Canal + recuerda hoy las estafas en los concursos televisivos
Canal + dedica la noche de hoy a recordar una serie de fraudes televisivos que. traumatizaron en los -a?os cincuenta a la audiencia norteamericana. Se trata del reportaje El aut¨¦ntico 'Quiz Show' (0.10) -que narra con ritmo ¨¢gil c¨®mo los productores del concurso El 21 tomaron el pelo en 1958 a toda la naci¨®n y de la pel¨ªcula Quiz Show (22.00), dirigida por uno de los espectadores timados en la ¨¦poca, Robert Redford, que echa fuera sus demonios a trav¨¦s de Ralpli Fiennes y John Turturro.A los norteamericanos de los a?os cincuenta le enloquec¨ªan los concursos, una tradici¨®n heredada de la radio- que el nuevo rey cat¨®dico supo explotar hasta convertir a los concursantes en estrellas.
El g¨¦nero televisivo ech¨® a andar con honradez, buenos prop¨®sitos y una, audiencia fascinada."Cuando daban un concurso en televisi¨®n, se pod¨ªan lanzar ca?ones en las calles, porque, estaban desiertas", resume un productor de la ¨¦poca. Pero los tiburones publicitarios -en este caso la marca RevIon, cuyo patrocinio le report¨® un aumento del 200% en la venta de cosm¨¦ticos- quer¨ªan mas. Y comenzaron las presiones: "Este concursante experto en Lincoln nos aburre. Carg¨¢roslo". Esa frase fue el comienzo del fin.
Al concurso La pregunta de 64.000 d¨®lares se present¨® una psic¨®loga -para participar con temas de su profesi¨®n, pero la rechazaron porque no vend¨ªa. Los productores necesitaban un marine ,experto en recetas de cocina; un zapatero amante de la ¨®pera, que lleg¨® a ser recibido por el Papa, lo que da idea de la celebridad que adquir¨ªan, los concursantes en aquel tiempo, o un ni?o de 12 a?os broker financiero. As¨ª que la psic¨®loga acab¨® convertida en una concursante experta en boxeo.
El siguiente paso fue, en El 21 adiestrarles como si fueran actores: aprend¨ªan cu¨¢ndo deb¨ªan-mostrar nerviosismo, o tardar en contestar, o pasarse un pa?uelo por la frente. Esas condiciones fueron aceptadas por Herbie Stemple, un concursante jud¨ªo de origen humilde y feo (John Turturro, en la pel¨ªcula) que fue obligado a dar, una respuesta equivocada porque la audiencia se estaba cansando de ¨¦l. Stemple dej¨® el camino libre a Charles van Doren (Ralph Fiennes), que result¨® ser perfecto para el medio.
A las dos obsesiones de la sociedad, norteamericana (ganar dinero y salir en televisi¨®n) Van Doren sum¨® un f¨ªsico atractivo, seg¨²n el canon local, y sobre todo pertenecer a una familia de intelectuales y ser culto. Ah¨ª se rindieron los espectadores. Su padre era premio Pulitzer, su madre novelista y su t¨ªo historiador. Toda clase de trucos, a cual m¨¢s sucio, se pusieron a sus pies, para acabar siendo, millonario y aclamado como un h¨¦roe nacional muy rentable para los publicitarios.Pero ni ¨¦l ni los responsables del concurso contaron con el factor humano: el resentido Stemple rumi¨® su humillaci¨®n en solitario hasta que decidi¨® autoinculparse y buscar verganza. Sus denuncias y las de otras personas escandalizaron a la prensa y a la fiscal¨ªa. El cuento de hadas acab¨® en, un bronco proceso judicial que lleg¨® a requerir la intervenci¨®n del presidente Eisenhower. Los norteamericanos quedaron conmocionados al ver que los Reyes Magos son los padres. Tanto que, seg¨²n Redford, a¨²n no lo han superado.
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