"Estoy asustada"
En muchas ocasiones, las mejores aportaciones de un peri¨®dico figuran eN la secci¨®n de Cartas al Director. Ma?ana har¨¢ un a?o que EL PA?S publicaba una de esas cartas memorables, por la infinita tristeza que reflejaba; una lectora escrib¨ªa de su problema de desempleo, y a trav¨¦s del mismo de las dificultades de una genera ci¨®n para incorporarse, en condiciones de normalidad, al mercado de trabajo.La misiva dec¨ªa: "Estoy asustada. Soy mujer, soy espa?ola, tengo 27 a?os, soy licenciada en Derecho, tengo un master de muchas horas y otros muchos cursos que me han ido formando y cualificando cada vez para m¨¢s cosas; tengo un buen nivel de ingl¨¦s y una demostrable experiencia cuasi, profesional, ya que nunca me han hecho un contrato, sino que siempre he trabajado a trav¨¦s de convenios de colaboraci¨®n para realizar pr¨¢cticas, incluso sin remunerar. Ahora no tengo empleo, ni pr¨¢cticas, ni nada; s¨®lo tengo ese perfil profesional que acabo de exponer y que seguramente corresponder¨¢ m¨¢s o menos con el de muchos espa?oles / as de mi edad que, al igual que yo, est¨¢n en paro; que, al igual que yo, est¨¢n buscando un trabajo; que, al igual que yo, no lo encuentran y que, al igual que yo, est¨¢n asustados... Estoy asustada porque ahora mismo ya no s¨¦ d¨®nde acudir, estoy desorientada en un entorno que no me da una soluci¨®n; estoy asustada porque si estuviera segura de que esta situaci¨®n va a ser transitoria, pues tendr¨ªa toda la paciencia en espera de ese momento; pero es que a veces me pregunto si esta situaci¨®riliene alguna salida; a veces me veo a mi misma con cerca de cuarenta a?os, cargada de cursos, cursillos y cursetes, con un curr¨ªculo de no te menees, y buscando empleo todav¨ªa; ?por favor!, necesito al menos tener esperanza e ilusi¨®n por mi futuro...".
?Qu¨¦ habr¨¢ sido de esta lectora 365 d¨ªas despu¨¦s? Su caso resulta representativo de una coyuntura que se distingue de otras similares de desempleo masivo y de larga duraci¨®n porque esta vez parece haber una resignaci¨®n generalizada sobre las soluciones al mismo. Los casi tres millones de parados en Espa?a son parte de una masa de 800 millones de ciudadanos de todo el mundo desempleados o subempleados, seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo.He recordado la carta de esta lectora -adem¨¢s de considerarla paradigm¨¢tica- por la aparici¨®n en castellano de un libro que ha sido centro de pol¨¦mica: en Estados Unidos. Se trata de El fin del trabajo (Paid¨®s, Barcelona, 1996) del economista Jeremy Rifkin, uno de los responsables de la configuraci¨®n de la pol¨ªtica p¨²blica de la Am¨¦rica de Bill Clinton. Rifkin une su reflexi¨®n a otras que se est¨¢n produciendo en Europa sobre el re parto del tiempo de trabajo, que lidera en Estrasburgo el ex primer ministro franc¨¦s Michel Rocard. Seg¨²n el autor del libro, estamos iniciando, casi sin darnos cuenta, una nueva fase de la historia humana, caracterizada por la decadencia del trabajo como lugar central en la vida. El mundo acabar¨¢ polariz¨¢ndose en dos tendencias potencialmente irreconciliables: una ¨¦lite bien informada que controlar¨¢ y gestionar¨¢ la econom¨ªa global; y un creciente n¨²mero de trabajadores permanentemente desplazados, con pocas perspectivas de futuro y a¨²n me nos esperanzas de conseguir un trabajo aceptable.
Rifkin finaliza con una prognosis apocal¨ªptica: "El camino hacia una econom¨ªa pr¨¢cticamente sin trabajo ya est¨¢ a la vista". Si esta tendencia fuese correcta, ?c¨®mo explicarse que la pol¨¦mica sea casi clandestina -una especie de claudicaci¨®n- y en ella no participen los centros intelectuales del planeta?
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