El catastro

Miles de ciudadanos estamos recibiendo las notificaciones de los nuevos valores catastrales de nuestras viviendas y nos llenan de estupor. As¨ª, en el recibo de con tribuci¨®n (IBI) de 1995 el valor del suelo asignado a mi piso es de 581.461 pesetas; para 1996 el catastro le ha asignado un valor de suelo de 3.315.804 pesetas, es decir, un aumento del 470,25%.Son los coletazos de aquel famoso y nefando catastrazo (v¨¦ase editorial de EL PA?S de 21 de noviembre de 1990) que nos impusieron los gobernantes del PSOE v¨ªa Solchaga-Borrell y que los del PP, por un af¨¢n recaudatorio desmesurado, nos est¨¢n aplicando pese a sus promesas electorales de no subir los impuestos; pues, a pesar de todas las correcciones que hagan, la subida es tan bestial que pagaremos m¨¢s en impuestos como IBI, IRPF, patrimonio, donaciones, sucesiones, transmisiones, seguros... y, encima, como somos un 470,25% m¨¢s ricos estaremos en, desventaja a la hora de solicitar colegio para nuestros hijos; becas, ayudas, subvenciones, pr¨¦stamos.. No es de extra?ar que la intenci¨®n de voto del ciudadano contribuyente hacia el PP haya ca¨ªdo m¨¢s de siete puntos; m¨¢s caer¨¢ cuando sienta en sus carnes esta sangr¨ªa. Y lo curioso es que el suelo de mi piso es el techo del de abajo. ?Qu¨¦ se puede esperar de unas valoraciones hechas en un despacho sin que ning¨²n t¨¦cnico visite el inmueble? Es como si un M¨¦dico recetara por tel¨¦fono sin previa exploraci¨®n o un profesor que evaluara sin examinar. Es inaplazable la reforma de la Administraci¨®n para que se acerque y oiga al ciudadano.