El sandinista Ortega invoca a Dios en el cierre de campa?a para ganar el voto cat¨®lico de Nicaragua
"Buenas noches, hermanos nicarag¨¹enses. Les pido que, escuchando el mensaje de la Conferencia Episcopal, invoquemos a Dios dando gracias por estar aqu¨ª reunidos". No era una homil¨ªa dominical. Fue el arranque del discurso con el que Daniel Ortega, l¨ªder del Frente Sandinista, cerr¨® el mi¨¦rcoles su campa?a a la presidencia de Nicaragua. El antiguo comandante guerrillero pretende arrebatar las preferencias del voto cat¨®lico, que hasta ahora acompa?an a Arnoldo Alem¨¢n, candidato de la derechista Alianza Liberal.
Ante 150.000 personas que abarrotaban la explanada de Juan Pablo Il de Managua, con la silueta de un enorme crucifijo en el horizonte, la palabra "perd¨®n" salpic¨® el discurso del hombre que rigi¨® los destinos de Nicaragua desde 1979, a?o del triunfo de la revoluci¨®n sandinista contra el dictador Anastasio Somoza, hasta 1990, a?o de su estrepitosa derrota en las urnas.Sus palabras ten¨ªan como fondo constante el Himno de la alegr¨ªa, de la Novena sinfon¨ªa de Beethoven, que ha sustituido para la ocasi¨®n al belicista himno sandinista. "Los errores del pasado no, se van a repetir. Todos somos imperfectos, todos tenemos virtudes y vicios. ?Perfecto es s¨®lo Dios. Los humanos estamos hechos de carne y hueso, estamos hechos de pecado!".
La gente se frotaba los ojos. Es cierto que Daniel Ortega se ha sometido a una contundente operaci¨®n de cambio de imagen articulada por un grupo de publicistas de Estados Unidos y Costa Rica, pero aquello era insuperable. E incre¨ªble. Nicaragua, dijo Ortega, es como una familia. Lo importante es la reconciliaci¨®n. Est¨¢n listos para mantener relaciones respetuosas con Estados Unidos y con la c¨²pula empresarial, a la que "tender¨¢n la mano" a pesar de sus cr¨ªticas. Ah¨ª est¨¢ como muestra su candidato a la vicepresidencia, Juan Manuel Caldera, de 68 a?os, un empresario al que los sandinistas confiscaron cuatro fincas y al que ahora prometen siete ministerios si ganan.
Y, por supuesto, c¨®mo olvidar a los "campesinos que empu?aron las armas de la resistencia antisandinista" (anta?o denominados "Ias bestias somocistas de la Contra"). El pasado septiembre, Ortega firm¨® un acuerdo con representantes de la Contra, y no precisamente de los m¨¢s moderados. Uno de los aliados es ahora Jos¨¦ Benito Bravo, m¨¢s conocido como el comandante Mack, un sanguinario militar somocista al que la propia resistencia expuls¨® de sus filas en 1989 por su terrible historial.
El cerebro de este lifting al pasado es, seg¨²n Carlos Fernando Chamorro, ex director del diario sandinista Barricada e hijo de la actual presidenta, Violeta Chamorro, el propio Humberto Ortega, hermano de Daniel y antiguo jefe del Ej¨¦rcito. La estrategia: revertir el pasado dictatorial de Ortega y ser fuerte presentando una imagen de debilidad.
El temible comandante guerrillero, azote de la burgues¨ªa, amigo de Libia, Cuba e Irak, ha sustituido sus cl¨¢sicas camisetas negras por dos docenas de camisas blancas. Atr¨¢s quedaron sus proclamas marxistas: ya no habr¨¢ confiscaciones, ni servicio militar obligatorio, ni econom¨ªa estatalizada. "Es una campa?a brillante. A Daniel lo est¨¢n vendiendo como un desodorante. Y por debajo andan los mismos monstruos de siempre", comentaba un funcionario.
Las encuestas responden
La estrategia le ha dado resultados, desde luego. En agosto nadie apostaba por ¨¦l. Ahora las distancias con el candidato favorito, el conservador Arnoldo Alem¨¢n, se han acortado de los 20 a los 6 puntos, seg¨²n las encuestas. La campa?a de Alem¨¢n, un orondo abogado populista que ocup¨® la alcald¨ªa de Managua, es penosa. Comparte con Daniel su vac¨ªo program¨¢tico: trabajo y felicidad.Pero lo que muchos dudan es, primero, hasta qu¨¦ punto el cambio de Daniel es real, y, segundo, si esa transformaci¨®n ha calado realmente en la gente. Las grandes concentraciones de masas no son significativas en Nicaragua. Ni tampoco las encuestas. Ah¨ª est¨¢n los comicios de 1990, en los que, a pesar de los triunfantes sondeos y las concurridas manifestaciones, los sandinistas tuvieron que cederle el poder a Violeta Barrios de Chamorro.
Por si acaso, ciertos grupos se han encargado de refrescar la memoria con una terrible contracampa?a emitida en televisi¨®n y en radio, que rescata los episodios de la guerra, de los conflictos sociales, de las expropiaciones, de la censura de prensa. "Quien olvida la historia", dicen, "est¨¢ condenado a repertirla". Con los fantasmas de la guerra civil de nuevo en pie, muchos indecisos (un 16% seg¨²n las encuestas) podr¨ªan decantar su voto a favor de Alem¨¢n.
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