Pintadas de amor
Las "fans" de Mark Owen tapizan de pasi¨®n las paredes de la Gran V¨ªa
Mark y Celia. Mark y Mar¨ªa. Mark y B¨¢rbara. Mark y Susana, Mark y Laura, Mark y Raquel. Como si de un ba?o p¨²blico se tratara, las paredes del edificio de la cadena SER, en la Gran V¨ªa, amanecieron ayer tapizadas de corazones y mensajes de amor para el cantante brit¨¢nico Mark Owen. Adem¨¢s de los destrozos a un par de coches y del colapso general del pasado jueves han quedado huellas m¨¢s permanentes en Madrid de la visita del ex miembro de la ya disuelta banda Take That. Una manzana entera de la calle de Jim¨¦nez de Quesada, adyacente a Gran V¨ªa, ha sido decorada con edulcoradas y fervientes, pintadas. La mayor¨ªa de ellos expresa el simple deseo de emparejarse con el m¨²sico brit¨¢nico, o halagos de toda ¨ªndole ("qu¨¦ bueno est¨¢s", "eres el mejor del mundo"). Pero otros son casi cartas enteras dirigidas a este joven de 22 a?os que nunca las leer¨¢. Con l¨¢pices, pintalabios y aerosoles, del suelo hasta alturas insospechadas, en ingl¨¦s y en espa?ol, las chicas atacaron lo que ten¨ªan m¨¢s cerca: las paredes. En realidad, el m¨²sico, bastante atemorizado, apenas se asom¨® al balc¨®n unos veinte segundos y sali¨® huyendo por una sala de cine que queda entre Sepu y la cafeter¨ªa Nebraska. Ninguna de las chicas se dio cuenta. As¨ª que la mayor¨ªa de ellas, ni siquiera pudo verle.
Y tambi¨¦n ha quedado huella del desencanto sobre el muro: "Mark, ya no eres el mismo", "Mark, somos tus fans, no nos hagas esto", "Mark, esto no se nos hace" e incluso el amargo "Aqu¨ª estuvo Alma para, nada".
Entre tanto mensaje cl¨®nico y repetido hasta la saciedad (Mark we love you, Mark we love you), destacan algunos enternecedores arrebatos po¨¦ticos: "Miro tus ojos y veo un inmenso lago azul, me doy cuenta de que te quiero / y s¨®lo me importas t¨²", "Tengo un canario que canta cuando te nombro. / F¨ªjate si te nombro tanto que el canario est¨¢ ronco", o, tal vez, el m¨¢s certero de todos: "Tu sonrisa, tu look y tu pendiente / nos volvieron locas para siempre".
Al otro lado de la calle, Enzo Napolitano, el due?o de la pizzer¨ªa Vesubiana, s¨®lo ten¨ªa palabras amargas. Las pintadas tambi¨¦n llegaron hasta las paredes de su restaurante. Con cara de pocos amigos y una desaz¨®n que despertaba compasi¨®n, Enzo amaneci¨® pegado al tel¨¦fono y sin parar de marcar el n¨²mero de la SER. "Que vengan a limpiarme esto, que me den alguna soluci¨®n. He perdido dinero porque el jueves por la tarde no entr¨® ning¨²n cliente y me han dejado la pared llena de esta porquer¨ªa". Sin embargo, el objeto del deseo asegur¨® sin reparos que tiene novia, Joanna, y que nunca ha estado tan feliz. Las admiradoras ya lo, sab¨ªan. En la pared, rayado con trazo agrio, queda, un nombre rodeado de insultos: Joanna. A su lado, una petici¨®n que suena a amenaza: "D¨¦janos a Mark en paz".
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