Charles David Ley, hispanista
Ha muerto en los primeros d¨ªas de este oto?o, en Londres, donde naci¨® el 11 de marzo de 1913, el profesor e hispanista Charles David Ley. Licenciado en Lengua y Literatura Inglesa y Lenguas Modernas por la Universidad de Londres, fue un gran conocedor de las culturas peninsulares.Profesor de 1939 a 1943 en el Instituto Brit¨¢nico de Lisboa, ocup¨® despu¨¦s puesto similar en el Instituto Brit¨¢nico de Madrid -que dirig¨ªa con tanto garbo sir Walter Starkie- de 1943 a 1952, fecha en que pas¨® a ser lector de ingl¨¦s en la Universidad de Salamancal- reclamado por su rector, Antonio Tovar. En 1954 se doctor¨® en la universidad madrile?a con una tesis sobre El gracioso en el teatro de la Pen¨ªnsula, y en 1961, en la universidad londinense, con un estudio acerca de la Poes¨ªa espa?ola a partir de 1939. Terminar¨ªa su labor docente en el Danford College of Technology de Inglaterra, de 1959 a 1978.
Durante su larga estancia en Madrid en esos a?os de la posguerra tuvo un trato asiduo con los movimientos po¨¦ticos de entonces, de cuyos principales creadores fue amigo y conviviente. Entusiasta ac¨¦rrimo de las tertulias, particip¨® primero en las que organizaba Walter Starkie en su Instituto Brit¨¢nico, que se fueron nutriendo cada vez m¨¢s con forme se iba perfilando el triunfo aliado. Luego, en la tertulia del caf¨¦ F¨¦nix, donde pugnaban los poetas de la revista Garcilaso con los de la revista Corcel. M¨¢s adelante, en las vivas tertulias del caf¨¦ Gij¨®n, y su "juventud crea dora", donde dominaban, cada uno en su terreno, Garc¨ªa Nieto y Cela. Ley ha contado esos a?os en un delicado y minucioso libro de memorias literarias (1943-1952), que titul¨® Costanilla de los diablos (Jos¨¦ Esteban, editor, 1981), qu¨¦ era para ¨¦l "el Madrid a¨²n sin rascacielos de los a?os cuarenta". En 1951 public¨® en las ediciones de la Revista de Occidente un Shakespeare para espa?oles, excelente introducci¨®n a la obra del gran dramaturgo y a los enigmas de su vida, cuya firma "es la ¨²nica letra indudable que nos ha legado". ¨²ltimamente public¨®, en el mismo editor, Jos¨¦ Esteban, la primera traducci¨®n al castellano de la Historia del Cardenio, hecha al alim¨®n por Shakespeare y John Fletcher", que sigue bastante de cerca lo que se cuenta de Cardenio en la primera parte del Quijote".
Buen conocedor, asimismo, de la literatura lusa, hizo, animado por D¨¢maso Alonso, la primera edici¨®n de la versi¨®n original del Auto da barca do inferno, de Gil Vicente. Tambi¨¦n a Ley se debe que una editorial portuguesa tradujese por vez primera algo de don P¨ªo Baroja.
Cas¨® con Paz Tarr¨ªo, una inteligente muchacha de Mota del Cuervo que march¨® a Londres para ampliar sus estudios y a la que enviamos nuestra condolencia y nuestro abrazo.
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