Los Quince deciden hoy el calendario de reforma
Los quince l¨ªderes de la Uni¨®n Europea (UE) celebrar¨¢n hoy en Dubl¨ªn una cumbre informal en la que tratar¨¢n de resolver una inc¨®gnita principal: si ratifican o no el calendario pactado para terminar en junio de 1997 la reforma del Tratado de Maastricht. Si no lo hacen, la ampliaci¨®n de la Uni¨®n a los pa¨ªses del Este quedar¨¢ para las calendas graecas. Pero si confirman la agenda ?ser¨¢ a costa de que la reforma sea de m¨ªnimos?La abulia comunitaria, la debilidad del liderazgo continental (limitado al canciller alem¨¢n, Helmut Kohl) y la monotem¨¢tica pasi¨®n por la moneda han provocado que el principal inter¨¦s pr¨¢ctico de la cumbre se centre en la cuesti¨®n del calendario. A saber, ratificar o no el compromiso de acabar en junio de 1997 la Conferencia Intergubernamental (CIG) que tiene encomendada la reforma del Tratado de Maastricht.
El Consejo Europeo de Florencia certific¨® en junio su expectativa de realizar este diciembre "progresos decisivos para respetar el calendario fijado en Tur¨ªn, lo que implica acabar la Conferencia para mediados de 1997". Una propina respecto a lo previsto el 29 de febrero, en la capital piamontesa, cuando los mismos l¨ªderes previeron, al inaugurar la CIG, que ¨¦sta terminase sus trabajos "en un a?o".
Pero la propuesta del holand¨¦s Wim Kok de aplazar el final de la CIG para dar tiempo al laborista brit¨¢nico Tony Blair a matizar los pactos sellados por John Major y la pol¨¦mica sugerencia o amenaza de Kohl de convocar un Maastricht-3 si Maastricht-2 se queda corto, han fijado una espesa nube sobre el apretado calendario de la UE hasta fin de siglo. "Si la CIG se alarga mucho, se pone en cuesti¨®n la ampliaci¨®n al Este", temen altos funcionarios de la Comisi¨®n. Porque las negociaciones para la adhesi¨®n de los ex miembros del Pacto de Varsovia empezar¨¢n seis meses despu¨¦s de concluida la reforma.
De forma que la cuesti¨®n de calendario esconde un problema de fondo. Estas mismas fuentes perciben "un menor entusiasmo de Bonn" por acelerar la ampliaci¨®n a Este. Porque es complicada y cara, porque de hecho Alemania controla ya el mercado del Este, y porque el canciller est¨¢ bastante s¨®lo en su partido en su pasi¨®n paneuropea. La cumbre de hoy -el Dubl¨ªn-1, en la jerga bruselense- permitir¨¢ despejar esta inc¨®gnita.
Otro interrogante
Pero si se dilucida positivamente y se confirma la agenda, queda otro interrogante por responder. ?Alumbrar¨¢ la CIG una mera reformita? ?Se har¨¢ un afeite institucional que permita la ampliaci¨®n, ligeros retoques en otros temas y una cl¨¢usula de flexibilidad general para la futura construcci¨®n europea?
Par¨ªs y Bonn, padrinos de ese dise?o, han perdido ya la batalla de imponerlo hoy mismo, acotando la discusi¨®n a una media docena de cuestiones que constituyen su prioridad. El ministro de Exteriores franc¨¦s, Herv¨¦ de Charette, los ha venteado con ocasi¨®n y sin ella: reducir el n¨²mero de comisarios; modificar la ponderaci¨®n de votos de los pa¨ªses m¨¢s poblados en el Consejo; ampliar el voto por mayor¨ªa; establecer la flexibilidad que permita las cooperaciones reforzadas para evitar la r¨¦mora brit¨¢nica; dar mayor papel a los Parlamentos nacionales y nombrar un m¨ªster PESC que personalice la pol¨ªtica exterior. com¨²n. Su entorno ha sugerido incluso un nombre, el de Felipe Gonz¨¢lez, aunque De Charette acaricie en silencio el de su maestro, Val¨¦ry Giscard d'Estaing.
Pero las resistencias de varios pa¨ªses a que se evaporen sus propias prioridades y la tozudez de Bruton fijando un temario muy abierto para hoy pues "Irlanda quiere que cada uno diga lo que quiere" han estropeado la maniobra. Los Quince acuden a Dubl¨ªn como Ignacio de Loyola a la cueva de Manresa, para hacer unos ejercicios espirituales. O sea, un intercambio de ideas o tormenta de cerebros. A esta vendimiia seguramente todos, incluida Espa?a, abocar¨¢n su propia cosecha. Esculpir¨¢n un retablo interesante. Dif¨ªcilmente un gran monumento.
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