Ascensos y derrotas
Con cierta satisfacci¨®n por el comunicado del Consejo General del Poder Judicial, jueces, magistrados, fiscales y funcionarios de la Audiencia Nacional se reunieron ayer en un almuerzo de homenaje al presidente saliente de la Secci¨®n Segunda de lo Penal, Jos¨¦ Antonio Jim¨¦nez-Alfaro, que cesara ma?ana, s¨¢bado, en su cargo para cubrir una vacante en la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo.La mesa del Casino de Madrid fue escenario, a la hora de los discursos, de un breve balance sobre el momento que atraviesa la Audiencia Nacional. All¨ª estaban Jim¨¦nez-Alfaro y su esposa; el presidente, Clemente Auger; el fiscal jefe, Jos¨¦ Aranda; los jueces Javier G¨®mez de Lia?o y Carlos D¨ªvar; algunos fiscales, como Olga S¨¢nchez y Luis Barroso, y varios magistrados de sala.
Siro Garc¨ªa reiter¨® algo que todos esperaban, a saber, que se iba. Lanz¨® algunas frases de construcci¨®n borgiana. "El bic¨¦falo sigue atacando".
?El bic¨¦falo? Siro Garc¨ªa impone por su cultura de buen lector. El bic¨¦falo no pod¨ªa ser m¨¢s que uno: el ex ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, que insiste en que sea en sede parlamentaria donde se discuta el futuro de la Audiencia Nacional.
Fue Clemente Auger quien salud¨® la promoci¨®n de Jim¨¦nez-Alfaro. "El de Jos¨¦ Antonio Jim¨¦nez-Alfaro es un ascenso, pero el traslado de Pepe Aranda y la renuncia de Siro Garc¨ªa son una derrota", dijo.
Jim¨¦nez-Alfaro recibi¨® como regalo una estatua de marinero, en atenci¨®n a una de sus aficiones personales, y dijo unas palabras afectuosas.
Mientras, por la radio se difund¨ªa la declaraci¨®n del Consejo General del Poder Judicial. Aquellas l¨ªneas en las que el presidente del CGPJ, Javier, Delgado, dej¨® constancia de un rechazo virtual a la ofensiva iniciada por Federico Trillo fueron recibidas por algunos como un manto de protecci¨®n. Otros, m¨¢s exigentes, esperaban una declaraci¨®n m¨¢s dura.
En la retina de los comensales hab¨ªa una imagen que dio la vuelta al mundo hace algunos meses. Aqu¨¦lla de un hombre alto y delgado, chapado a la antigua, que, tras estallarle una carta bomba enviada por ETA y destrozarle la mano en su despacho, baj¨® a la calle de Garc¨ªa Guti¨¦rrez y se fum¨® un cigarro en medio de la histeria general. ?se era Jim¨¦nez-Alfaro.
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