Envenenado calendario europeo
La construcci¨®n europea avanza en un doble frente -monetario e institucional- con un calendario envenenado que amenaza con enturbiar un proceso de por s¨ª complejo. La reforma del Tratado de Maastricht, una aut¨¦ntica remodelaci¨®n de la casa com¨²n europea para dar cabida a los pa¨ªses del Este, avanza con lentitud, en medio del recelo y la cautela de los actuales 15 inquilinos, dado el cambio de poder institucional que implicar¨¢ el gobierno de una comunidad formada por 20 o 25 pa¨ªses. Las negociaciones en curso para la reforma del tratado en los terrenos de la pol¨ªtica exterior, justicia, interior, defensa, medio ambiente, o empleo son poca cosa comparadas con las tensiones que genera la constituci¨®n de los futuros ¨®rganos de decisi¨®n de la Uni¨®n. ?Qui¨¦n tendr¨¢ el poder en la futura Europa ampliada y c¨®mo se tornar¨¢n la decisiones? El caledario de esta reforma decisiva, que abrir¨¢ la puerta a Polonia, Hungr¨ªa y Rep¨²blica Checa en una primera fase, est¨¢ de alguna forma condicionado por el otro frente, el de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria, verdadero motor del proyecto.El calendario del euro determina, por el momento, que en el primer semestre de 1998, dentro de 18 meses, se conocer¨¢n los pa¨ªses que pertenecer¨¢n al n¨²cleo duro europeo, es decir, al club de la moneda ¨²nica -que no com¨²n- de la Europa del futuro. El 1 de enero de 1999 entrar¨¢ en vigor la nueva moneda y en el 2002 desaparecer¨¢n las actuales monedas para exisitir el Euro como moneda ¨²nica. Los no el¨¦gidos deber¨¢n someterse, previsiblemente, a una dura pol¨ªtica de austeridad que determinar¨¢ su pol¨ªtica macroecon¨®mica durante el plazo necesario de reconversi¨®n para ingresar en tan selecto club.
La pregunta que muchos diplom¨¢ticos se platean es la siguiente: ?Qu¨¦ pasar¨¢ en los pa¨ªses que no ingresen en el n¨²cleo fundacional del euro, con la reforma del tratado de Maastricht??Estar¨¢n dispuestos los electores de esos pa¨ªses, y sus representantes, a hacer m¨¢s concesiones en el poder institucional de la UE, sin pertenecer al n¨²cleo duro que adoptar¨¢ las medidas econ¨®micas, y monetarias que regir¨¢n en la Uni¨®n? ?Tendr¨¢ el nuevo tratado, el llamado Maastricht II, posibilidades de ser ratificado en los pa¨ªses ¨¦xcluidos?
Alern¨¢nia y Francia, que se han constituido en arquitectos de la nueva Uni¨®n con la colaboraci¨®n entusiasta de Espa?a e Italia, -acogidas a la protecci¨®n del eje- parecen dispuestas a forzar la m¨¢quina frente al otro grande europeo, el Reino Unido, cuyo propio calendario pol¨ªt¨ªco complica el proceso. El Reino Unido tiene previsto celebrar elecciones durante la pr¨®xima primavera, es decir, en pleno proceso de conclusi¨®n, el nuevo tratado, en un pa¨ªs dividido por la cuesti¨®n europea. Las ¨¢cidas cr¨ªticas de Par¨ªs por la timidez europe¨ªsta del documento presentado, por la presidencia irlandesa y la redacci¨®n de un documento alternativo franco-germano; en la cumbre celebrada el lunes en N¨²remberg, parecen anunciar una aut¨¦ntica ofensiva del eje Par¨ªs-Bonn al margen de lo que, quiera o no quiera Londres. Francia y Alemania parecen avanzar en todos los frentes, incluido el militar, a un nuevo ritmo.
El Cosejo de Dubl¨ªn que comienza el pr¨®ximo viernes puede ser, en ese sentido, un aut¨¦ntico pistoletazo de salida en una carrera de medio fondo que ser¨¢ decisiva en el plazo de pocos meses si se respeta el calendario previsto. La hip¨®tesis contraria -que el calendario no se respete y se den nuevos plazos tanto para la convergencia econ¨®mica y monetaria como para la reforma del tratado- es algo que nadie se atreve a plantear. El riesgo de que el edificio, trabajosamente edificado se resquebraje si se paraliza o se ralentiza su construcci¨®n es demasiado grande.
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