Todo un acontecimiento
Ten¨ªa una deuda pendiente: con la ciudad y consigo mismo. Cuando hace 16 meses: present¨® Fina estampa en Madrid le llevaron a un a sala que se revel¨® inh¨®spita para la m¨²sica del brasile?o. Caetano Veloso regres¨® entonces a casa con la frustraci¨®n en el cuerpo. Su propuesta ac¨²stica e intimista necesitaba de un recinto en condiciones. Y esta vez lo tuvo. Abri¨® su actuaci¨®n con La samba y el tango ("lleg¨® la hora / la samba empez¨® e invit¨® al tango"), parodia que Carmen Miranda grab¨® en 1937, y en cuya letra se mezclan castellano y portugu¨¦s. De esa misma ¨¦poca data el exquisito vals Labios que beijei, del repertorio de Orlando Silva, que interpret¨® m¨¢s tarde. Antes hab¨ªan sonado monumentos cl¨¢sicos como Pecado o Lamento borincano, y los m¨¢s recientes Un vestido y un amor, de Fito P¨¢ez, y Vuelvo al Sur, de Piazzolla. En frase de un comentarista carioca, dicha con todo respeto una feijoada a base de tortillas, mojitos y empanadas. No s¨®lo fueron canciones mexicanas, cubanas, peruanas, argentinas y puertorrique?as, como aquellas, que dieron pie al disco Fina estampa. En el espect¨¢culo en directo de Caetano Veloso hay un hilo conductor que lleva de la Am¨¦rica que habla en espa?ol a la que se expresa en portugu¨¦s. De fondo, sobre una tela, un mural de Diego Rivera: Unidad panamericana.
Caetano Veloso
Caetano Veloso (voz y guitarra), Luiz Brasil (guitarras), Jaques Morelenbaum (chelo), Zeca Assump?¨¢o (contrabajo) y Marcelo Costa (bater¨ªa). Teatro Monumental. Madrid, 16 de noviembre.
A Caetano Veloso le gusta conversar. No se priv¨® de ello para dar su visi¨®n de la m¨²sica brasile?a moderna: desde la pasi¨®n que el cantante Orlando Silva despert¨® en Jo¨¢o Gilberto, y, que llev¨® a ¨¦ste a inventar la bossa nova que influy¨® al mundo entero; nada de lo cual hubiera sido posible sin la luz de Antonio Carlos Brasileiro, de Almeida Jobim. Tambi¨¦n cont¨® que la idea de Fina estampa era "un deseo de ver y sentir a partir de la perspectiva del otro", una declaraci¨®n de amor a Am¨¦rica Latina, para enseguida a?adir con soma: "Los tipos de la grabadora lo llaman ampliar el mercado".
Los arreglos que Jaques Morelenbaum ha escrito para los tangos, rumbas y boleros que canta Caetano Veloso son deslumbrantes. Tras trabajar a?os con Jobim y junto a Gismonte, o de prestar sus servicios a Sakamoto, Morelenbaum ha alcanzado una finura realmente extraordinaria.
Durante hora y media, Caetano Veloso, s¨¦ptirno hijo de do?a Can? y don Zeca, se pase¨® por el cancionero como un latinoamericano. Enton¨® a capella la Tonada de luna llena, ¨¦sa con la que Almod¨®var cierra La flor de mi secreto porque le parece que el brasile?o le da un aire de nana, y abandon¨® el escenario bailando la extrovertida Rumba azul, del cubano Armando Or¨¦fiche, mientras los m¨²sicos segu¨ªan tocando.
Tiene encanto, elegancia e inteligencia. Su manera de cantar comunica ternura y lo est¨¢ haciendo mejor que nunca: como prueba los sublimes di¨¢logos con el chelo en el Mano a mano de Gardel, o con el contrabajo en la paraguaya Recuerdos de Ypacara¨ª. A sus 54 a?os, es un artista descomunal. Hace, un par de veranos, junto a su amigo Gilberto Gil, y a dos guitarras, el bah¨ªano regal¨® uno de los conciertos m¨¢s hermosos que se recuerdan. Anoche, quienes tuvieron el privilegio de asistir a su recital, fueron testigos de otro acontecimiento maravilloso.
Babelia
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