Aunque sean feos

Metro de Madrid: entra un individuo en el vag¨®n, una persona visiblemente pobre, desarrapado, maloliente, sucio y muy feo. Con dificultad, entre el estruendo de los vagones, nos relata su tr¨¢gica situaci¨®n, nos demanda su atenci¨®n y fundamentalmente algo, de dinero. La gente suele esconder la vista, huye, piensa, le mira un poco, s¨®lo un poco, no sea que se vaya a contagiar de algo. ?l se -pasea, con pena y sin gloria nos abandona, tal vez con alguna calderilla a modo de "vete r¨¢pido que me entristezco de verte" (piensan muchos). Pero a estaci¨®n seguida, otro individuo nos "invade" nuevamente. En esta ocasi¨®n con muy distinta fachada, mucho m¨¢s guapo, m¨¢s limpio, mejor vestido... ?vamos!, que parece una persona "casi como nosotros". Habla mejor, convence m¨¢s y al terminar su exposici¨®n, aquello parece un manantial, brota el dinero, se rascan los bolsillos, hasta se le brindan sonrisas c¨®mplices. Esta segunda persona algunas veces canta, y muchas veces lo hace bien. El primer individuo es tan pobre que ni, canta, y, como dice Susanita (un personaje de Mafalda), encima mira que mal invierten estos pobres y qu¨¦ mal visten.

O se le da dinero a todos/as o no se le da a nadie-