Sale el golpista
ANTONIO TEJERO, el ex teniente coronel condenado por su participaci¨®n en el golpe de Estado de 1981, quedar¨¢ en libertad en los pr¨®ximos d¨ªas. Habr¨¢ pasado m¨¢s de 15 a?os en prisi¨®n, los tres ¨²ltimos en r¨¦gimen abierto, es decir, con la ¨²nica obligaci¨®n de pernoctar en la c¨¢rcel los d¨ªas laborables. Aunque la condena fue de 30 a?os, las reducciones por estudios y otros conceptos la rebajaron en m¨¢s de dos a?os, a los que se a?aden ahora los reconocidos seg¨²n el criterio de redenci¨®n por el trabajo (un d¨ªa por cada dos de trabajo) del antiguo C¨®digo Penal. Precisamente una de las dudas que hab¨ªa era si acogerse al nuevo c¨®digo -m¨¢s ventajoso para el condenado a la hora de determinar los plazos para la progresi¨®n penal implicaba renunciar a las ventajas de reducci¨®n de penas por el trabajo reconocidas en el c¨®digo vigente cuando Tejero fue condenado. Una resoluci¨®n del Supremo estableci¨® la compatibilidad de ambos criterios.En aplicaci¨®n de esa doctrina, el juez de vigilancia penitenciaria ha dictado un auto en el que se le reconocen m¨¢s de cinco a?os de redenci¨®n por el trabajo. Ello significa que los 15 que lleva detenido suponen tres cuartas partes de la pena efectiva a cumplir, y que es posible, por tanto, concederle ya la libertad condicional. S¨®lo un improbable recurso del fiscal militar paralizar¨ªa el procedimiento.
Saldr¨¢, por tanto, en aplicaci¨®n de la legalidad, y no como consecuencia de un indulto, como quer¨ªa una asociaci¨®n de fieles del militar golpista que lo solicit¨® para ¨¦l en varias ocasiones. La solicitud fue denegada por la ausencia de cualquier muestra de arrepentimiento por parte del condenado respecto al grav¨ªsimo atentado a la convivencia que protagoniz¨® en 1981. Tejero se ha negado siempre a ello, e incluso a solicitar personalmente el indulto. Est¨¢ en su derecho, porque todo el mundo puede elegir la postura en la que se encuentra m¨¢s favorecido e incluso retocar aquella en que fue retratado por la historia. Cabe recordar, sin embargo, que el 23 de febrero de 1981 la gallard¨ªa que se supone a los militares no estuvo representada por el hombre armado que amenazaba a los representantes de la soberan¨ªa nacional, sino por el general desarmado, Manuel Guti¨¦rrez Mellado, que le hizo frente y al que siempre recordaremos.
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