Un Ecofin importante
Ma?ana se celebra un Ecofin muy importante en el que se abordar¨¢, de nuevo, el contenido del Pacto de Estabilidad que asumir¨¢n los pa¨ªses comunitarios que consigan entrar en la tercera fase de la UEM (pa¨ªses in). Este pacto significa ni m¨¢s ni menos que las reglas del juego por las que se regir¨¢ la pol¨ªtica econ¨®mica europea del siglo XXI, los sem¨¢foros que interpretar¨¢n la capacidad de los pa¨ªses -a¨²n soberanos pol¨ªticamente- para aplicar medidas antic¨ªclicas en momentos de recesi¨®n; y en definitiva, una parte muy significativa de la forma de ser de la sociedad europea de dentro de muy poco tiempo. Esta reuni¨®n tiene lugar despu¨¦s de que los criterios propuestos por Alemania para el Pacto de Estabilidad fueran rechazados por la Comisi¨®n Europea, al considerar que su aplicaci¨®n generar¨ªa un exceso de rigidez imposible de mantener. Theo Waigel, ministro alem¨¢n de Finanzas, obtuvo la primera victoria al convencer a sus hom¨®logos de la necesidad del pacto, pero no consigui¨® persuadir a los mismos de su contenido. Sab¨ªamos que los criterios de Waigel eran contestados tambi¨¦n dentro de Alemania por el Bundesbank, pero por los motivos opuestos: por excesivamente flexibles. Sin embargo, esta semana hemos conocido en toda su amplitud el contenido de esa confrontaci¨®n en la interesant¨ªsima carta p¨²blica que el excanciller socialdem¨®crata Helmut Schimidt ha dirigido, al presidente del Buba, Hans Tietmeyer (v¨¦ase EL PA?S de ayer): "El ministro de Finanzas alem¨¢n, Waigel quiere ir m¨¢s all¨¢ del Tratado de Maastricht mediante un Pacto de Estabilidad y cuasi eternizar los criterios de convergencia, y ello bajo la amenaza de multas para los Estados que sobrepasen los criterios. ?Fanfarroner¨ªa alemana! Nuestros socios europeos ya est¨¢n irritados por la presi¨®n de Waigel, pero usted da a entender p¨²blicamente que, en su opini¨®n, Waigel no va ni por asomo lo bastante lejos". Schimdt cree que, en su "monoman¨ªaca ideolog¨ªa", el Buba se ha convertido, en realidad, en el principal opositor a la Uni¨®n Monetaria, y "en un Estado dentro del Estado", lo que limita, de modo cierto, cualquier capacidad de decisi¨®n democr¨¢tica de los ciudadanos europeos.
El vicepresidente econ¨®mico espa?ol, Rodrigo Rato, acudir¨¢ al Ecofin con una postura semejante a la de la Comisi¨®n Europea, que consiste en no cuantificar las circunstancias temporales y excepcionales que permitir¨¢n a los pa¨ªses in incrementar sus niveles de d¨¦ficit p¨²blico y endeudamiento para salir de la crisis. Ello es esencial en un pa¨ªs como Espa?a que no ha tenido nunca (durante la democracia) un d¨¦ficit p¨²blico inferior al 1% del PIB y que desde hace casi cuarenta a?os no ha sufrido cuatro trimestres seguidos de ca¨ªda del 2% del PIB.
?stas son precisamente las ¨²nicas excepciones que admite Alemania para salirse de la ortodoxia del pacto. Pero adem¨¢s, Espa?a no necesita tan s¨®lo de una mayor holgura en: su pol¨ªtica econ¨®mica para salir de una recesi¨®n, sino tambi¨¦n para conseguir la convergencia real. Su tasa de paro, doble que la media europea, genera m¨¢s gasto p¨²blico y, por consiguiente, m¨¢s d¨¦ficit; y sus niveles de infraestructura y de inversi¨®n p¨²blica son claramente inferiores a los de los pa¨ªses avanzados, incluida Alemania.
Un Pacto de Estabilidad r¨ªgido y cuantificado significar¨ªa el descenso de Espa?a a la segunda divisi¨®n, aunque en el momento de entrada en la UEM hubiera estado en la primera. Quiz¨¢ por ello Rato debiera ir a Bruselas con una postura a¨²n m¨¢s radical que la de la Comisi¨®n Europea, de modo que la negociaci¨®n tenga como resultado un contenido aprobado por unanimidad.
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