"Voy a iniciar una nueva vida"
Jos¨¦ Antonio Campuzano se ha retirado del toreo. El adi¨®s es irreversible. A sus 42 a?os de edad, 26 de ellos ejerciendo la profesi¨®n de torero, 23 como matador de alternativa, se ha cansado de la lucha. Una desconsideraci¨®n de Diodoro Canorea, empresario de la Maestranza de Sevilla -le neg¨® la plaza para torear como ¨²nico espada un festival ben¨¦fico-, precipit¨® la decisi¨®n. "Seguir no merec¨ªa la pena", explica el torero. "Y ahora, tranquilamente, sin olvidar cuanto ha sucedido pero tambi¨¦n sin rencores, voy a iniciar una nueva vida".Un negocio. Jos¨¦ Antonio Campuzano seguramente emprender¨¢ un negocio que no guarde vinculaci¨®n con el mundo de los toros. "Para vivir, me sobra", explica el torero. "Sin embargo, yo soy un hombre inquieto, convencido de que el trabajo dignifica, y montar¨¦ alguna empresa de mi agrado".
Es un experto del campo, pero no parece atraerle ninguna actividad agropecuaria. "El cultivo, la oveja, el cochino, todo ese mundo, lo domino sin ning¨²n problema", dice. "Tenga en cuenta que de chaval era cabrero y nunca me apart¨¦ de las faenas camperas. Pero requieren dedicarse de lleno y yo no voy a condenar a mi mujer y a mis hijos a permanecer encerrados en un cortijo. Si he luchado ha sido para darles un aut¨¦ntico bienestar".
A los 16 a?os, Campuzano ingres¨® en la escuela taurina de Gitanillo de Triana -tiempo adelante ser¨ªa su suegro- y era el alumno m¨¢s aplicado, hasta el punto de que renunciaba a los ratos libres y los dedicaba a entrenarse.
Desde entonces, no ha hecho otra cosa, en realidad, seg¨²n ¨¦l mismo revela: "Me entregu¨¦ al toreo tan en cuerpo y alma que ni un solo d¨ªa he dejado de prepararme. Yo lo ten¨ªa muy claro: quer¨ªa ser figura del toreo. Sal¨ªa al ruedo dispuesto a estar mejor que el de la derecha y el de la izquierda que me acompa?aban en el pase¨ªllo".
La llegada de Campuzano al toreo coincidi¨® con el 33. El 33 es el n¨²mero vergonzante de la picaresca -mejor ser¨ªa decir de la corrupci¨®nque aqueja a cierta parte del mundillo taurino. Se trata de que los toreros pagan el 33% de los gastos. Campuzano no dispon¨ªa del mill¨®n de pesetas que hac¨ªa falta para torear novilladas, tampoco lo consideraba decente, y decidi¨® tomar la alternativa.
"Aquello fue muy precipitado y supongo que negativo", comenta. "No s¨¦... Estaba muy verde y no pod¨ªa competir con aquella baraja de matadores que llenaban la fiesta en los a?os setenta, como Luis Miguel Domingu¨ªn, por cierto, mi padrino de alternativa; Paco Camino, El Viti, Diego Puerta, Paquirri y otros muchos. Tuve tardes importantes, cort¨¦ orejas en la Maestranza y en Las Ventas, pero no era suficiente".
?l no lo mencionar¨ªa a lo largo de la conversaci¨®n, mas la presencia de Jos¨¦ Antonio Campuzano en los carteles satisfac¨ªa a los aficionados, quienes ponderaban su progresiva calidad de lidiador.
"Poseo el valor justo" -Campuzano se explaya con sinceridad-, "y no soy lo que llaman artista. Tengo conciencia de mis limitaciones, aunque tambi¨¦n de mis capacidades, y s¨¦ que he ido enriqueciendo mi t¨¦cnica hasta alcanzar un nivel en el que puedo competir con cualquiera".
La temporada de 1976 dice Campuzano que fue, quiz¨¢ la mejor de a carrera. Y, sin embargo, sus mayores ¨¦xitos los consigui¨® durante la primera d¨¦cada de los a?os ochenta. "Bueno, una cosa es el refrendo del p¨²blico, otra tu satisfacci¨®n interior", explica el torero. "De todos modos, el af¨¢n de superaci¨®n acabar¨ªa dando resultados y consegu¨ª entrar en las grandes ferias con categor¨ªa de figura".-
Los peores sinsabores con que se encontr¨® Campuzano no fueron -seg¨²n su testimonio- ni la dureza de la profesi¨®n ni las secuelas de las cornadas. S¨ª el desacierto de sus apoderados. "Apoderados y empresas", matiza. "De aqu¨¦llos, casi ninguno supo formalizar las contrataciones de acuerdo con mi personalidad y merecimientos; ¨¦stas, me encasillaron arbitrariamente en las corridas duras. Y acabaron por desmoralizarme. Para el toro que suelen torear hoy las figuras me encuentro sobrado de madurez y de preparaci¨®n. En cambio ya no tengo ¨¢nimos para medirme con ese toro duro al que acabas dominando con mucho riesgo y resulta que el esfuerzo no te sirve para nada".
Jos¨¦ Antonio Campuzano hab¨ªa proyectado torear un festival en la Maestranza el pasado noviembre. Ofrecer en este festejo una excelente tarde de toros lo consideraba primordial para programar en 1997 una serie de actuaciones con las que se despedir¨ªa del toreo.
El festival ser¨ªa a beneficio de ANDE. Varios ganaderos ced¨ªan sus reses. Canorea apoy¨® en principio la idea. Ya estaba todo organizado, s¨®lo a falta de concretar fecha, cuando el propio Canorea le comunic¨®, inesperadamente, que no autorizaba el festival.
"La gota que colma el vaso: eso fue lo que provoc¨® Canorea", dice Campuzano. "Las empresas una vez m¨¢s... Una vez m¨¢s este empresario, del que nunca recib¨ª el trato que correspond¨ªa a mi categor¨ªa. Ya no merece la pena luchar y me retiro definitivamente. Con el orgullo de haber volcado lo mejor de m¨ª mismo en esta profesi¨®n, con la satisfacci¨®n de haber cuajado tardes memorables y consciente de que me encuentro en un momento de plenitud. Que es -as¨ª opino- como deben retirarse los toreros".
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