EL CUADERNO DE ANDAR POR CASA
Saber a qu¨¦ se juega. Se oy¨® decir a un jugador del Barcelona: "El Real Madrid sabe lo que quiere, nosotros no". Un partido es siempre una inc¨®gnita abierta a imprevistos inquietantes. Porque toda incertidumbre guarda, una amenaza, el jugador sufre en la espera. A la inseguridad hay que desdramatizarla y para eso sirve la iron¨ªa. Maradona sol¨ªa llamar a gritos a su mam¨¢ en los partidos finales de M¨¦xico 86: "Tota, ven a ayurme que estoy cargadao...". onfesar abiertamente el miedo previo suele producir adhesiones. Al final de mi carrera yo sol¨ªa hacer comentarios del tipo: "No s¨¦ lo que me pasa, pero cada d¨ªa estoy m¨¢s nervioso antes de un partido". A los dos minutos ten¨ªa la confesi¨®n c¨®mplice de todo el vestuario. En esos momentos nada castiga tanto como las dudas y el entrenador debe reduc¨ªrselas a sus jugadores con precisiones simples que los ayuden a sentirse menos ex puestos y exigencias colectivas que los ayuden a sentirse menos solos. Si el jugador sabe que sus intenciones ser¨¢n valoradas antes que los errores; si entiende lo que se espera de ¨¦l y cu¨¢les son sus obligaciones, la mitad de la incertidumbre queda resuelta. La angustia restante es provocada por la idealizaci¨®n del p¨²blico, a quien hay que llenarles sus caras expectativas. Para eso no hay otro remedio que la valent¨ªa.La belleza moral del f¨²tbol o Guardiola. Debe ser dif¨ªcil y hermoso ser algo m¨¢s que un jugador en un club que es algo m¨¢s que un club. Guardiola lo es, lo sabe y le gusta; se le nota en el gesto apasionado, en la inteligente sensualidad de cada toque, en su innegociable idea del juego, en el compromiso de sus declaraciones. El periodista Antonio Pippo escribi¨® un hermoso libro sobre Obdulio Varela, el m¨ªtico medio centro uruguayo, y cuando quiere encontrarle el alma al misterio del f¨²tbol uruguayo la encuentra en Juan Pintos: "Aquel mort¨ªfero puntero izquierdo de la selecci¨®n, que jugando a los cuarenta en un pueblecito del interior, cobraba en kilos de carne por partido". Evoco la pureza de la an¨¦cdota porque tambi¨¦n hay algo de ingenuidad en la rabia competitiva de Guardiola; a su juego se le nota el orgullo del barrio, se le adivina la ¨¦tica de intentar ganar mereci¨¦ndolo, se le descubre la infancia rebelde a la derrota, se le asoma el bocadillo en el bolso, se le notan, en fin, las ganas de que sea domingo otra vez (siempre domingo) para jugar el partido so?ado mil veces en la interminable espera. El individualismo, cada d¨ªa m¨¢s castigado por aquellos entrenadores que no saben respetar la diferencia, tiende a desaparecer. Se tiende al colectivismo, que consiste en con vertir la excelencia en una pieza del gran mecafio que es el equipo. Guardiola no se deja. El medio centro debe ser el jugador que pone la casa en orden. Si tiene categor¨ªa (humana y futbol¨ªstica), como Pep, la casa la amueblar¨¢ ¨¦l; si sus convicciones son blandas (me sobran los ejemplos), tarde o temprano har¨¢ lo que le manden y aunque se disfrace de organizador, s¨®lo ser¨¢ el en cargado de hacer la limpieza.
Para seguir con Uruguay, cuentan que cuando Tito Borjas le dio el pase de gol a H¨¦ctor Scarone, no le dijo "?tuya, H¨¦ctor!", sino "?suya, H¨¦ctor!", porque el respeto era demasiado. Como el que yo le tengo a Guardiola: suya, Josep.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.