Entrega y furor
Tras la crisis de la pintura en la primera mitad de los a?os setenta, Miguel ?ngel Campano surgi¨® con fuerza como uno de sus m¨¢s prometedores heraldos en nuestro pa¨ªs al final de dicha d¨¦cada. En este sentido, fue seleccionado como uno de los j¨®venes con m¨¢s prometedor futuro en la controvertida muestra de 1980, que tuvo lugar en la galer¨ªa madrile?a de Juana Mord¨® a fines de 1979, y, muy poco despu¨¦s, en la titulada Madrid DF, en el Museo Municipal de Madrid. Lo que hac¨ªa pict¨®ricamente entonces Campano estaba pr¨®ximo a la tradici¨®n del expresionismo abstracto americano en su vertiente m¨¢s l¨ªrica y demostraba, en efecto, un amor incondicional por los valores pl¨¢sticos m¨¢s puros.Antes de estos eventos, Campano, que hab¨ªa estudiado Arquitectura y Bellas Artes en Madrid y Valencia, se inici¨® pict¨®ricamente a la sombra de la llamada est¨¦tica de Cuenca, eufemismo para nombrar el estilo de hacer y de pensar de Z¨®bel, Torner y Rueda, lo que era una buena manera para adentrarse con rigor y elegancia en el esp¨ªritu de la vanguardia cosmopolita. Quiz¨¢ entonces comenz¨® ya a definirse esa dial¨¦ctica en su lenguaje caracterizada por su polaridad entre un extremo expresivo y otro anal¨ªtico, que, de una u otra forma, nunca ha abandonado, pues se trata de un artista inquieto, exigente, en b¨²squeda constante de las profundidades insondables de la pintura.
Recorrido asc¨¦tico
Durante los ochenta, por ejemplo, se plante¨® un recorrido asc¨¦tico indagando lo que hab¨ªa sido la g¨¦nesis del estilo moderno, lo cual le llev¨®, por una parte, desde C¨¦zanne a Delacroix, y por otra, desde ¨¦ste al mismo Poussin. Como se ve, un curioso recorrido regresivo. Para atr¨¢s o para adelante, la evoluci¨®n de Campano ha estado siempre en tensi¨®n, la propia de alguien que alternativamente se fascina por la sabidur¨ªa del clasicismo o la pugna desesperada de los rom¨¢nticos en su b¨²squeda constante de un m¨¢s all¨¢ de todo l¨ªmite.
Todas estas revulsiones y experimentos, que en los ¨²ltimos tiempos le llevaron a una nueva manera de plantearse la herencia cubista, han dotado a su lenguaje de una enorme ductilidad, a la que no le ha faltado nunca una misteriosa entra?a negra. Me parece por eso muy justo que ahora se premie la entrega y el furor de un destino pict¨®rico, que refleja una actitud de compromiso solitario, doloroso y bellamente intransigente, lo que tampoco es muy habitual en estos tiempos.
Por otra parte, Campano entra ahora en una etapa de madurez, que art¨ªsticamente es la m¨¢s prometedora, pues durante ella es cuando florecen las pasiones acumuladas tantos a?os, sobre todo si se han sentido hondamente y no se han escatimado las energ¨ªas, como ¨¦l lo ha hecho. Campano, por lo dem¨¢s, pertenece a una generaci¨®n de pintores de muy brillante talento, como Broto, Grau, Garc¨ªa Sevilla o Sicilia, entre otros, todos ellos nacidos en la segunda mitad de la d¨¦cada de los cuarenta o en la primera mitad de los cincuenta.
Babelia
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