Reforma pactada
HACE DOCE a?os que los sindicatos no firmaban un acuerdo con el Gobierno comparable al suscrito ayer sobre las pensiones. Aznar evit¨® cualquier menci¨®n a los grandes ausentes del pacto, los empresarios. Su mensaje fue: hemos conseguido lo que tanto prometi¨® Gonz¨¢lez sin lograrlo; para que luego digan que obedecemos ¨®rdenes de la patronal. La satisfacci¨®n era patente tambi¨¦n en los l¨ªderes de CC OO y UGT, que han visto c¨®mo el Gobierno renunciaba a las propuestas rechazadas por ellos: una mayor penalizaci¨®n de las prejubilaciones, la vinculaci¨®n de las pensiones de invalidez a los a?os de cotizaci¨®n y los incentivos para retrasar la jubilaci¨®n. Eso s¨ª, nadie record¨® que este acuerdo no es sino un paso m¨¢s en la reforma iniciada hace 11 a?os, a la que CC OO se opuso con una huelga general.El Gobierno necesitaba un acuerdo de este tipo, y ya lo tiene. En Espa?a hay siete millones de pensionistas (es decir, de electores). Aznar qued¨® tocado cuando, en uno de los debates televisivos previos a las elecciones de 1993, Gonz¨¢lez le dijo que si manten¨ªa su propuesta de rebajar a la vez el d¨¦ficit y los impuestos tendr¨ªa que bajar las pensiones. Una vez abandonada -parece que por mucho tiempo- la promesa electoral de bajar los impuestos, el primer Gobierno conservador de la democracia se hab¨ªa impuesto el reto de demostrar que es capaz de mantener lo sustancial del Estado de bienestar -las pensiones absorben el 66% del presupuesto de la Seguridad Social-, y de hacerlo mediante acuerdos.
El texto suscrito ayer es el primer desarrollo del Pacto de Toledo, que en la anterior legislatura recibi¨® un ampl¨ªsimo respaldo parlamentario, desde el PP a Izquierda Unida, incluyendo a las fuerzas nacionalistas. En el a?o transcurrido se ha desenganchado Anguita, aunque su oposici¨®n lo es ahora a los sindicatos, lo que seguramente plantear¨¢ m¨¢s problemas a la propia IU que al Gobierno. Sus cr¨ªticas est¨¢n fuera de la realidad.
La crisis del sistema p¨²blico de pensiones, com¨²n a casi todos los pa¨ªses desarrollados, se debe a causas demogr¨¢ficas: en 1990.hab¨ªa 17 personas mayores de 64 anos por cada 100 en edad de trabajar. En el a?o 2040 habr¨¢ 42. El aumento en la esperanza de vida y el retraso en la edad de ingreso en el mercado laboral hacen que el sistema resulte a largo plazo imposible de financiar. De las dos soluciones. imaginables, sustituci¨®n del sistema de reparto por otro de capitalizaci¨®n (como el de Chile) o reforma del actual modelo, aqu¨ª se ha elegido la segunda. El Pacto de Toledo es un cat¨¢logo de 15 medidas que combinan el reforzamiento de las v¨ªas de financiaci¨®n y la reducci¨®n de algunas prestaciones, pero manteniendo lo esencial de ¨¦stas.
El acuerdo firmado ayer y que ahora se debatir¨¢ en el Parlamento concreta algunas de esas medidas para los pr¨®ximos cuatro a?os, pero m¨¢s por el lado de los ingresos, racionaliz¨¢ndolos, que por el de los gastos. El acuerdo garantiza hasta el 2000 el poder adquisitivo de las pensiones mediante su revalorizaci¨®n autom¨¢tica: algo que, seg¨²n Jos¨¦ Barea -hoy director de la Oficina Presupuestaria y coordinador antes de un muy citado estudio sobre la viabilidad de la Seguridad Social espanola-, ser¨¢ imposible a medio plazo. Los expertos admiten que el acuerdo racionaliza el sistema, pero en general consideran que s¨®lo podr¨¢ mantenerse m¨¢s all¨¢ del 2000 si hay un crecimiento de la econom¨ªa y del empleo mucho mayor que el previsto.
De momento, la novedad m¨¢s importante es el aumento paulatino del periodo de referencia para fijar la cuant¨ªa de la pensi¨®n de 8 a 15 a?os de cotizaci¨®n. La principal discrepancia de la patronal se refiere a que desaparecen los topes m¨¢ximos de cotizaci¨®n por categor¨ªa profesional, lo que en conjunto aumentar¨¢ las cuotas a pagar por las empresas. El anuncio por parte del ministro Arenas de una posible nueva vuelta a la tuerca de la flexibifidad laboral podr¨ªa ser una compensaci¨®n destinada a facilitar la reconciliaci¨®n.
Bien est¨¢ que Gobierno y sindicatos expresen su satisfacci¨®n por el acuerdo. Pero cuatro a?os en materia de pensiones son un suspiro y hay enormes dudas de que el texto firmado sea viable mucho m¨¢s all¨¢ del a?o 2000. Por tanto, mejor ser¨¢ guardar las fanfarrias y ponerse a pensar en un horizonte m¨¢s amplio.
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