Una manzana ser¨¢ la entrada
Felipe de Borb¨®n inaugura hoy en el municipio asturiano de Nava el primer museo sobre la sidra que existe en tierra de manzanas, en el curso del acto de entrega del galard¨®n al Pueblo Ejemplar de Asturias de 1996.Los habitantes de Asturias beb¨ªan sidra y preparaban un destilado que los hac¨ªa invencibles, dej¨® escrito el romano Plinio el Viejo ya en el primer siglo de nuestra era. Y esta bebida era muy considerada por las culturas celtas por proceder de la manzana, la fruta del saber, de la magia, de la ciencia, de la revelaci¨®n... No hay referencias a una aldea asturiana similar a la del galo Asterix, pero las menciones del que fuera nombrado procurador de la provincia tarraconense por el emperador Tito dan idea de la antig¨¹edad y solera de esta bebida emblem¨¢tica que a partir de ahora tendr¨¢ su museo.
Don Felipe lo inaugurar¨¢ en el pueblo galardonado por sus esfuerzos "en la defensa a ultranza de la sidra y sus valores". Uno de ¨¦stos es la creaci¨®n de este museo vivo, donde el visitante participa en el entorno de la manzana desde que paga su entrada, ya que no le dan un resguardo de papel, sino que recibe una manzana que ser¨¢ su conductora por las instalaciones y terminar¨¢ transformada en sidra.
El acceso se realiza a trav¨¦s de un gran tonel que ya proporciona la sensaci¨®n de inmersi¨®n en el mundo de elaboraci¨®n de la veterana bebida. Primero, el visitante conoce lo relativo al cultivo y almacenamiento con un tratamiento escenogr¨¢fico para participar luego en la trituraci¨®n (mayado), prensado, fermentaci¨®n y embotellado, y termina escanciando unos culines, aunque este ¨²ltimo paso se experimenta con agua para el novel. La visita es totalmente activa, pues la manzana de cada uno la introduce ¨¦l mismo en la cinta que la transporta hasta la trituradora que ¨¦l acciona, al igual que los siguientes pasos de mayado, transformaci¨®n en mosto, volcado a una tina, trasiego, embotellado y corchado. Al salir, se lleva su producci¨®n.
Claro que antes ser¨¢ informado de los ambientes tradicionales del consumo: las espichas -presentaci¨®n y prueba popular de la cosecha-, los chigres -las sidrer¨ªas donde se despacha y disfruta de la bebida- y las romer¨ªas, esas fiestas donde la gente se divierte mientras la bebe y donde el visitante puede jugar una partida del tradicional juego de los bolos en una bolera virtual o tocar la gaita con un simulador a disposici¨®n de los curiosos. Y hasta podr¨¢ conocer su lenguaje -el periodista Manolo Avello recogi¨® m¨¢s de un centenar de calificativos populares sobre su sabor, su textura, su temperatura.-, as¨ª como su presencia en la literatura, en el arte, en la historia y hasta su peculiar chistografia.-
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