El 'secuestro' de De la Pe?a
'Lo Pelat' ha pasado de ser preso del amor de madre a ser esclavo de las decisiones de la familia de su novia
Hay la sospecha de que Iv¨¢n de la Pe?a est¨¢ secuestrado. Que el futbolista que milita en el Bar?a no es el verdadero Iv¨¢n de la Pe?a. Dir¨ªase incluso que Iv¨¢n de la Pe?a nunca ha sido libre.Ya de ni?o fue preso de Los Pe?ucas, ese bar del barrio pesquero de Santander, donde su padre le exhib¨ªa como el mejor futbolista del futuro. Siendo a¨²n un juvenil, fue rehen de Johan Cruyff. M¨¢s tarde result¨® una v¨ªctima del mercado: a cada oferta, el Bar?a respond¨ªa con un nuevo contrato. Luego se convirti¨® en el esclavo de la hinchada m¨¢s encabronada: cuando el equipo no jugaba, se cantaba -y a¨²n se corea- en la grada norte del Camp Nou, mirando hacia el banquillo: "?Iv¨¢n, Iv¨¢n, Iv¨¢n de la Pe?a!".
Hoy nadie sabe si quien salta a la cancha cuando el choque pasa ya de la hora es Iv¨¢n de la Pe?a, Lo Pelat, el dorsal 23, el jugador espa?ol m¨¢s luminoso o un suplente-especialista, uno de esos futbolistas que revolucionan, para bien o para mal, aquellos partidos que se van muriendo. No hay un s¨®lo aficionado que no se haya imaginado c¨®mo puede jugar Iv¨¢n de la Pe?a. A la que toma el cuero siempre se espera que ocurra algo tan grande que la ficci¨®n supera la realidad. La jugada, si no sale, se imagina.
Dir¨ªase que, cumplidos los 20 a?os, es un jugador sin edad, sin l¨ªmite, sin personalidad pese a esa calva que se afeita cada d¨ªa que hay partido como si, mani¨¢tico como es, le protegiera y, al tiempo, le distinguiera. Iv¨¢n de la Pe?a es una persona que nunca ha hecho lo que le ha venido en gana ni en un campo de f¨²tbol. Quiz¨¢ torturado por un cierto "complejo de inferioridad", como han revelado sus primeros entrenadores. "lv¨¢n era un ni?o muy retra¨ªdo y no se cre¨ªa lo bueno que era". El siempre jugaba en un curso superior, jam¨¢s se med¨ªa con los de su edad, pero siempre era el mejor. Iv¨¢n ten¨ªa una sensibilidad especial. Poco com¨²n. No quer¨ªa ser un simple jugador. Quer¨ªa ser Pel¨¦, o Cruyff, a los que devoraba en v¨ªdeo. Con 14 a?os jug¨® una semifinal del campeonato de Espa?a de cadetes frente a los de 17 del Madrid. Estos jugaban con la defensa adelantada e Iv¨¢n les meti¨® el gol que invent¨® Pel¨¦: se col¨® entre l¨ªneas, dej¨® pasar el cuero entre sus piernas, sent¨® al portero y marc¨®. Un d¨ªa despu¨¦s, frente al Sporting, vio que los asturianos jugaban con libre y entonces se acord¨® de Puskas: sed¨® la pelota con el pecho suspendido en el aire y sin dejarla caer la incrust¨® en una escuadra. Estaba a 45 metros de la porter¨ªa. Su ascensi¨®n era imparable.
Pero hoy el tiempo no corre para Iv¨¢n de la Pe?a. Est¨¢ igual o peor que ayer, pues Giovanni le ha ganado el puesto. Hace lo mismo con Robson que con Cruyff: juega media hora. Le siguen diciendo que le falta aprender -pierde la ubicaci¨®n, no defiende y se obsesiona con que cada pelota que toque debe ser una asistencia de gol- sin que nadie le ense?e nada nuevo. Y, en casa, le contin¨²an cantando lo que tiene que hacer: antes se lo ped¨ªan sus padres y ahora se lo sugieren sus futuros suegros. Ha pasado de vivir del amor de madre a ser esclavo de las decisiones de la familia de su novia.
Iv¨¢n ha cerrado el c¨ªrculo hasta extremos insospechados. Una aventura juvenil ha acabado en una vida monacal. La historia es una de tantas aunque con un protagonista ins¨®lito: el chico que se enamora de la hija [Lorena] de uno de sus entrenadores [Juan Manuel Asensi]. Primero se empieza por faltar a clase, luego se dejan los libros -cursaba BUP- y al final se sale a la carrera de los entrenamientos. Llega despu¨¦s la mudanza. La mayor¨ªa deja la residencia de La Mas¨ªa y se monta un piso con los amigos. Iv¨¢n, en cambio, abandon¨® la residencia azulgrana por un cuarto en casa de sus suegros, pues Lorena, con 16 a?os, no ten¨ªa edad para buscarse la vida con su novio. Un par de a?os despu¨¦s, sin embargo, ese cuarto se ha convertido en residencia. Asensi y su esposa, Auri Ferrer, se desvivieron siempre por Iv¨¢n. Hab¨ªa que despertar a Iv¨¢n, pues ah¨ª estaba Auri; hab¨ªa que ir a buscar a Iv¨¢n a la salida del entrenamiento, pues por all¨ª aparec¨ªa el Mercedes de Auri; hab¨ªa que ir a comprar los diarios para Iv¨¢n, pues Auri se presentaba en el quiosco.
El trato como novio de su hija ha dado paso, sin embargo, a otra relaci¨®n. El representante del futbolista ya no es Josep Mar¨ªa Minguella, el "sino que le negoci¨® un contrato hasta el a?o 2000 con una cl¨¢usula de rescisi¨®n de 3.000 millones y unos ingresos anuales del orden de 50 millones, sino que su agente es Manolo Ferrer, el hermano de su futura suegra, un intermediario que rompi¨® con Minguella, por entender que operaba m¨¢s en beneficio del club que del futbolista.
Quien exhibe a Iv¨¢n ya no es su padre Tin, cada d¨ªa m¨¢s apartado de la familia, sino que son el padre y la madre y el t¨ªo de Lorena quienes le invitan a lucirse en el campo. Iv¨¢n viste Reebock, la marca que precisamente representa su futuro suegro. Y quien seguramente gestionar¨¢ la sociedad que explota los derechos de imagen del futbolista ya no ser¨¢n s¨®lo sus padres sino tambi¨¦n sus futuros suegros. Hay tambi¨¦n quien ha invitado a Iv¨¢n a coger de la mano a Lorena y montarse la vida por su cuenta.
Los novios pasean cada d¨ªa de la mano, van de compras, toman alguna copa de vez en cuando solos o en familia, escuchan a Bruce Springsteen y vuelven a casa de los padres-suegros hasta el entrenamiento del d¨ªa siguiente. Iv¨¢n pasa por ser un buen compa?ero. Compadrea con Celades, con Roger, con Amor, con futbolistas criados en el Barca y, cuando conviene, si le buscan las cosquillas, es capaz de agarrar por el cuello a quien sea, incluso a uno de los capitanes del equipo como ocurri¨® en su d¨ªa.
Hay quien le ha invitado a romper no con uno sino con todos los que le han montado la vida. Iv¨¢n, sin embargo, no responde. Que se sepa -as¨ª lo reconoci¨®- s¨®lo Cruyff le ha hecho llorar ¨²ltimamente. Le dijo: "Quienes te fabrican, te acabar¨¢n matando".
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