Bajo un volc¨¢n de caspa y laca

Espa?a venci¨® el s¨¢bado en el Festival de la OTI. Cinco siglos despu¨¦s de imponer un idioma, una religi¨®n y una picaresca a un continente, Espa?a demostr¨® que tambi¨¦n ha sabido vencer a la m¨²sica aut¨®ctona imponiendo melod¨ªas de ascensor v¨¢lidas como sinton¨ªa de culebr¨®n de sobremesa. A Cor¨ªn Tellado se le caer¨ªan las l¨¢grimas ante la evidencia de su sabia herencia cultural: "Cuando te beso es como estar en guerra en tiempo de paz" (Venezuela), "para encabezar la paz hay que empezarla a buscar primero en nuestros pechos" (Guatemala), "la chispa del cristal que ilumina tu risa", (Costa Rica)... Pero las letras de las canciones no superaron el genio literario de la pareja mutante en el papel de maestros de ceremonia (¨¦l, como escapado de un escaparate de Simago o una pel¨ªcula de David Lynch; ella, una replicante de rostro cincelado a golpe de Margaret Astor): "Demostremos al mundo de lo que somos capaces"... El resultado confirm¨® que somos capaces de lo peor.Bajo el volc¨¢n de la escenograf¨ªa del festival no hac¨ªa falta ser el c¨®nsul ingl¨¦s para sufrir alucinaciones. Hubo volcanes para todos los gustos: "Al calor del volc¨¢n que quema mis venas..." (M¨¦xico), "haciendo surgir un volc¨¢n de calor..." (Espa?a) y, claro, ese volc¨¢n ecuatoriano que dominaba el escenario como la monta?a de Encuentros en la tercera fase. Pero en este caso, los marcianos se hab¨ªan vestido de viscosa y pedrer¨ªa.

Nadie ha explicado nunca por qu¨¦ la OTI no premia el mejor peinado; francamente, ser¨ªa m¨¢s emocionante. El maquillaje tambi¨¦n se merece tina menci¨®n especial: el responsable del dise?o facial OTI 96, un tal V¨ªctor Hugo (sic), rindi¨® tributo a los cl¨¢sicos con gui?os al Jorobado de Notre Dame y Los miserables.

Pero ganamos con Mis manos ("manos para que toda Espa?a aplauda", grit¨® un Jos¨¦ Luis Uribarri descriogenizado para tan magna ocasi¨®n). Anabel Russ, empleando avanzadas t¨¦cnicas de camuflaje, lleg¨® vestida a lo Conchita Bautista, pero en salto de cama rosa y con un collar Maj¨®rica de tres vueltas que habr¨ªa hecho las delicias de la se?ora de Franco.

"Te juro que cuesta explicarlo"... Ser¨ªa un t¨ªtulo alternativo para esta cr¨®nica (la cita es buena, pero es de la canci¨®n argentina): el penoso sonido nos dej¨® sin las sutilezas de la prosopopeya festivalera (media retransmisi¨®n cont¨® s¨®lo con la referencia del sonido de sala), un play back fallido dej¨® en rid¨ªculo al ganador de la edici¨®n anterior, un realizador con s¨ªndrome Lazarov (pero sin el genio del rumano) se despach¨® a gusto con una c¨¢mara anam¨®rfica, un iluminador dalt¨®nico quem¨® cada plano general que le pon¨ªan a tiro, el presidente de Ecuador envi¨® un mensaje en v¨ªdeo al estilo de la escuela Jes¨²s Gil... No era, pues, de extra?ar que Christian, el presentador ecuatoriano de la gala, imitara el gesto p¨¢nfilo de Chucky, el mu?eco diab¨®lico, antes de cada susto al respetable. "Te juro que cuesta explicarlo", porque el festival de la OTI es una verg¨¹enza cat¨®dica, un insulto a la comunidad iberoamericana, representada este a?o bajo un volc¨¢n de caspa y laca.