El l¨ªder cubano ley¨® panfletos contra ¨¦l
Panfletos distribuidos en Santiago por la oposici¨®n cubana en el exilio, le¨ªdos por el propio Fidel Castro en un acto realizado por el Partido Socialista de Chile, garantizaban que morir¨¢ de mala manera y nadie llorar¨¢ su muerte. El furibundo grup¨²sculo Acci¨®n Anticastrista le llam¨® "perro". Capaz a¨²n de convocar a m¨¢s de cinco mil incondicionales en el parque Almagro de la capital chilena, el l¨ªder cubano prefiri¨® alejarse 40 kil¨®metros al sur para garantizar ante unas mil personas que la revoluci¨®n sobrevivir¨¢ su eventual muerte en atentado. De todas maneras, no ser¨ªa f¨¢cil perpetrarlo a juzgar por el dispositivo de seguridad establecido por los carabineros y la guardia del caudillo."Podr¨ªa alguno Preguntarse ?y por qu¨¦ est¨¢ ah¨ª Castro tanto tiempo?", dijo el gobernante cubano en el homenaje dispensado por los socialistas en el centro de convenciones de Nos. "?Y qu¨¦ culpa tengo yo? Primero un gran fracaso de la CIA, que trat¨® de matarme no s¨¦ cu¨¢ntas veces. Y no es que yo est¨¦. Es que la revoluci¨®n y el pueblo son los que me tienen all¨ª".
Castro, de 70 a?os, siempre vestido de civil durante la VI Cumbre Iberoamericana, ley¨® el p¨¢rrafo del panfleto que anticipa su epitafio: "Aqu¨ª yace el bastardo m¨¢s grande de Cuba que vino a morir a tierra libre". "Ojal¨¢ sepan leer y escribir para que lo hagan con alguna elegancia", brome¨® Castro.
El acto de Nos fue de adhesi¨®n y cordiales requerimientos. El mensaje solidario fue ¨¦ste: conviene que Cuba se abra a la democracia y celebre elecciones libres en la seguridad de las que ganar¨¢ Fidel Castro. La recomendaci¨®n, que cont¨® con el visto bueno del Partido Socialista, fue efectuada por Hortensia Bussi, viuda de Salvador Allende, presidente de Chile hasta su derrocamiento en 1973 por un golpe castrense encabezado por el general Augusto Pinochet.
Como la cumbre se clausuraba ayer en Vi?a del Mar, y hasta all¨ª viaj¨® Castro, el actual jefe del Ej¨¦rcito chileno volvi¨® a Santiago procedente de la regi¨®n de Tarapaca, donde permaneci¨® varios d¨ªas para mostrar su disgusto por la presencia de Castro.
Durante su estancia en Chile, el l¨ªder cubano fue cauto en sus declaraciones y menos apasionado que otras veces en su discurso ante la cumbre. "Estoy muy consciente que los puedo perjudicar a ustedes y crear dificultades a un Gobierno que ha sido hospitalario", dijo en Nos.
Paralelamente a ese agasajo, unas cinco mil personas le vitorearon en el c¨¦ntrico parque Almagro de Santiago. Los manifestantes portaban banderas cubanas y chilenas y pancartas con estos textos: "Cuba, dignidad revolucionaria", "Fidel, el Che y Allende, las grandes figuras de la izquierda".
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