La escuela de los guerrilleros de Al¨¢
A la sombra del Cor¨¢n se forman jueces, ide¨®logos y milicianos
La madraza (escuela cor¨¢nica) Daralhefaz de Kabul es el f¨¦rtil semillero de donde los fundamentalistas afganos, entre ellos los talibanes, nutren sus filas de ide¨®logos, jueces isl¨¢micos, mul¨¢s (cl¨¦rigos) y milicianos dispuestos a dar la vida por un modelo del islam m¨¢s propio de los tiempos de Mahoma que del siglo XXI. Junto a la orilla del arroyo que llaman r¨ªo Kabul se levanta el recinto de la madraza: un patio grande rodeado por un edificio casi destruido por las bombas de la guerra entre las facciones islamistas, y una fila de contenedores del barco donde grupitos de 10 ni?os se aprenden de memoria el Cor¨¢n.En la madraza no existen ventanas ni puertas; las granadas las volaron. Pero as¨ª, en la guerra como en la paz, los ni?os y los profesores nunca la han cerrado. Desde su inauguraci¨®n, hace 17 a?os, a cargo del Ministerio de Educaci¨®n, esta escuela cor¨¢nica ha sobrevivido a todos los reg¨ªmenes, incluido el comunista. De sus 1.200 alumnos hoy s¨®lo han venido 300. El resto espera en casa a que la situaci¨®n se aclare. Hay otras tres madrazas en Kabul, una de ellas, exclusiva para ni?as, cerrada de momento.
A la madraza Daralhefaz llegan cada a?o entre 100 y 150 alumnos nuevos, la mayor¨ªa procedente de familias pobr¨ªsimas que acuden a clase a pie o en cacharros rodantes desde los barrios m¨¢s miserables. Chavales de todas las edades estudian 12 a?os para convertirse en mul¨¢s y poder acceder a la Universidad isl¨¢mica, donde se preparan para impartir justicia de acuerdo a la Sharia (ley isl¨¢mica) y convertirse en doctores en Teolog¨ªa.
De ocho a doce de la ma?ana reciben seis cursos. Dos clases se dedican a estudiar dari -uno de los idiomas afganos, emparentado con el parsi iran¨ª-, ¨¢rabe, paslitu -el idioma afgano mayoritario, ligado al urdu paquistan¨ª-, matem¨¢ticas, caligrafia y a aprender a leer y escribir. El resto del tiempo se invierte en aprender de memoria el Cor¨¢n.
Cuando logran aprenderlo se convierten en un qarhi, "el que sabe el Cor¨¢n de memoria". El profesor Abdul Rahim es un qarhi, y ciego, como muchos de los 40 profesores de la escuela. "Estuve memorizando el sagrado Cor¨¢n durante seis a?os con la ayuda de dos profesores y much¨ªsimas dificultades, hasta que lo met¨ª entero en mi cabeza. Si se sientan a escucharme se lo puedo recitar de principio a fin. Tardo 15 horas.
Los m¨¢s ni?os recitan en voz alta el Cor¨¢n. Leen los versos en sus libros descuajaringados y luego ponen los ojos en blanco para no perderse una coma, cabeceando adelante y atr¨¢s en sus sillas rotas para seguir el ritmo nemot¨¦cnico de la melod¨ªa. Memorizan y memorizan, sin que nadie les explique lo que sus cabecitas est¨¢n acumulando. A fuerza de repeticiones, ideas f¨¦rreas se instalan en sus cerebros. "Estos ni?os ya son talibanes -buscadores de la verdad- desde el momento en que est¨¢n aqu¨ª aprendiendo el Cor¨¢n", explica el profesor Mohamed Ain Aian.De hecho, los talibanes que hoy hacen la guerra santa se graduaron en madrazas como ¨¦sta de Afganist¨¢n o Pakist¨¢n, o en la localidad fronteriza de Peshawar, donde se refugiaron cientos de miles de afganos durante los 17 a?os de guerra. El Gobierno talib¨¢n inspira palabras comprensivas a los profesores cor¨¢nicos: "Nos gusta un Gobierno que nos d¨¦ paz y facilidades para la educaci¨®n". Aprueban sin ambages la pol¨ªtica talib¨¢n sobre las mujeres. "Estoy seguro que en un mes las dejar¨¢n volver a estudiar. Pero ser¨¢ como dice el islam, deben estudiar y trabajar s¨®lo con mujeres, sin que los sexos se mezclen, y llevando siempre el burka [velo]".
Otro profesor, el qarhi Abdul Bari, el mismo que despu¨¦s deber¨¢ ense?ar a los ni?os c¨®mo se comporta un buen creyente, va a¨²n m¨¢s lejos: "S¨ª, el Cor¨¢n dice que hombres y mujeres son iguales, pero dentro de casa, no en la calle. Esa es nuestra opini¨®n". Justifica que los pac¨ªficos estudiantes de religi¨®n cogieran las armas. "Lo hacen en son de paz". La idea de justicia que aqu¨ª se ense?a es la del ojo por ojo y diente por diente. "Seg¨²n la Sharia, quien mata a alguien sin motivo debe ser ejecutado de acuerdo a la sentencia del alto tribunal isl¨¢mico".A trav¨¦s de un c¨®digo cerrado que d¨¦ sentido a su miseria terrible, estos ni?os ser¨¢n los ejecutores de una sociedad anclada en el fanatismo. Es la ecuaci¨®n dolorosa que rige tres cuartas partes del mundo: miseria m¨¢s injusticia m¨¢s ignorancia igual a videncia, locura y fanatismo redentor.
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