Entre la elegancia y el preciosismo.
El p¨²blico de Iberm¨²sica recibi¨® con visible afecto a Jes¨²s L¨®pez Cobos antes de aplaudirlo con mayor entusiasmo por sus interpretaciones al frente de la Orquesta de C¨¢mara de Lausanne, de la, que es titular desde 1990. Se trata de un conjunte de tipo cl¨¢sico, bien cohesionado y de sonoridades bellas, y redondas, formado por unos profesionales de alto nivel individual. Adem¨¢s, colaboraron los solistas Mathieu, Jacottet y Meyer, arpista, clavecinista y pianista, respectivamente. Con tales mimbres, Jes¨²s L¨®pez Cobos pudo llevar a cabo sus versiones transparentes, bien ordenadas y fieles a la letra y el esp¨ªritu de cada uno de los autores. El programa supon¨ªa un punto de reposo entre la ola de sinfonismo monumentalista que nos invade, pues situaba la Peque?a sinfon¨ªa concertante, de Frank Mart¨ªn, entre la suite de Pell¨¦as et M¨¦lisande, de Gabriel Faur¨¦, y la Sinfon¨ªa en do de Georges Bizet, obras a las que se a?adi¨®, como propina muy solicitada, la obertura de Los esclavos felices de Arriaga.Frank Mart¨ªn (Ginebra, 1890-1.974). fue, para unos un modernista, para otros un moderado y, por naturaleza, un ecl¨¦ctico. En su larga producci¨®n toc¨® los m¨¢s diversos teclados, aunque en todos, como ¨¦l mismo dec¨ªa, "la forma: se basa unicamente sobre la sensibilidad". La Sinfon¨ªa concertante, de 1945,nos da un costado de su estillo muy distinto, del de la ¨®pera La tempestad o el oratorio G¨®lg¨®ta. Por su escritura nos habla de un maestro consumado que lejanamente evoca ciertas formas dieciochescas aunque las llene de muy distinto contenido.
Orquesta de C¨¢mara de Lausanne
Ciclo Iberm¨²sica. Director: J.L. Cobos. Solistas: Chantal Mathieu, arpa; Cristiane Jacottet, clave, Brigitte Meyer, piano. Obras de Faur¨¦l. Mart¨ªn y Bizet. Auditorio Nacional de Madrid, 29 de octubre.
Faur¨¦ y Bizet
De la suite de Faur¨¦ (Par¨ªs, 1901) y de la delicada elegancia de la sinfon¨ªa de Bizet (1855),poco hay que decir pues son bien conocidas .De las dos obras hizo L¨®peaz Cobos muy buenas versiones pero su mejor trabajo -por desentra?ador y, comunicativo- lo tuvimos en la obra de Martin. Arriaga son¨® con a¨¦rea ligereza y vivo esp¨ªritu, as¨ª es que el conjunto mereci¨® muchas ovaciones y, quiz¨¢, habr¨ªa merecido m¨¢s. Pero ya nos hab¨ªan avisado los meteor¨®logos que el clima se enfriaba.
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