Los jueces impiden a un tetrapl¨¦jico leer un texto a favor de la eutanasia

"Si la vida tiene un sentido, la muerte lo tiene tambi¨¦n". Recostado en una silla de ruedas, Ram¨®n Sampedro, tetrapl¨¦jico desde hace 28 a?os, acudi¨® ayer por primera vez a comparecer ante un tribunal, pero no tuvo fortuna. Quiso defender su derecho a una muerte digna, clamar que "vivir es un derecho; no una obligaci¨®n", pero los tres magistrados de la Sala Segunda de la Audiencia Provincial le impidieron, imperturbables, leer su alegato.

Ram¨®n Sampedro abandon¨® por un d¨ªa la reclusi¨®n de su dormitorio, que para ¨¦l es el planeta entero desde que hace 28 a?os una zambullida mal calculada lo d¨¦jase inmovilizado de por vida. Sampedro lleg¨® risue?o a la Audiencia Provincial de La Coru?a, acompa?ado de sus sobrinos, sus cu?ados, sus amigos y su gorro de orejeras para combatir el fr¨ªo; soport¨® amablemente el acoso de decenas de periodistas mientras se tomaba una copita de co?¨¢ o era subido en andas por las robustas escaleras del edificio.Pero con la ley en la mano, los magistrados le impidieron leer su alegato de tres folios. Desde la primera fila del p¨²blico, Sampedro debi¨® limitarse a escuchar c¨®mo su abogado, Jorge Arroyo, clamaba contra una legislaci¨®n que permite al Estado "interferir en la indepedencia de las personas a trav¨¦s de normas basadas en, creencias metaf¨ªsicas". Era la primera vez que, Sampedro, vecino de la aldea de Xu?o, en el municipio coru?¨¦s de Porto do Son, comparec¨ªa personalmente ante los tribunales, aunque su batalla legal se inici¨® hace tres a?os, cuando, asesorado por la asociaci¨®n Derecho a Morir Dignamente (DMD), reclam¨® ante un juzgado de Barcelona autorizaci¨®n para poner fin a su vida con la ayuda de otras personas, al no poder hacerlo por sus propios medios. El caso fue muriendo en todas las instancias, incluido el Tribunal Constitucional, hasta que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo le reconoci¨® al menos la posibilidad de reiniciar el proceso.

En La Coru?a se ve¨ªa ayer el recurso contra el auto dictado hace un ano por el juzgado de Noia, que desestim¨® la segunda demanda de Sampedro con el argumento de que el C¨®digo Penal espa?ol tipifica como delito la ayuda al suicidio. La vista apenas dur¨® diez minutos. La fiscal¨ªa renunci¨® a intervenir, un gesto valorado por la vicepresidenta de DMD, Teresa Betancor, mezclada entre el p¨²blico. El abogado de Sampedro apel¨® al rango superior de la Constituci¨®n, cuyo art¨ªculo 15, record¨®, reconoce el derecho de todo ciudadano a no sufrir torturas o tratos degradantes.

El alegato de Sampedro tuvo que ser le¨ªdo en los pasillos por un amigo: "El juez que no se rebela ante la. injusticia se convierte en un delincuente ( ... ), en c¨®mplice de la delincuencia astutamente organizada bajo la apariencia de nobles y respetables instituciones: familia, Estado, religi¨®n". El tribunal acept¨® incorporar el alegato al sumario.

Mientras tanto, desde Pamplona, el sacerdote del Opus Dei Luis de Moya ha salido al paso para atacar las tesis de Sampedro, informa Mikel Muez. De Moya, de 43 a?os, tetrapl¨¦jico desde hace seis por culpa de un accidente automovil¨ªstico, asegura tener un nivel de inmovilizaci¨®n mayor, pero no por ello abrazar la eutanasia. "Es demencial", dice "que se pueda matar a una persona s¨®lo por desearlo. La vida, como el destino, es algo sobre lo que no se puede decidir".