Espa?a negra, Espa?a blanca
De la pat¨¦tica vida de Arturo Pomar al esmero en la formaci¨®n de Paco Vallejo, triple medallista a los 14 a?os
Las biograf¨ªas del mallorqu¨ªn Arturo Pomar, de 65 a?os, y del menorqu¨ªn Paco Vallejo, de 14, solo se parecen en que ambos fueron ni?os prodigio y en su pasi¨®n por el ajedrez. Pomar, enfermo y retirado, rumia ahora la nostalgia de luna vida pat¨¦ticamente gloriosa: ensalzado por el franquismo como s¨ªmbolo de la posguerra y abandonado despu¨¦s, cuando inquietaba a la ¨¦lite sovi¨¦tica. Gracias a un mecenas, Vallejo recibe una atenci¨®n de lujo; sus tres medallas en los Mundiales infantiles le auguran un futuro brillante.
POMAR: del NO-DO al olvido
"El Mozart del ajedrez" y "el mejor embajador de Espa?a" eran algunas de las flores que Arturito Pomar recib¨ªa en Londres o en Hollywood, y tambi¨¦n en Madrid cuando era recibido como un h¨¦roe; el NO-DO y la prensa nacional le otorgaban un trato similar al que hoy se dedica a Indur¨¢in o Ronaldo. Eran los a?os cuarenta: bloqueo internacional, cartillas de racionamiento, pobres pero alegres. Los cantantes Joselito y Marisol, y el ajedrecista Pomar eran los ni?os que necesitaba el franquismo.
Todo empez¨® en 1943, cuando el insigne periodista, hoy octogenario, Manuel De Agust¨ªn convenci¨® en plena calle al general Moscard¨® (m¨¢ximo dirigente del deporte espa?ol por entonces) de que le liberase del servicio militar porque ya hab¨ªa luchado en la guerra: "Ante decenas de curiosos, le demostr¨¦ que el ajedrez es un deporte y le suger¨ª que yo ser¨ªa mucho m¨¢s ¨²til organizando el Campeonato de Espa?a". El campe¨®n de Baleares, Ticoulat, se neg¨® a viajar a Madrid porque hab¨ªa sufrido represalias pol¨ªticas y recomend¨® que se invitase a un ni?o de 11 a?os que triunfaba en las islas. Paralelamente, De Agust¨ªn manten¨ªa una lucha profesional contra Manuel Fern¨¢ndez Cuesta, director de Marca, que un d¨ªa le dijo: "El ajedrez no me interesa porque los jugadores est¨¢n locos. Pero te har¨¦ caso si me traes un fen¨®meno, una luci¨¦rnaga que alumbre nuestras p¨¢ginas".
Pomar, cuya madre le preparaba chocolate con bizcochos durante las partidas, termin¨® el, ¨²ltimo pero asombr¨®. Era lo que De Agust¨ªn necesitaba para gritarle a su director: "?Manolo, ya tengo la luci¨¦rnaga!". Aquel ni?o brill¨® sin cesar y, de paso, alivi¨® las penurias econ¨®micas de su familia dando exhibiciones de partidas simult¨¢neas por doquier. A los 12 a?os hizo tablas tras ocho horas en Gij¨®n con el campe¨®n del mundo, Alex¨¢nder Alekhine. A los 14 se proclam¨® campe¨®n de Espa?a y dej¨® at¨®nitos a los participantes del Torneo de la Victoria en Londres, donde qued¨® quinto. Los espectadores abarrotaban las salas donde actuaba y le aclamaban como a un torero desde los primeros lances.
Ese mismo a?o fue sometido a un examen psicot¨¦cnico por el doctor Jos¨¦ Escudero, cuyo diagn¨®stico fue claro: "Se trata de un superdotado, con una edad mental que corresponde a adultos superiores". Adem¨¢s, hac¨ªa gala de una tranquilidad id¨®nea para soportar la tensi¨®n de los torneos, como ilustra la an¨¦cdota que cuenta Rom¨¢n Tor¨¢n, actual presidente de la Federaci¨®n Espa?ola. Ambos compart¨ªan un apartamento durante el torneo de La Habana de 1952 cuando se produjo el golpe de estado de Batista. Tor¨¢n, muy asustado, encontr¨® a Pomar en el cuarto de ba?o: "?Arturo, hay una revoluci¨®n, tenemos que hacer algo!". Pero su colega no se inmut¨®: "S¨ª, lo he o¨ªdo en la radio", y continu¨® afeit¨¢ndose.
Como fruto de sus ¨¦xitos y enorme popularidad, Franco le recibi¨® dos veces en El Pardo. A pesar de que gan¨® bastante dinero en sus giras por Am¨¦rica, Pomar ve¨ªa un futuro incierto porque ser ajedrecista profesional en Espa?a era una extravagancia. En 1959, un a?o despu¨¦s de casarse, logr¨® una plaza en la oficina de Correos de Ciempozuelos (Madrid); esas dos decisiones le otorgaron una seguridad que se tradujo en una impresionante racha de ¨¦xitos en los dos a?os siguientes. Seg¨²n Antonio Medina, la otra estrella del ajedrez espa?ol de entonces, Pomar alcanz¨® en ese momento el c¨¦nit de su carrera: "Ten¨ªa una intuici¨®n asombrosa, que contrastaba con su escasa preparaci¨®n t¨¦cnica. Estaba capacitado para luchar contra la ¨¦lite sovi¨¦tica".
Pero se convirti¨® en una v¨ªctima de la Espa?a negra, pobre e inculta. Clasificado para el Interzonal (fase previa del Mundial) de Estocolmo de 1962, Pomar se encontr¨® en la frontera de Ir¨²n con su amigo Luis Eceizabarrena, que a¨²n recuerda su sorpresa: "Arturo era el ¨²nico de los participantes que viajaba s¨®lo, sin entrenador, para enfrentarse a 22 rivales dur¨ªsimos sin apenas
descanso. Me ense?¨® el ¨²nico apoyo t¨¦cnico que llevaba, un peque?o libro que val¨ªa 15 pesetas". En Correos le concedieron un mes de licencia sin sueldo; su esposa, Carmen, le dio los ahorros de la familia para que pudiera comer y comprar un regalo al funcionario que tuvo que ocuparse del trabajo de ambos durante el torneo. Tor¨¢n protest¨® a las autoridades deportivas, que le respondieron con una sanci¨®n.En Suecia, Pomar asombr¨® tanto que los sovi¨¦ticos llamaban a Mosc¨² para pedir consejos sobre c¨®mo derrotarle. Gan¨® a reputados maestros e hizo tablas con el legendario Bobby Fischer, que se compadec¨ªa de ¨¦l: "Pobre cartero espa?ol. Con lo bien que juegas, tendr¨¢s que volver a Poner sellos cuando termine el torneo". A falta de cuatro rondas estaba en el grupo de cabeza, pero totalmente agotado; cuando aplazaba una partida tras cinco horas su adversario pod¨ªa dormir porque los analistas estudiaban las continuaciones durante la noche mientras Pomar trabajaba hasta la extenuaci¨®n sin ayuda. S¨®lo consigui¨® un punto de los cuatro ¨²ltimos. Tras regresar a Espa?a comenz¨® a mostrar s¨ªntomas de deterioro ps¨ªquico que desembocaron en una vejez prematura despu¨¦s de tener siete hijos y ganar algunos torneos m¨¢s mientras continuaba trabajando en Correos. Hoy, a los 65 a?os, Pomar vive ensimismado en Sant Cugat (Barcelona); fuma sin cesar, juega con sus nietos, apenas toca el tablero y da t¨ªmidamente la raz¨®n a quienes aseguran que habr¨ªa luchado por el t¨ªtulo mundial si hubiera nacido en Rusia. Recibe una subvenci¨®n anual de 1,2 millones de pesetas de la Federaci¨®n Internacional y otra de 400.000 de la espa?ola. Carmen recuerda que nadie se preocup¨® de curar a su marido cuando se manifest¨® la enfermedad y ofrece un consejo a quienes cuidan de Paco Vallejo: "Que le traten bien y que le faciliten un desarrollo integral como ser humano".
VALLEJO: educaci¨®n de lujo
Cuando el menorqu¨ªn Paco Vallejo qued¨® subcampe¨®n del mundo infantil por segunda vez, hace tres a?os, su entrenador de entonces, Javier Ochoa, dio la voz de alarma: "Si queremos convertirle en el Ballesteros del ajedrez, es imprescindible la ayuda de las autoridades". Y su padre, ?ngel, tampoco lo ten¨ªa muy claro: "Me encantar¨ªa que mi hijo fuera un gran ajedrecista, pero no al precio de pasar penurias econ¨®micas". Hoy la situaci¨®n es mucho mejor gracias al colegio Marcote de Mondariz (Pontevedra), que concedi¨® una beca para que Vallejo, con un plan de estudios personalizado, vaya a clase por las ma?anas y se entrene por las tardes cada d¨ªa con el gran maestro Zen¨®n Franco. Este le augura un gran futuro: "Estoy muy impresionado por su talento y su ilusi¨®n, que se mantiene intacta durante el per¨ªodo cr¨ªtico de la adolescencia". Y su padre est¨¢ encantado: "Lo ¨²nico malo es que est¨¢ muy lejos de Menorca; s¨®lo le vemos de vez en cuando. Pero ha tenido mucha suerte, es un privilegiado". A Fernando Marcote, presidente de los colegios del mismo nombre, el mecenazgo del ajedrez le cuesta m¨¢s de 15 millones de pesetas al a?o; aproximadamente la mitad de esa cifra se destina a Vallejo. Marcote ha propuesto a la Federaci¨®n Espa?ola que se aplique el mismo sistema a otros chicos con talento; ¨¦l cubrir¨ªa la tercera parte de los gastos. Pero no ha recibido respuesta. Paco, que muestra una madurez impropia de su edad, es consciente de sus privilegios: "Los dem¨¢s me ven como un chico especial, pero yo me siento normal. Me he adaptado muy bien al colegio y a vivir lejos de mis padres. Recupero con facilidad las clases que pierdo por mis viajes porque nunca he tenido problemas con los estudios". Sus tres medallas no le impiden mantener los pies en el suelo: "La decisi¨®n de ser ajedrecista profesional depender¨¢ de mis resultados en los pr¨®ximos a?os. Si no son buenos optar¨¦ por una carrera normal, tal vez la de Inform¨¢tica". Como parte de su entrenamiento, practica el tenis de mesa, el f¨²tbol y el baloncesto. Es seguidor ac¨¦rrimo del Real Madrid y sufre durante los partidos de este equipo, pero mucho menos que si se apura de tiempo en una partida: "Cuando me quedan 15 jugadas para pocos minutos siento el coraz¨®n a toda velocidad. Es una locura infernal, pero as¨ª se fortalecen mis nervios y me curto como jugador".
La m¨²sica, las matem¨¢ticas y el ajedrez son las actividades humanas que han dado m¨¢s ni?os prodigio. Pero, en las tres disciplinas, la mejor producci¨®n de los artistas suele llegar en la madurez, no en la infancia. Entre ambas ¨¦pocas existe una tercera, la adolescencia, cuya traves¨ªa resulta un factor clave para intuir d¨®nde est¨¢ el techo de los talentos precoces y cu¨¢l ser¨¢ el desarrollo de su personalidad.
Vallejo est¨¢ ahora en esa traves¨ªa, y sus circunstancias permiten el optimismo porque sus mentores no persiguen la fabricaci¨®n de un genio que s¨®lo sabe jugar al ajedrez sino que cuidan su desarrollo integral como persona. La historia demuestra que esa actitud es la id¨®nea: casi todos los jugadores con serios problemas ps¨ªquicos o f¨ªsicos acaban fracasando deportivamente por muy portentos que sean. Adem¨¢s, la disciplina del entrenamiento cotidiano no ha roto el factor esencial: "Amo tanto el ajedrez como cuando era peque?o", asegura Vallejo.
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