Antonio Soler revive im¨¢genes de su ni?ez en "Las bailarinas muertas"

Antonio Soler (M¨¢laga, 1956) se encerraba en su cuarto, cuando era un ni?o, para mirar las fotos que mandaba su hermano mayor, que entonces era bailar¨ªn, desde los afamados cabar¨¦s del Paralelo. El escritor no recuerda con exactitud cu¨¢ndo decidi¨®

nvertir en literatura la Barcelona de los a?os sesenta contemplada a trav¨¦s de las noticias que un ni?o va teniendo de lo que all¨ª sucede: "Creo que llevaba muchos a?os trabajando en esta obra de manera larvada, pero la decisi¨®n empez¨® cuando vi que podr¨ªa recrear un argumento a partir de aquel ambiente. Ha sido como poner vida a las fotograf¨ªas que llegaban a casa por correo", asegur¨® ayer poco antes de la presentaci¨®n de Las bailarinas muertas (Anagrama), con la que gan¨® el Premio Herralde de Novela.

Las bailarinas muertas, la tercera novela de este autor que compagina la literatura con el periodismo y los guiones, se podr¨ªa situar a medio camino entre el thriller y las pel¨ªculas de Berlanga. El hermano del autor, que aparece en la fotograf¨ªa de portada del libro en uno de esos cabar¨¦s con cortinas de terciopelo rojo, no pudo leer la novela hasta que estuvo acabada, pero le ha dedicado el mejor piropo: "Reconozco lo que fue el Paralelo en esas p¨¢ginas", le dijo al concluir la obra.

El narrador de Las bailarinas muertas es el mismo de su libro anterior, Los h¨¦roes de la frontera. Y no es el ¨²nico personaje que se ha cruzado de una obra a otra. Una y otra con catalogadas por Soler como dos trabajos bien distintos. "La otra es una novela de estrellados. En ¨¦sta los personajes deciden poner buena cara ante la adversidad, pero no hay conformismo en ellos, siguen siendo rebeldes".