El 'milagro' del canciller alem¨¢n
El pr¨®ximo mi¨¦rcoles 30 de octubre, el canciller federal de Alemania, Helmut Kohl, habr¨¢ superado un r¨¦cord hist¨®rico en la posguerra europea. El dirigente conservador se convertir¨¢ ese d¨ªa en el jefe de Gobierno democr¨¢ticamente elegido que ha permanecido m¨¢s tiempo de forma continuada en el poder, superando la barrera de los 14 a?os que hab¨ªa alcanzado Konrad Adenauer. En este periodo -la era de Kohl- Alemania vivi¨® varios momentos importantes que culminaron con la re unificaci¨®n del pa¨ªs tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. En estas p¨¢ginas se analizan luces y sombras de la acci¨®n de gobierno desarrollada por este pol¨ªtico profesional, un infatigable corredor de fondo.
Que precisamente Der Spiegel dedicase hace dos semanas un n¨²mero a conmemorar los 14 a?os en el poder de Helmut Kohl, durante tanto tiempo menospreciado por la prensa de mayor prestigio, algo debi¨® resarcirle de los agravios pasados. No s¨®lo es el canciller federal que m¨¢s ha durado en la historia democr¨¢tica de Alemania, superando a Konrad Adenauer, a quien le cupo el m¨¦rito de haber instalado a la derrotada Alemania en el puesto que le corresponde en Europa, sino que, como art¨ªfice de la unificaci¨®n, tiene asegurado un lugar preeminente en la historia de su pueblo. No fueron tampoco escasos los m¨¦ritos de Winston Churchill en los a?os de guerra, pero el electorado brit¨¢nico supo sustituirle al acabar la contienda. En mis primeros a?os en la Rep¨²blica Federal recuerdo haber percibido un cansancio- generalizado por la permanencia del "viejo" -Adenauer fue elegido canciller en 1949, con 73 a?os, y abandon¨® el cargo en 1963, a los 87 a?os, mientras que Kohl ha cumplido los 14 a?os en el poder cuando a¨²n le faltan siete para llegar a la edad en que Adenauer fue elegido canciller; en pol¨ªtica, el tiempo, tambi¨¦n el biogr¨¢fico, es fundamental-, a lo que hay que a?adir que entonces se sent¨ªa fraguar una alternativa nueva que tomaba cuerpo en el alcalde gobernador de Berl¨ªn occidental, Willy Brandt, y, en cambio, ahora la socialdemocracia se encuentra en una situaci¨®n de puro descalabro, en lucha interna por el poder de personalidades mediocres que nada tienen que ofrecer. Kohl celebra sus 14 a?os de canciller -en un r¨¦gimen democr¨¢tico, un trecho excepcional- m¨¢s fuerte que nunca, sin que se divise en la oposici¨®n, y ya se ha encargado ¨¦l de que tampoco en su propio partido, una opci¨®n cre¨ªble. A Kohl, lejos de haberle desgastado el ejercicio del poder, el paso de tiempo no ha hecho m¨¢s que fortalecerlo: fen¨®meno al que habr¨ªa que llamar, remedando el famoso "milagro alem¨¢n", el "milagro Kohl".?A qu¨¦ se debe tama?o ¨¦xito?En primer lugar, Kohl es un pol¨ªtico profesional en estado puro, sin haber ejercido otra profesi¨®n ni sentido querencia por otra actividad. Cat¨®lico, hijo de un funcionario de Hacienda, bastante liberal y no demasiado nacionalista, desde los a?os de colegio est¨¢ metido en pol¨ªtica: en su ciudad natal, Ludwigshafen, un centro industrial surgido a mitad del siglo XIX, a los 16 a?os fue uno de los fundadores de la Jungen Union, la secci¨®n juvenil del reci¨¦n fundado partido cristianodem¨®crata (CDU). Despu¨¦s de estudiar Historia y Ciencias Sociales en las universidades de Francfort y Heidelberg, escribe una tesis doctoral sobre el restablecimiento de los partidos a partir de 1945 en su patria chica, el Palatinado; como se ve, la perspectiva permanece pol¨ªtica, sin salir de lo casero. Entre 1960 y 1966 es el portavoz de la oposici¨®n cristianodem¨®crata en el Ayuntamiento de su ciudad natal, que votaba, y me parece que ha seguido votando, socialista: nadie es profeta en su tierra. Kohl, muy joven, se inicia en la pol¨ªtica municipal como jefe de la oposici¨®n: una doble experiencia que muestra, por un lado, su inter¨¦s por lo concreto -nunca le han atra¨ªdo las discusiones ideol¨®gicas-, y por otro, su enorme capacidad de trabajo, qu¨¦ corresponde con una no menor de enfrentarse con dureza al adversario: a la saz¨®n los socialistas todav¨ªa lo eran de cuerpo entero. La actividad municipal la combina con la parlamentaria: desde 1959 es diputado en el Parlamento de Renania-Palatinado, vicepresidente en 1961 y presidente en 1963 del grupo democristiano. Un a?o m¨¢s tarde es elegido presidente de la CDU en su land, transform¨¢ndolo en poco tiempo de un partido conservador de notables, en uno de amplia base social. En 1969, no ha cumplido los 40, llega, sin el be nepl¨¢cito de su antecesor, a presidente del Gobierno de Renania-Palatinado. En 1973 es elegido, a los 43 a?os, el presidente m¨¢s joven de una CDU en declive que ha acaba do por perder el poder: de otra forma no hubiera sido posible el cambio generacional. En 1976 toma la decisi¨®n, arriesgada en lo personal pero obligada en lo pol¨ªtico, de cambiar el puesto de presidente de un Gobierno "auton¨®mico" por el de jefe de la oposici¨®n en Bonn, en un momento en que la coalici¨®n social-liberal parec¨ªa reciamente asentada. Recuperar lo antes posible el Gobierno de la naci¨®n es la meta, aparentemente inalcanzable, que se propone y que, dando los rodeos necesarios, sabe llevar a buen t¨¦rmino. Desde 1982, con periodos de mayor o menor popularidad -las encuestas ya han anunciado varias veces su derrota, pron¨®sticos a los que siempre ha seguido una "milagrosa" recuperaci¨®n, y cuando parec¨ªa encontrarse en el fondo del pozo le toc¨® el premio gordo de la unificaci¨®n-, es canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania. En segundo lugar, Kohl es un pol¨ªtico de cuerpo entero que ha crecido en el seno del partido, conocedor a fondo de sus entresijos, controlador consumado de sus estructuras; lleva 23 a?os al frente del mismo, al que debe su rapid¨ªsimo y continuo ascenso. Kohl es un hombre de partido en un momento en que la pol¨ªtica no se hace ya con vistas al p¨²blico en el Parlamento, sino a puerta cerrada en los bastidores de los partidos. En esto se diferencia de aquellos otros pol¨ªticos que deben su carrera a la imagen que proyectan a la sociedad, en el caso de Kohl, no demasiado brillante; para decirlo de la manera m¨¢s suave: con la mayor credibilidad y gan¨¢ndose la confianza de la gente corriente, que aporta los votos, es tan s¨®lo maestro insuperable en el arte de barajar el lugar com¨²n. El gran error que hemos cometido respecto a Kohl ha sido juzgarlo por lo que dice y no, como corresponde a un pol¨ªtico, por lo que hace. Y aqu¨ª yace su mayor fuerza: a diferencia de Franz Josef Strauss, su ¨²nico contrincante serio, en apariencia mucho m¨¢s inteligente y mordaz, pero que de alg¨²n modo trasluc¨ªa un inter¨¦s personal en cada decisi¨®n pol¨ªtica que tomaba, Kohl ha convencido a todo el mundo por su honradez acrisolada. Un buen pol¨ªtico en las actuales circunstancias es ante todo una persona honrada a carta cabal, con una enorme capacidad de trabajo y de aguante -el oficio es muy duro-, que sabe tomar decisiones, a veces muy poco usuales, y si es preciso incluso revolucionarias, envuelto todo ello en un discurso vulgar, repleto de t¨®picos, que d¨¦ confianza a la gente.Kohl no es un intelectual, ni mucho menos un ide¨®logo, pero es un hombre que tiene unas cuantas ideas claras que le han servido para orientar en todo tiempo su acci¨®n pol¨ªtica. La fundamental, que para un renano supone una evidencia, la ha tomado de Adenauer, y puede as¨ª, con toda raz¨®n, enorgullecerse de haber continuado su obra: el s¨®lido asentamiento de Alemania en la Uni¨®n Europea y en la OTAN son requisitos irrenunciables para el bien de Alemania y la paz en Europa. Nada tan amenazador como que Alemania se desprendiera de su arraigo occidental y cayera en la tentaci¨®n de intentar volver a ser una potencia mundial. El futuro de Alemania est¨¢ en Europa, en una Europa que Alemania, a diferencia de Francia, ha concebido siempre vinculada a EE UU. Si para los europeos es importante la construcci¨®n de Europa, para Alemania resulta vital, al no poder concebir un desarrollo en paz y democracia m¨¢s que integrada en Europa. Se comprende que Kohl se haya convertido en uno de, los acicates principales de la UE y que los europeos nos alegremos de su permanencia en el poder como garant¨ªa de que Europa seguir¨¢ su proceso de construcci¨®n. Despu¨¦s de que la suerte le hubiera puesto en la coyuntura de llevar a cabo la unificaci¨®n de Alemania -saber aprovecharse de. la ocasi¨®n es el rasgo definitorio del gran pol¨ªtico-, Kohl pretende rematar su obra contribuyendo ' decisivamente a la unificaci¨®n de Europa.
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