Un feliz aniversario

Cumple treinta a?os la compa?¨ªa de la Fundaci¨®n Gulbenkian y sigue teniendo una din¨¢mica fuerte de actualidad, energ¨ªa, buenos bailarines (dest¨¢quese una Olga Cobos o un Benvindo Fonseca) y un repertorio variado; all¨ª nunca han ca¨ªdo en la tentaci¨®n de la compa?¨ªa de autor, y la derivaci¨®n del cl¨¢sico y el neoclasicismo al ballet contempor¨¢neo ha sido hecha con toda l¨®gica, con seriedad. En sus tres d¨¦cadas han estado desde Lifar, Massine y Balanchine, a los mejores del lugar.El programa que traen los lusos a Madrid es irregular, con pocos brillos. De la primera coreograf¨ªa de Vasco Wellenkamp, concentrada y lenta, de un triste lirismo que emociona sobre la reciente desaparici¨®n de Carlos Trincheiras (creador infatigable e inspirado, amigo eterno de la buena danza), se pas¨® a un tenebrista (que no oscuro) cuadro de Itzik Galili sobre una adecuada m¨²sica de Michael Nyman y donde los bailarines lucen sus cualidades en medio de unas luces duras que respiran peligro, violencia y destellos de un amor entregado a esa urgencia urbana que se pulsa en el sonido; fue lo mejor de la noche y el p¨²blico as¨ª lo reconoci¨®. Perureim es un buen ballet donde quiz¨¢ hay demasiada acumulaci¨®n de mensajes (sucede con frecuencia en los creadores noveles), y a¨²n as¨ª, el poder de una idea aut¨¦ntica se impone como p¨¢lpito del baile como belleza danc¨ªstica en su tono coral.

Pero el mismo Galili se equivoca al final con su particular evocaci¨®n de la infancia. Ca¨®tica, f¨¢cil, de gusto dudoso y est¨¦tica vulgar, A trav¨¦s de los ojos de la nan¨¢ quiere ser un collage aunque el desenfado se vuelve aqu¨ª simplemente superficialidad. Es una tendencia que anda por ah¨ª mezclando churras con merinas, cabar¨¦ televisivo con arte esc¨¦nico verdadero, exhibici¨®n t¨¦cnica con exhibicionismo hedonista.