Basura y totalitarismo
Dec¨ªa el otro d¨ªa este suplemento que vamos a tener un mapa de vertederos, un inventario de escombreras, una especie de gu¨ªa Michel¨ªn de los basureros comunitarios. Ya era hora. El asunto est¨¢ de moda por lo de la Coru?a, que m¨¢s que una monta?a de mierda, con perd¨®n, parece una figura literaria, o sea, una met¨¢fora. Las met¨¢foras se reproducen como hongos, por eso son tan dif¨ªciles de prohibir. El gobierno de Aznar, sin embargo, est¨¢ trabajando en una ley de prensa para las televisiones con la que se pretende erradicar los "subterfugios, dobles mensajes u otras t¨¦cnicas de palabra e imagen que distorsionen la realidad": un decreto contra las met¨¢foras, en fin: Sab¨ªamos que al PP, pese a las citas recocidas de su presidente, no le gustaba la literatura, pero no pod¨ªamos imaginar que su sa?a llegara hasta el extremo de intentar eliminar las figuras ret¨®ricas. Eso es tanto como pretender prohibir la realidad: muchos lo han intentado, aunque siempre acaba asomando las narices por aqu¨ª o por all¨¢, igual que la respiraci¨®n dibuja sobre la superficie de los velos integristas el rostro de las mujeres maltratadas.Lo curioso es que al mismo tiempo que desde el gobierno nacional se prepara una ley para disminuir la emisi¨®n de met¨¢foras en el proceso de combusti¨®n de la realidad, desde el gobierno regional se eliminan trabas para la creaci¨®n de nuevas escombreras. Todo apunta a que quieren legalizar con efectos retroactivos Las C¨¢rcavas, un vertedero ilegal situado en Hortaleza en el que este verano aparecieron 300 kilos de cat¨¦teres, jeringuillas, certificados de defunci¨®n e historiales, m¨¦dicos que se le hab¨ªan ca¨ªdo en un descuido al Insalud: un monumento literario, una monta?a m¨¢gica de ascosidades, ap¨®sitos y bacinadas. Parece que de algunas met¨¢foras s¨ª obtienen placer.
Cuando uno era peque?o, en este pa¨ªs estaba todo regulado, excepto la basura. Uno conoc¨ªa la hora de levantarse, de dormir, de ir, a misa y la de cantar el Cara al sol, pero no sab¨ªa qu¨¦ hacer con la basura, as¨ª que en cada barrio hab¨ªa un vertedero espont¨¢neo, como el de Las C¨¢rcavas, donde narr¨¢bamos nuestra vida con la sintaxis intestinal caracter¨ªstica del subdesarrollo ideol¨®gico. La literatura, desde luego, estaba prohibid¨ªsima, pero dispon¨ªamos de numerosos vertederos en cuyas mondas de naranja y restos de pescado se pod¨ªa deletrear nuestro destino como en los posos del caf¨¦. Nuestra primera experiencia literaria fue la basura, por eso uno ha recibido con gratitud la noticia de que pronto dispondremos de una gu¨ªa de estercoleros legales e ilegales, inertes y f¨®siles donde entrenar a nuestros hijos en la adivinaci¨®n del porvenir.
As¨ª que mientras por un lado se establecen medidas para regular "la informaci¨®n y programaci¨®n audiovisual difundida por cualquier medio", por otro se elimina mediante decreto el informe de impacto medioambiental para las escombreras. Todo un s¨ªmbolo de las mentalidades que nos gobiernan. Ya dec¨ªa uno que las met¨¢foras no se pueden prohibir: salen como las ratas de los basureros y transmiten la peste bub¨®nica, que es la m¨¢s literaria de las pestes (Camus, Defoe). Gracias a ella uno sabe perfectamente en qu¨¦ clase de atm¨®sfera medioambiental le ha tocado vivir.
Un territorio se define por su clima, sus hortalizas, su ganader¨ªa, su industria, pero tambi¨¦n por su ret¨®rica. Los pa¨ªses de nuestro entorno (en feliz expresi¨®n de los hombres de estado) nos aventajan en muchas cosas, pero ninguno de ellos dispone de un mapa de s¨ªmbolos como el que pronto tendremos en nuestras manos. Con esa carta de navegaci¨®n de la basura podremos visitar los domingos nuestros vertederos ilegales con la devoci¨®n con la que otros recorren las salas de un museo.
Y para convertir ese libro en una met¨¢fora continuada, en un alegor¨ªa, no habr¨¢ m¨¢s que a?adirle, a manera de ap¨¦ndice, el proyecto de ley para controlar "la informaci¨®n y programaci¨®n audiovisual difundida por cualquier medio". Miguel ?ngel Rodr¨ªguez asegura que se trata de combatir la telebasura, pero ya estamos viendo c¨®mo les gusta la basura. Sobre ese conjunto de contradicciones suele asentarse el totalitarismo. Viva la ret¨®rica.
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