Homenaje a Carmen Linares

Esto fue el primer programa del ciclo dedicado a Falla y auspiciado por la Sociedad de Autores: un homenaje a Carmen Linares. Y no es que la cantaora lo pretendiese, sino que el p¨²blico se lo otorg¨®. La Linares es int¨¦rprete jonda; su voz tiene duende y sonidos negros y su cante es el del "quej¨ªo, el cante que duele y que lastima", como dice Alvarez Caballero. Esos sentimientos est¨¢n presentes en El amor brujo aun cuando Falla no pretendi¨® nunca servirlos con literalidad folclor¨ªstica. As¨ª se comprende que, mientras vivi¨®, la obra fuera cantada, casi siempre, por artistas del g¨¦nero cl¨¢sico: Superv¨ªa, Barrientos, Bad¨ªa o Vall¨ªn.Don Manuel escribi¨®, casi enfebrecido, esta creaci¨®n, cuya originalidad certifica su genio, incitado por los Mart¨ªnez Sierra y PastoraI Imperio. Quer¨ªa ¨¦sta, en principio, una canci¨®n y una danza, pero Falla albergaba algo de mayor consistencia que tropez¨® con un libreto de una docena de p¨¢ginas habladas y en verso, adem¨¢s de las canciones, que desde el principio no le satisfizo. El amor brujo obtuvo en 1915 un ¨¦xito mediano, y no se convirti¨® en un best seller del siglo XX hasta que, 10 a?os despu¨¦s, Antonia Merc¨¦ presenta en Par¨ªs la versi¨®n definitiva,. ¨²nica editada, que triunf¨® y triunfa por el mundo. Pienso que un autor goza de pleno derecho sobre su obra y, tras su muerte, nadie debe enmendarle la plana. Todo lo cual no afecta a los m¨¦ritos de la Linares, que hace un Amor brujo probablemente distinto al imaginado por su autor, pero v¨¢lido, fuerte e impactante. Las ovaciones fueron tantas que la int¨¦rprete hubo de bisar una de las canciones.

Josep Pons nos ofreci¨® antes dos trabajos marginales de don Manuel: la obertura de El barbero de Sevilla, de Rossini, y el Prelude a l'apr¨¨s-midi d'un faune, de Debussy, adaptados para las posibilidades de la Orquesta B¨¦tica de Sevilla. Del primero respondi¨® siempre Falla, pero en el segundo jam¨¢s puso su nombre junto al del gran m¨²sico franc¨¦s. Se trata de meras curiosidades, y, por mi parte, no comparto la opini¨®n de Ernesto Halffter (el gran olvidado del cincuentenario) cuando aseguraba que prefer¨ªa la p¨¢gina de Debussy en esta versi¨®n que en el original. La labor de la Orquesta de Granada con su titular barcelon¨¦s al frente mantuvo una t¨®nica de pulcritud y expresividad dignas de aplauso, aunque, quiz¨¢ por la ac¨²stica "de c¨¢mara" de la sala para una orquesta de 40 instrumentistas, no quedaron bien cafibradas las din¨¢micas. Con todo, en honor a la verdad, hay que informar del homenaje a Carmen Linares antes que al propio Falla.