Un gran documento sobre Trotsky
P¨¦rez Herrero y Guill¨¦n Cuervo presentan sus primeros filmes
Las pel¨ªculas Robo en el cine Capitol, un ¨¢gil y prometedor corto de Fernando Guill¨¦n Cuervo; y La vida privada, ambicioso largometraje de otro debutante, Vicente P¨¦rez Herrero, concursaron ayer en la Semana Internacional de Cine de Valladolid. El lado excelente de este primer d¨ªa de cine espa?ol estuvo, fuera de concurso, en un admirable reportaje titulado Asaltar los cielos, donde Javier Rioyo y Jos¨¦ Luis L¨®pez-Linares indagan en la identidad de Ram¨®n Mercader, el agente espa?ol de Stalin que asesin¨® en 1940 a Trotsky.
La elaboraci¨®n de Asaltar los cielos fue un empe?o apasionado, largo y laborioso; y su resultado magn¨ªfico, porque aunque no aporte novedades sustanciales a lo que, gota a gota, fue averigu¨¢ndose durante medio siglo acerca de la identidad del barcelon¨¦s Ram¨®n Mercader del R¨ªo y de la trama del KGB sovi¨¦tico que le condujo a asesinar en M¨¦xico a Leon Trotsky, creador y conductor de la Revoluci¨®n de Octubre, a cambio abre un camino hacia el rescate en los archivos secretos de Rusia de la ingente multitud de documentos y de im¨¢genes relativas a la figura y la obra de Trotsky que siguen encerradas bajo la losa con que Stalin orden¨® enterrar no s¨®lo el cad¨¢ver, sino la memoria e incluso la propia existencia de uno de los hombres fundamentales de la historia y la construcci¨®n de este siglo.Si algo se echa de menos en esta gran exploraci¨®n sobre la oscura identidad de Mercader son precisamente esas todav¨ªa inaccesibles im¨¢genes enterradas del hombre que Stalin le orden¨® asesinar. Pero, por encima de esta inevitable laguna seca, el documento que han logrado componer, con derroches de rigor y paciencia, Rioyo y L¨®pez-Linares es memorable y, m¨¢s a¨²n, indispensable.
En esta primera jornada de cine espa?ol en la progamaci¨®n de la Semana Internacional de Cine de Valladolid el salto desde la busca de la verdad a la busca de la ficci¨®n fue desafortunado, pues si Asaltar los cielos encuentra casi todo lo que en esencia rastrea, no puede decirse lo mismo de La vida privada, un -as¨ª lo define su director- "viaje al fondo de lo desconocido", que se queda en un inm¨®vil querer y no poder encontrar lo que se pretende.Frustrado poema
Se ven m¨¢s las (buenas) intenciones que los (no buenos) resultados de un proyecto de pel¨ªcula tenebrista hecha con ingredientes valiosos, pero torpemente interrelacionados, lo que crea confusi¨®n y frustraci¨®n.
Dice P¨¦rez Herrero acerca de su recorrido al componer este frustrado poema expresionista y tenebrista: "Me acompa?aron las luces y sombras de Fritz Lang, Carl Dreyer y, sobre todo, Wilhelm Murnau. Salvando las distancias, quise hacer mi Nosferatu particular, porque es un mito estremecedor".
Su intenci¨®n es, sin duda, sincera, apasionada y veraz, y en la pantalla esto se percibe. Pero lo que no se percibe es que esa declaraci¨®n de intenciones se haya materializado en un logro m¨ªnimamente aproximado a ella.
Las composiciones fotogr¨¢ficas de Teo Escamilla, pese a su excesiva reiteraci¨®n en angulaciones de tipo enf¨¢tico, no consiguen inquietar. La voz narradora y los di¨¢logos son poco fluidos y en general suenan a artificio. La trama resulta endeble y hace que el misterio derive en confusi¨®n.
Y, sobre todo, los dos protagonistas, Fernando Guill¨¦n y Carmen El¨ªas, no consiguen hacer cre¨ªble a sus respectivos personajes, pese a que se les ven las ganas de lograr esta credibilidad y a ambos maravillosos int¨¦rpretes les sobra profesionalidad para hacerlo. Guill¨¦n carga con un personaje err¨¢tico y desdoblado, del que no hay manera de saber qu¨¦ le ocurre, a causa de las imprecisiones del gui¨®n de Antonio Torre y el director de la pel¨ªcula; y Carmen El¨ªas -extraordinaria actriz, a la que no embarcan en tareas de la solidez y la envergadura que su fotogenia y su talento merecen-, aunque tiene un cometido m¨¢s inteligible que el de Guill¨¦n, se mete dentro de la piel de, un personaje muerto, sin vertebraci¨®n, amorfo y sin espina dorsal, que forzosamente paraliza su probada capacidad de transfiguraci¨®n, debilita su energ¨ªa expresiva y estanca su notable capacidad para graduar los tiempos de una composici¨®n que finalmente esta admirable actriz no logra construir.
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