Jacques Chirac inaugura en Par¨ªs la gran biblioteca so?ada por Mitterrand
Las cuatro torres de cristal simulan libros abiertos
El m¨¢s importante de los Grands Travaux proyectados por Fran?ois Mitterrand, la c¨¦lebre y muy criticada Tr¨¨s Grande Biblioth¨¨que (TGB), fue inaugurada ayer en Par¨ªs por su sucesor, Jacques Chirac, en compa?¨ªa de la viuda e hijos de su impulsor. Se trata de cuatro grandes torres de cristal de 79 metros de altura que se levantan junto al Sena, construidas en ¨¢ngulo recto -como cuatro libros abiertos- y erigidas en torno a un jard¨ªn que se hunde 23 metros respecto al nivel de acceso a los bloques acristalados.
La TGB se llama ahora Biblioth¨¨que Fran?ois Mitterrand (BFM), aunque lo cierto es que la realidad se parece poco a lo imaginado en un principio. La obra es gigantesca y sencilla a la vez, con el gusto por los grandes vol¨²menes y las formas simples que caracteriz¨® la pasi¨®n constructora del presidente muerto: pir¨¢mide para el Louvre, esfera para la Villette, cubo para la Defense o curva en el Instituto del Mundo ?rabe.En 1988 Fran?ois Mitterrand so?aba en una "biblioteca de nuevo tipo", un lugar en el que los investigadores podr¨ªan conectar sus ordenadores con las bibliotecas de todo el mundo. Ten¨ªa que ser la biblioteca que acabase con los libros, que iban a quedar encerrados en los transparentes rascacielos, componiendo con sus lomos multicolores un paisaje irreal. Abajo, en torno al jard¨ªn, en un claustro high-tech, los sabios y los alumnos iban a hermanarse ante unas pantallas en las que estar¨ªa materialmente todo: la letra impresa, la imagen, los sonidos, la memoria de veinte siglos.
La realidad ha querido que los libros queden protegidos de la luz por unas mon¨®tonas y uniformes paredes interiores, que las conexiones planetarias no sean tantas y que s¨®lo puedan digitalizarse los textos libres de derechos de autor y en cantidad accesible al presupuesto de cultura. Del sue?o queda el envoltorio, unas comod¨ªsimas sillas dise?adas por el arquitecto del conjunto, Dominique Perrault, y unas l¨¢mparas de lectura tambi¨¦n extraordinarias pero cuyo precio por unidad ronda el equivalente de 150.000 pesetas. Adem¨¢s, est¨¢n los m¨¢s de diez millones de vol¨²menes, consultables en su totalidad a partir de 1998, y un espacio de lectura bello y majestuoso.
Grandes presupuestos
La obra ha costado 8.500 millones de francos (212.000 millones de pesetas) y se prev¨¦ engulla, cada a?o y en concepto de costes de funcionamiento, otros mil millones de francos, es decir, el 7% del presupuesto del Ministerio de Cultura. La BFM, con sus 1.697 plazas abiertas a todos los lectores de m¨¢s de 18 a?os, que pueden acceder libremente a 350.000 ejemplares, y las 2.100 plazas -con 300 consolas audiovisuales- reservadas a los investigadores a partir de 1998- viene a sustituir la Biblioth¨¨que Nationale de France (BNF), que se hab¨ªa quedado vieja -el local era de 1666- y saturada.Para poder entrar en la BFM habr¨¢ que pagar 20 francos (500 pesetas) diarios o 200 francos para tener un carn¨¦ anual. Los libros y la plaza pueden reservarse desde casa, a trav¨¦s del sistema minitel, y se calcula que el tiempo m¨¢ximo que tardar¨¢ un volumen en llegar a la mesa de quien lo solicita y no ha hecho la prudente reserva es de 20 minutos. Cuatrocientos kil¨®metros de estanter¨ªas, atendidos por ocho kil¨®metros de ra¨ªles, y minivagonetas de transporte, guardar¨¢n los millones de libros sin que se prevea su saturaci¨®n hasta dentro de 30 a?os, tiempo suficiente, dicen los expertos, para que muchas obras hayan sido digitalizadas por sistema fotogr¨¢fico, comprimidas luego y almacenadas por fin en qui¨¦n sabe qu¨¦ soporte electr¨®nico.
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