"La autonom¨ªa universitaria esta absolutamente devaluada"
Las aguas acad¨¦micas universitarias del pa¨ªs estaban aparentemente tranquilas hasta que el pasado 4 de octubre, un rector joven, de una universidad joven, la de Alicante, lanz¨® una piedra directa al coraz¨®n del poder pol¨ªtico en defensa de la autonom¨ªa universitaria. Andr¨¦s Pedre?o, 42 a?os, se opuso a que el presidente de la Comunidad Valenciana, Eduardo Zaplana, presidiera el acto de inauguraci¨®n del curso acad¨¦mico. Zaplana, que desembarc¨® en el acto acompa?ado de la mitad de su Gobierno y m¨¢s de un centenar de cargos, insisti¨® en el derecho, derivado de su autoridad, a presidir. Pedre?o, respaldado por otros seis rectores presentes y por su Junta de Gobierno se mantuvo tajante. Fue la gota final de un conflicto que llevaba meses larvado. El presidente valenciano ha anunciado la creaci¨®n de una segunda universidad en Alicante. De la actual, que gobierna Pedre?o, se desgajar¨ªan, para pasar a Elche, varios centros, incluida la emblem¨¢tica Facultad de Medicina, la joya de la corona de la universidad, la que goza de mayor prestigio y medios. En el meollo del conflicto est¨¢ el principio de autonom¨ªa universitaria y su sometimiento o no al poder pol¨ªtico que es quien administra los dineros.Pregunta. Menudo revuelo que ha organizado, rector.
Respuesta. El equipo rector de esta universidad siempre ha intentado tener una magn¨ªfica relaci¨®n con la Generalitat, e incluso este incidente, el de la apertura de curso, se pod¨ªa haber evitado. Desde la universidad se transmiti¨® a Zaplana que, en las circunstancias existentes, de conflicto en la interpretaci¨®n de la autonom¨ªa universitaria, la universidad entend¨ªa que no deb¨ªa ceder algo que ten¨ªa su simbolismo, un modest¨ªsimo simbolismo puesto que los medios a nuestro alcance son muy pocos. Pero era un gesto del que la universidad no quer¨ªa prescindir. Est¨¢bamos reafirmando, en un acto acad¨¦mico, algo que es importante, no s¨®lo para la Universidad de Alicante, sino para el conjunto de la universidad espa?ola y as¨ª lo han entendido muchos rectores.
P. De ser un rector desconocido para la mayor¨ªa de los espa?oles se ha convertido en un bander¨ªn de enganche de la autonom¨ªa universitaria.
R. Yo no creo que sea un bander¨ªn de la autonom¨ªa universitaria. Si lo soy es gracias a la generosidad de mis compa?eros que quieren ver en Alicante un primer precedente realmente preocupante. Sin criterios territoriales y cient¨ªficos, el poder pol¨ªtico no puede desmembrar, desvertebrar, no s¨¦ qu¨¦ calificativo utilizar que no suene excesivamente dram¨¢tico, una universidad. En definitiva, la autonom¨ªa universitaria, pese a que tiene, rango constitucional, est¨¢ absolutamente devaluada. En pa¨ªses m¨¢s avanzados no tiene rango constitucional, pero ning¨²n Gobierno coge una universidad consolidada y sin que medien principios que lo justifiquen, territoriales o cient¨ªficos, toma una decisi¨®n que afecta a la identidad de esa universidad. Y eso es lo que estamos defendiendo.
P. Parece como si la universidad que estaba bastante paralizada se movilizara y esta vez por arriba... ?C¨®mo ha vivido el apoyo masivo de los rectores?
R. Es estimulante pensar que la defensa de los principios vuelve a ser importante en la universidad espa?ola. Y sin aspirar, ni mucho menos, a nada, porque soy un modest¨ªsimo rector, esta defensa es Ia que me ha dado fuerza, pese a la debilidad de la autonom¨ªa universitaria, ya que somos muy vulnerables ante la dependencia financiera que tenemos de los poderes p¨²blicos. En ese contexto, la defensa de un principio tiene un coste muy importante.
P. ?C¨®mo calificar¨ªa esta actitud del presidente Zaplana, de prepotencia, ignorancia o simplemente falta de democracia?
R. No la voy a calificar. El problema b¨¢sico es que hay un proyecto de ley en el Parlamento valenciano que pretende la segregaci¨®n de determinados centros de la Universidad de Alicante, en contra de la opini¨®n de la universidad. Y el hecho es, que si el legislador tiene esta capacidad la tiene ahora y la tendr¨¢ dentro de cinco a?os. As¨ª que podr¨ªa darse la circunstancia de que la Facultad de Medicina, cada cuatro a?os, dependiendo de la alternancia pol¨ªtica, podr¨ªa estar adscrita a la Universidad de Alicante o a la de Elche, seg¨²n las preferencias o simpat¨ªas pol¨ªticas de los poderes p¨²blicos. Y las universidades no pueden resistir esto, necesitan estabilidad, solidez en su estructura, planes cient¨ªficos y docentes.
P. ?Tan importante es para ustedes la Facultad de Medicina?
R. Hay muchas joyas de la corona en la Universidad de Alicante: Ciencias, Econom¨ªa.... ?sta es una universidad muy joven, naci¨® en 1979, pero muy competitiva y con grupos de investigaci¨®n muy capaces. Sin duda, la Facultad de Medicina tiene unos equipos de investigaci¨®n excelentes y su segregaci¨®n romper¨ªa el principio de solidaridad.
P. Pero Medicina ha votado desgajarse de Alicante y pasar a Elche.
R. Nosotros no tenemos ning¨²n conflicto con Medicina, vemos incluso humano que digan que s¨ª a la nueva universidad porque no podemos ofrecerles los atractivos incentivos que les ha ofrecido el Gobierno en dotaciones de profesorado y medios. Yo veo hasta excesivo que un 45% haya dicho que no, porque son unas condiciones espl¨¦ndidas. Adem¨¢s, una parte del equipo que ha realizado el nuevo plan es parte integrante de Medicina. No es nada significativo que una decisi¨®n de este tipo rompa en dos mitades a la Facultad de Medicina, un 55% es partidario del cambio y un 45% se declara en contra.
P. ?Qu¨¦ pesa m¨¢s en esa decisi¨®n de Elche, los intereses inmobiliarios -medio mill¨®n de metros cuadrados para actuar y 25.000 millones en cinco a?os- o la presi¨®n social de una poblaci¨®n de medio mill¨®n de habitantes?
R. Cada uno debe explicar las razones que tiene para el proyecto: el Gobierno, los empresarios, los constructores. No quiero entrar en ese frente.
P. ?Es realmente posible la autonom¨ªa universitaria de la que tanto habla cuando los dineros los administran los pol¨ªticos?
R. Si la dependencia financiera de las universidades es muy acusada, ¨²nicamente conduce al servilismo. Por ello en una reciente reuni¨®n de la Conferencia de Rectores de Universidades Espa?olas se ha pedido una ley de m¨ªnimos en este sentido. Y lo mismo que hay un decreto que regula la creaci¨®n de nuevas universidades, y deja muy claro que hace falta un numero m¨ªnimo de titulaciones o de doctores, tambi¨¦n ser¨ªa bueno fijar un m¨ªnimo financiero que pueda hacer posible una subsistencia b¨¢sica de las universidades.
P. El presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, cuya universidad, mantiene otra trifulca de competencias con la Generalitat, dec¨ªa el otro d¨ªa que "quien paga manda", y algunos rectores tambi¨¦n opinan as¨ª.
R. Quien paga manda efectivamente, y los estudiantes pagan sus tasas. Esto no quiere decir que la Administraci¨®n p¨²blica no deba poner exigencias. Un poder p¨²blico, a mi juicio, puede exigir a una universidad que alcance unas cotas de calidad, o unos resultados de investigaci¨®n, para tener mayor financiaci¨®n; o poner en marcha un tipo de titulaciones demandadas por el sector privado. Estar¨ªamos dando as¨ª cierta coherencia a ese principio.
P. ?Es cierto que usted dice a los ¨ªntimos que ahora lo que le pide el cuerpo es dimitir?
R. En estos momentos ser¨ªa muy f¨¢cil, pero es evidente que cuando te metes en este cargo la ¨²nica dimisi¨®n posible es la que me puede plantear mi comunidad acad¨¦mica. Yo me debo a ellos y s¨®lo puedo admitir sus presiones.
P. Si el proyecto de ley de la Generalitat se aprueba, ?lo recurrir¨¢ por inconstitucional, como suger¨ªa el rector Peces Barba?
R. Se llevar¨¢ a la Junta de Gobierno y si decide que hay que recurrir, recurriremos.
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