calentando y, conseguido el clima intimidatorio que se le supone siempre al equipo que act¨²a como local, Robson sac¨® a Iv¨¢n de la Pe?a a escena. Era el momento para un futbolista clarividente.
Lo pelat intent¨® combatir el juego enfermizo del equipo y busc¨® la coronilla de Ronaldo, secado por la marca implacable de C¨¦sar G¨®mez. El colegiado le perdon¨® la expulsi¨®n al central en la primera aceleraci¨®n del brasile?o. El color p¨¢lido del partido fue cambiando con el discurrir del segundero. Hab¨ªa m¨¢s velocidad en el juego y el Tenerife tuvo que sacar las u?as hasta acabar con uno menos por la expulsi¨®n de Alexis.
El encuentro qued¨® as¨ª, de cara para el Barcelona, a falta de un cuarto de hora. La hinchada recuper¨® la esperanza de solventar otro partido a ¨²ltima hora, como cada jornada. Y, como es costumbre, el gol lleg¨®. Fue un tanto tan asqueroso como el partido, un gol a la salida de un c¨®rner que, curiosamente, tuvo la misma r¨¦plica. El Tenerife rompi¨® el gui¨®n de cada d¨ªa en el Camp Nou con otro tanto engendrado en un saque de esquina.
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