El voto del miedo
Las elecciones presidenciales de hoy despiertan el fantasma de la guerra civil que vivi¨® Nicaragua
ENVIADA ESPECIAL?Viva Nicaragua libre!", gritaban el mi¨¦rcoles por la noche miles de simpatizantes del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN) reunidos en la explanada Juan Pablo II de Managua para celebrar el cierre de campa?a de su candidato a la presidencia, el comandante Daniel Ortega. El grito de la antigua guerrilla que derroc¨® en 1979 al dictador Anastasio Somoza reviv¨ªa de nuevo en medio de un oc¨¦ano de banderas rojinegras. Horas antes, muy cerca, miles de seguidores del candidato conservador Arnoldo Alem¨¢n, vestidos de rojo ("pero rojo sin mancha", puntualizan) hab¨ªan hecho su propia adaptaci¨®n de la consigna: "?Viva Nicaragua liberal!".
Alem¨¢n, antiguo alcalde de Managua, y Ortega, ex presidente nicarag¨¹ense, se repartir¨¢n, seg¨²n los sondeos, el 70% de los votos en las elecciones generales que hoy se celebran en esta rep¨²blica centroamericana, las segundas aut¨¦nticamente democr¨¢ticas de su historia. En principio, las encuestas sit¨²an a Alem¨¢n cerca del 45% necesario para acceder a la presidencia. Pero Ortega parece pisarle los talones. Apenas quedar¨¢ nada para los restantes 22, candidatos, que van desde los sandinistas renovadores y comunistas hasta los conservadores.
"Estamos como en 1990", comenta Tita con cierta congoja. Esta abogada recuerda el miedo que rein¨® en los comicios en los que el Frente Sandinista sufri¨® un voto de castigo que puso en el poder a la Uni¨®n Nacional Opositora, encabeza da, por Violeta Chamorro. "Otra vez la sociedad se polariza, otra vez la gente va a votar no para que gane su favorito, sino para que no gane su enemigo".
Y es que la campa?a electoral ha reabierto las heridas de los enfrentamientos armados que sacudieron a Nicaragua entre 1978 y 1989, y que dejaron 50.000 muertos: primero en la insurgencia contra la familia Somoza; despu¨¦s durante la guerra contra el Gobierno sandinista auspiciada por EE UU.
Las pretensiones del los candidatos de mostrarse como almas gemelas de la madre Teresa de Calcuta no han funcionado. Alem¨¢n escribe el Papa Juan Pablo II y dice que "barrer¨¢ las cenizas de la guerra". Ortega se viste de blanco y transforma su imagen de feroz guerrillero listo para exterminar a la burgues¨ªa en pac¨ªfico predicador proclive a un "Gobierno de todos". "Estoy asustad¨ªsima, se ha vuelto santo", dec¨ªa la presidenta do?a Violeta.
La reacci¨®n ha sido la contraria, y en ning¨²n lugar se ha reflejado tan bien c¨®mo en los medios de comunicaci¨®n, que han retomado su viejo papel seg¨²n su filiaci¨®n. Alem¨¢n es un "engendro somocista" en el diario Barricada, mientras que La Prensa se encarga de recordar la "noche oscura" que trajo a Nicaragua la "dictadura sandinista".
Numerosos sectores empiezan a tener la inc¨®moda sensaci¨®n de la amenaza. Los sandinistas se sienten amenazados por el triunfo de Alem¨¢n: a los campesinos les dicen que les quitar¨¢ las tierras que recibieron tras las confiscaciones que hizo el Frente (cuando en realidad se ha comprometido a terminar de entregar los t¨ªtulos de propiedad que comenz¨® a repartir Violeta Chamorro). Y la antigua c¨²pula guerrillera, convertida en una burgues¨ªa boyante, se siente amenazada en sus privilegios.
Ah¨ª est¨¢ Alem¨¢n, en uno de sus gestos populistas, conminando a Ortega a devolver la casa donde vive por ser producto de la pi?ata (el reparto de propiedades confiscadas entre los dirigentes sandinistas antes de abandonar el poder).
Y el eventual triunfo del comandante Daniel hace sentir a los antisandinistas de nuevo la soga de las expropiaciones, la censura, el autoritarismo y la guerra. "Si ganan los sandinistas, me voy dice Rub¨¦n, un joven profesional que regres¨® al pa¨ªs, con otras 200.000 personas, tras la derrota del Frente de 1990. "Ya los conocemos. No es tanto por la c¨²pula como por la militancia, que es terrible. Vienen con ganas de revancha. El pa¨ªs se va a volver a paralizar".
Los empresarios han sido claros: si gana Daniel Ortega, a pesar de su programa liberal, habr¨¢ de nuevo un impasse econ¨®mico. Por eso la patronal recomienda ya abiertamente votar por Arnoldo Alem¨¢n, a pesar de no considerarlo uno de los suyos.
El clima tan polarizado lleva al "voto ¨²til", que es en realidad el voto del miedo: los resortes de autodefensa, como dice el periodista Carlos Fernando Chamorro, hijo de la actual presidenta, se disparan: no se vota en conciencia, sino para parar a la amenaza, venga de donde venga.
"Alem¨¢n y Ortega son los l¨ªderes que ha generado la propia sociedad nicarag¨¹ense Ellos no provocan la polarizaci¨®n, sino que son su consecuencia", asegura un funcionario latinoamericano.
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